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Desalojo y desprolijidades en un barrio construido por el IPV

Jueves, 08 de octubre de 2015 00:00
Los inspectores durante la notificación de desalojo en el barrio.
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Tras cuatro años que una familia ocupara ilegalmente una casa del barrio 238 Viviendas, en el sector sur de la ciudad de Orán, quedó en evidencia una curiosa situación: el inmueble no figura en ningún catastro, por lo tanto nunca se cobraron la cuota ni los servicios públicos.
Esto demuestra la falta de control y desprolijidad del Instituto Provincial de Viviendas, que entregó en mayo de 2011 el barrio, y esa casa quedó a medio terminar y deshabitada. Como en toda irregularidad, una familia vio la oportunidad y decidió ocupar la vivienda. Pero el lunes pasado, una comisión de inspectores del IPV junto a la Policía llegó para desalojar aduciendo que tiene dueño.
El ocupante ilegal, Renzo Facundo Ledesma, junto a su mujer y dos hijas, anticipó que no se irá del lugar y presentará un recurso de amparo en la Justicia. "Yo estoy inscripto hace cuatro años y fui al IPV para conocer la situación de esta casa, pero no me dieron respuestas porque la propiedad ni figura en los papeles. Necesitamos una vivienda y tengo claro que la ocupamos ilegalmente. Pero, ¿cómo es que recién ahora aparece un supuesto dueño?", pregunta Ledesma.
Hasta ahora, desde el Instituto no hubo aclaraciones al respecto y, según trascendió, los funcionarios buscan los papeles para explicar esta desprolijidad que generó mucho revuelo en Orán.
El joven contó que la casa no tenía los artefactos del baño ni las conexiones a los servicios, por lo que se hizo cargo de terminar esos detalles para habitarla.
"Con el tiempo la fuimos acondicionando e inclusive fui a Salta al IPV para plantear la situación. Quería hacer los papeles para pagar. La sorpresiva respuesta fue que, al tratar de individualizar la unidad habitacional, la misma no existe, no aparece en los planos, no tiene catastro, nada y por eso ni se emiten boletas de pago de ningún tipo. Mostré fotografías ante el organismo y me decían que no podía ser, pero que mandarían un personal del IPV para ver la situación", relató Ledesma.
Con el tiempo recibió frecuentes visitas de personas en móviles supuestamente del IPV para decirle que debía irse, pero nunca con notificaciones oficiales, hasta que el lunes le entregaron una notificación para que desaloje la casa.
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