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La cocina wichí y su agreste belleza chaqueña

Viernes, 15 de agosto de 2014 00:41
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Como sabemos, las cocinas regionales están tomando otro tipo de auge. Es que aportan a la experiencia del comensal su singularidad inherente y la experiencia que han tenido generaciones en torno a los platos. De esta manera se habla constantemente en las cocinas nacionales sobre la alimentación de la Puna y de los Valles, de sus productos y de sus grandes valores alimenticios. Pero, no sucede así con las culturas del Chaco. En esa agreste geografía, sin embargo, nos esperan platos únicos, a los que hay que ir conociendo sobre todo para ampliar ese extenso menú que abre Salta junto a los numerosos pueblos que la componen.
La cocina del Chaco
De esta manera llegamos hasta los platos wichí. La comunidad originaria que más ha crecido en estas últimas décadas es, sin embargo, una desconocida para la mayoría de los salteños. Pero hay una cocina con productos propios que vale la pena dar a conocer.
Antes que nada debemos señalar que se trata de una alimentación tradicional que ha visto, por obra del desmonte, reducir su campo de acción. Quizás esta realidad hable también de la urgencia de ir al rescate de esa cocina salteña, misteriosa para los gastrónomos locales.
El medio ambiente que rodea al pueblo wichí le proporciona alimentos vegetales, animales y anfibios únicos en su tipo. La mayor parte de sus alimentos fue tradicionalmente la caza, la pesca, la recolección y esporádicamente el cultivo.
La miel y el algarrobo son principales comidas dulces. En la mesa, se destacan el sábalo y la iguana, aunque son muchos los ejemplos de esta cocina tan particular.
"Tortuga en su caparzón"
Una "delicatessen" que puede impresionar a los menos inclinados a probar nuevos sabores, es si dudas la "tortuga en su caparzón". Se necesita, claro, una tortuga con su caparazón, una cebolla, una zanahoria chica, un diente de ajo, papas, un pimiento, polenta, condimento y sal a gusto.
Según los cocineros, se saca del fogón las brasas mas lindas. Sobre las brasas se coloca el caparazón y dentro los pedazos de tortuga, los ingredientes y agua.
A este preparado se lo deja cocinando a fuego lento, muy despacio. Se debe observar cuando el preparado se va y se le va agregando más agua, sin dejar que se seque. Se agrega mas agua hasta que se desarme la carne. Por último se agrega un poco de harina de polenta y se sigue revolviendo unos 10 minutos.




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