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El fútbol está de duelo: falleció Alfredo Di Stéfano

Martes, 08 de julio de 2014 01:17
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El argentino Alfredo Di Stéfano, gloria del fútbol mundial que sobresalió en Real Madrid, falleció ayer a los 88 años, tras una crisis cardíaca que obligó a su internación el sábado pasado. El deceso del emblema y presidente honorario de la entidad “merengue” se produjo en el hospital Gregorio Marañón de la capital española.

Di Stéfano, que obtuvo como jugador cinco títulos de las llamadas Copas de Europa, también condujo a sendos campeonatos a Boca Juniors (Nacional 1969) y River Plate (Nacional 1981) como entrenador.

De acuerdo a lo consignado por distintos medios periodísticos españoles, Di Stéfano, quien llegó a Europa en 1953, resultó “el jugador más importante de la historia del conjunto blanco y uno de los grandes del fútbol mundial”. De hecho, la FIFA lo designó como uno de los “cinco mejores futbolistas del siglo XX”, junto a Pelé, Diego Maradona, Johan Cruyff y Franz Beckenbauer.

Di Stéfano nació el 4 de julio de 1926 en el barrio porteño de Barracas. Luego se mudó a Flores (en las inmediaciones de Carabobo y Directorio), cuando ya soñaba con ser jugador de fútbol. A los 18 años, en el torneo de Primera División 1945, debutó oficialmente en River Plate enfrentando a Huracán, con victoria 2-1.

“Socorro, socorro. Ahí viene la Saeta con su propulsión a chorro”, fue el cantito que surgió por esos años, aludiendo a la velocidad de este delantero. Esa característica le valió el apodo con el que fue conocido por el resto de sus días: la Saeta Rubia.

Casualmente, al año siguiente (1946) pasó a Huracán, a préstamo desde la entidad “millonaria”, y anotó 10 goles en 25 partidos. Volvió a la institución de Núñez y empezó a exhibir sus dotes de goleador implacable: 27 festejos en 29 partidos (1947). Di Stéfano continuó jugando en el elenco riverplatense por dos temporadas más, hasta 1949, para luego emigrar a Colombia y recalar en el Millonarios de Bogotá, donde jalonó una carrera singular con 90 tantos en 101 partidos (1949-1953).

Esas conquistas despertaron el interés de un Real Madrid que enseguida vio cómo ese jugador rubio y con “características de alemán”, tal como lo definían las crónicas de época, podía brindarle satisfacciones. Y la profecía se cumplió.

Di Stéfano debutó como jugador “merengue” en setiembre de 1953 contra el Nancy de Francia, en un amistoso. Fue derrota por 4-2, pero el argentino marcó su primer gol con la camiseta blanca.

Cuando se le consultaba respecto de quién, a su juicio, resultó el mejor jugador de todos los tiempos, Di Stéfano sentenciaba a quien quisiera escucharlo: “(Juan Carlos) Muñoz, (José Manuel) Moreno, (Adolfo) Pedernera, (Angel) Labruna y (Félix) Loustau. Elija el que usted guste”, en referencia a los cinco integrantes de la histórica “Máquina” de River.

La época de esplendor en la Península Ibérica

Con la llegada de Di Stéfano, Real Madrid consiguió ocho ligas (1953-54, 1954-55, 1956-57, 1957-58, 1960-61, 1961-62, 1962-63, y 1963-64) y una Copa del Generalísimo (1961-62). También obtuvo cinco Copas de Europa consecutivas (desde 1956 a 1960), más una Copa Intercontinental (1960). Esas conquistas le valieron el romance eterno con la entidad madridista. Su último partido oficial con Real Madrid fue en mayo de 1964, en la caída 1-3 ante Inter de Milán por la final de la Copa de Europa. También vistió la camiseta del Espanyol de Barcelona por dos temporadas (1964-1966) para dar paso a su carrera como DT. 
Precisamente, como director técnico, Alfredo logró su primer título en la Argentina, cuando condujo al Boca campeón del Nacional 1969, tras ese recordado empate 2-2 en el estadio Monumental que permitió la consagración de un equipo xeneize en el que brillaban el peruano Julio Meléndez, Silvio Marzolini y Norberto “Muñeco” Madurga, entre ot    ros. 
Tuvo otro paso como técnico en la Argentina y también fue exitoso. En 1981 y para suplir la salida de otro prócer riverplatense como Angel Labruna, el presidente de aquel entonces, Aragón Cabrera, contrató a Di Stéfano para que se siente al banco y conduzca a un elenco repleto de figuras. Conocido por su fuerte temperamento y por su figura de “cascarrabias”, no le tembló el pulso para dejar en el banco al crack de ese entonces Norberto Osvaldo Alonso; postergó al “10 millonario” por excelencia y le dio esa camiseta a una gloria del fútbol argentino como Mario Kempes (campeón del mundo en 1978), quien se erigió en figura en el título del Nacional 1981. 
Di Stéfano se quedó en España y no se fue más. En noviembre de 2000 fue designado presidente honorario del Real Madrid. En diciembre de 2005 sufrió un ataque al corazón del que se repuso en Valencia. 
En mayo de 2006, la entidad merengue inauguró en su filial, el Real Madrid Castilla, un estadio que lleva su nombre. 

No jugó ningún Mundial

La cuenta pendiente de Alfredo Di Stéfano fue no haber disputado ningún Mundial, ya que antes de nacionalizarse español, en 1956, no pudo disputar Suiza 1954 con la Argentina, y luego en España no pudo clasificarse al siguiente torneo, que se realizó en Suecia en 1958. 
En el camino hacia Chile 1962 fue clave en la clasificación española, pero una lesión lo dejó afuera de la cita a último momento. La marca fue de 31 encuentros con 23 tantos. 
Su carrera fue reconocida con dos Balones de Oro (1957-59) y la FIFA lo calificó en 2000 como el “mejor futbolista de los últimos 70 años”. Además, fue uno de los primeros en ser integrante del Salón de la Fama y ha recibido la Orden del Mérito de la FIFA (1994). 
A su vez, la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) lo eligió tercer mejor jugador europeo del siglo XX y de Sudamérica, y cuarto del Mundo

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