Lleno de luz y color. Así es el nuevo espacio en el que podrán albergarse seis niños con un padre o tutor, durante el tiempo que requiera el tratamiento para la contención y el apoyo integral al niño con cáncer y a su familia. Es exclusivamente para niños con tratamientos hemato-oncológicos que provengan del interior y no tengan recursos. Generalmente son niños que realizan su tratamiento en el Hospital Público Materno Infantil. Allí se los va a proveer de todo lo que necesitan. En cuanto al recurso humano, trabajará allí personal de limpieza, un asistente social, una psicóloga y una psicopedagoga. "Es importante para mí destacar el trabajo del Gobierno provincial, porque se planteó la necesidad de la casa y desde allí vino un compromiso que se cumplió", dijo.
Desde su creación, la fundación siempre trató de dar albergue a los niños. En una casa de Parque Belgrano que les prestaban y en el club Popeye, que intentarán mantener para que más niños, los que así lo requieran, puedan alojarse ahí.
Por nuevas metas
La sala de oncología en un sector del Hospital Público Materno Infantil es el próximo sueño. Se trata del sueño más grande de esta fundación, que desde que comenzó su historia hace 10 años, ya ha dado apoyo y contención a más de 350 niños y a sus familias.
En noviembre del año pasado Guadalupe Colque ganó el premio Abanderados de la Argentina Solidaria: $200 mil y un auto. El dinero lo destinará a esa sala, que es mucho más costosa (valuada estimativamente en $8 millones). El presupuesto aún no fue aprobado por Obras Públicas.
Guadalupe vio el cáncer infantil de cerca. En 2003 su hija menor Selena, de dos años, fue diagnosticada con leucemia. Un año después decidió, junto a otros padres, crear HOPE para ayudar y contener a otras familias que pasaban por la misma situación. Hoy Selena tiene 13 años y lleva una vida normal. Es un testimonio vivo de que el cáncer infantil puede revertirse.
HOPE significa Hematología Oncológica Pediátrica y, coincidentemente, en inglés, significa esperanza. Y la esperanza es la bandera de esta fundación, que en una década ha brindado atención a centenares niños y a sus familias.
"Los niños son nuestro futuro. Entonces es nuestra responsabilidad asegurarnos de que gocen de sus derechos en términos de cuidado, disfrutar de su niñez, darles lo que merecen equitativamente y que no dependa del lugar en el que estén la posibilidad de que mueran o vivan. Vivir una vida plena, donde quiera que estén", coincidía Guadalupe junto a miembros de otras fundaciones.
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Lleno de luz y color. Así es el nuevo espacio en el que podrán albergarse seis niños con un padre o tutor, durante el tiempo que requiera el tratamiento para la contención y el apoyo integral al niño con cáncer y a su familia. Es exclusivamente para niños con tratamientos hemato-oncológicos que provengan del interior y no tengan recursos. Generalmente son niños que realizan su tratamiento en el Hospital Público Materno Infantil. Allí se los va a proveer de todo lo que necesitan. En cuanto al recurso humano, trabajará allí personal de limpieza, un asistente social, una psicóloga y una psicopedagoga. "Es importante para mí destacar el trabajo del Gobierno provincial, porque se planteó la necesidad de la casa y desde allí vino un compromiso que se cumplió", dijo.
Desde su creación, la fundación siempre trató de dar albergue a los niños. En una casa de Parque Belgrano que les prestaban y en el club Popeye, que intentarán mantener para que más niños, los que así lo requieran, puedan alojarse ahí.
Por nuevas metas
La sala de oncología en un sector del Hospital Público Materno Infantil es el próximo sueño. Se trata del sueño más grande de esta fundación, que desde que comenzó su historia hace 10 años, ya ha dado apoyo y contención a más de 350 niños y a sus familias.
En noviembre del año pasado Guadalupe Colque ganó el premio Abanderados de la Argentina Solidaria: $200 mil y un auto. El dinero lo destinará a esa sala, que es mucho más costosa (valuada estimativamente en $8 millones). El presupuesto aún no fue aprobado por Obras Públicas.
Guadalupe vio el cáncer infantil de cerca. En 2003 su hija menor Selena, de dos años, fue diagnosticada con leucemia. Un año después decidió, junto a otros padres, crear HOPE para ayudar y contener a otras familias que pasaban por la misma situación. Hoy Selena tiene 13 años y lleva una vida normal. Es un testimonio vivo de que el cáncer infantil puede revertirse.
HOPE significa Hematología Oncológica Pediátrica y, coincidentemente, en inglés, significa esperanza. Y la esperanza es la bandera de esta fundación, que en una década ha brindado atención a centenares niños y a sus familias.
"Los niños son nuestro futuro. Entonces es nuestra responsabilidad asegurarnos de que gocen de sus derechos en términos de cuidado, disfrutar de su niñez, darles lo que merecen equitativamente y que no dependa del lugar en el que estén la posibilidad de que mueran o vivan. Vivir una vida plena, donde quiera que estén", coincidía Guadalupe junto a miembros de otras fundaciones.