inicia sesión o regístrate.
Lamentablemente su salud jugó una mala pasada y todo quedó en la nada. Pero hoy vamos a rescatar el aspecto histórico de los algarrobos ubicados en el Matadero Municipal, en España al 200 y el del exrío Arias (Gral. Paz al 1100).
El algarrobo del matadero
Si aceptamos que este hermoso ejemplar es más que centenario, como decía el ingeniero Neuman, bien podríamos imaginar que, al momento de la habilitación del Matadero Municipal (1882), este ejemplar puede haber sido un pequeño arbolito y habría sido testigo del lento crecimiento del sur de la ciudad desde fines del siglo XIX. También debe haber estado en las numerosas inundaciones causadas por el río Arias, cuyas aguas pasaban por los fondos del matadero.
Por mucho tiempo, la actual calle Santa Fe fue la única vía de contacto que había entre la ciudad y el matadero construido cerca del río para facilitar la evacuación de los deshechos.
Y así, de a poco, la polvorienta calle Santa Fe se fue poblando mientras nuestro algarrobito, ubicado en la actual avenida Independencia crecía lentamente. Ni siquiera los arreos que permanentemente pasaban cerca de él pudieron tumbarlo. Sin embargo, el mal entendido progreso lo mutiló (poda, dicen) allá por los años 60 del siglo pasado. Después vinieron otras más.
El algarrobo del centro
Está ubicado en el interior de una playa de estacionamiento ubicada en calle España (256). Por su diámetro, deducimos que es contemporáneo del ejemplar del matadero. Lo conocí en los años 70 cuando ya era casi tan robusto como ahora. Daba sombra al patio de una casa de la familia Arias. Su follaje estaba bien conservado, no había sufrido poda alguna y de lo alto de la copa pendía una cadena oxidada, una roldana y un arco con ganchos en los extremos. Este detalle nos permitió deducir que allí se descuartizaban animales sacrificados en el lugar. Esto puede haber sido a principios del siglo XX, a metros nomás de la casa de Pajarito Velarde y del Colegio del Huerto. En la actualidad, está saludable, aunque sufrió una poda. Ya no tiene la cadena, la roldana ni el gancho para faenar las reses.
Los cierto es que este añejo algarrobo también fue mudo testigo del crecimiento de la ciudad. Por ende debería ser incluido en un circuito turístico peatonal, pues se trata de un hermoso ejemplar de la flora autóctona ubicado a solo dos cuadras de la plaza 9 de Julio. Un privilegio.
El algarrobito del río Arias
Como sabemos, a fines de los años 40, Obras Sanitarias de la Nación resolvió trasvasar el río Arias hacia el Arenales, obra hidráulica que se realizó aguas arriba. Por ello, aproximadamente en 1948 el río Arias se secó, el puente Vélez Sarfield (1928) quedó solo y sobre el viejo cauce nació una escuela nacional y el barrio San Antonio. Pero, por entonces, quizá en los últimos años del río Arias, donde moría la Gral. Paz, nació un arbolito, un algarrobo que hoy luce esbelto en la breve vereda oeste. Está al borde mismo de lo que era la barranca norte del Arias, a metros de la calle Vidt.
Según los vecinos, el arbolito ya estaba ahí cuando nació el barrio Vélez Sarfield (1965). Y si es así, este joven ejemplar también fue testigo del crecimiento de la barriada de la exbanda norte del río. Conoció la calle Vidt de tierra y a la Jujuy cuando terminaba en el río. Vio cuando sobre el viejo cauce se construía el canal de piedra y más tarde el nacimiento de nuevos barrios.
En la última dictadura salvó su vida por un pelo, pues una topadora se lo podría haber llevado puesto cuando se alargó la Gral. Paz. Pero ahí está, esbelto, golpeado, pero sano, esperando también atenciones y cuidados. Se lo merece, ese algarrobito bien podría tener el privilegio de haber visto correr, por última vez, las aguas del río Arias, aguas que ya no volverán.