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Tenía solo 6 años de edad, pero pese a su corta edad aceptó su destino y miró hacia adelante. Apoyado por sus papás, desde entonces luchó para practicar deportes variados, pero especialmente natación.
Ahora, con 16 años, ya lleva unos cuantos torneos sobre sus espaldas y sigue rompiendo barreras.
Este adolescente de la localidad de Aguas Blancas se ha convertido, en diez años, en un deportista destacado, sus estilos predilectos son libre y espalda, y su calidad deportiva lo llevó a obtener medallas compitiendo con nadadores convencionales. Hace un tiempo conoció a su entrenador, Julio Sosa, quien lo motivó para llegar hasta el Cenar -Centro Nacional de Alto Rendimiento-, con el objetivo de ser parte del equipo de Federación de sillas de ruedas -FaDeSiR-.
Desde ese día incorporó nuevos retos deportivos en su cabeza y en su cuerpo, y ahora sueña con participar en los Juegos Paralímpicos Río 2016.
Entrenamiento duro
Orlando quiere ir poco a poco. Dos meses después del accidente volvió a jugar con sus amigos en la calle, tomó su bicicleta y empezó a pedalear. "Al poco tiempo mis padres me llevaban a un club en Bermejo (Bolivia), que está muy próximo a nuestra ciudad, para que aprendiera a nadar. Era más fácil cruzar el río en chalana que viajar a diario a Orán para entrenar", recuerda en su charla con El Tribuno.
Allí comenzó su pasión por la actividad física. "El deporte se ha convertido ahora en una necesidad para mí. Si no lo practico, lo noto mucho en mi cuerpo y mi mente", asegura.
Su padre es peluquero y su mamá es ama de casa. Siempre supieron que él llegaría lejos, porque nunca se dejó caer. Cursa el cuarto año del colegio secundario, es arquero del equipo de fútbol de su pueblo, destacado nadador, compite en motociclismo y ahora se le abrió la oportunidad de incursionar en el atletismo
Aunque no se lo propone, sin dudas es un ejemplo a seguir. "Si consigo despertar algo en alguien, ya habrá valido la pena", afirma.
Entrena todos los días y una vez a la semana viaja a Orán para que su profesor, Julio Sosa, evalué sus avances.
El joven atleta no busca demostrar nada a nadie, "pero intento transmitir que se pueden hacer más cosas de lo que uno piensa, ya sean personas con o sin discapacidad", explica.
Orlando disfruta de cada disciplina al máximo. "Cada una te aporta cosas diferentes. A lo mejor lo que me cuesta más es saltar, pero con la natación me va muy bien. Igual disfruto con todo. Sé que puedo hacer lo que me proponga porque el límite está en la cabeza, no en mi cuerpo", asegura.