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Laberintos humanos. Mal carácter
Aquel, les dijo Juan a Pedro, Pablo y Esteban Franco, es al que Cristo dio a su madre por hijo cuando lo crucificaron. Ya antes atestiguó algunos de sus milagros más conocidos, como la transfiguración, pero gozaba de la fama de tener mal carácter.
Ignorando la dimensión de la misión de Jesús, le había pedido un lugar de privilegio en su reino, y no toleraba a quienes no escuchaban su divino mensaje. Dicen que fue a predicar por España cuando a María le llegó la última hora. Ella pidió que estuviera a su lado en esa hora, y Santiago fue trasladado por milagro a Palestina, donde poco después murió herido por una espada.
Se dice que cuando los moros invadieron España, regresó ecuestre para pelear del lado de los cristianos, pero cuando estos invadieron América, siguió peleando a su lado para extender sus conquistas. Así pasó de ser un pescador a quien Nuestro Señor le pidió que lo siguiera, a ser el guerrero que todos conocemos.
Espada en mano, es uno de los invencibles del Angélico Regimiento, y uno de a quien más cuidado deben tener en no herir para no desatar la cólera divina. Evítenlo en la batalla, les dijo Juan a Pedro, Pablo y Esteban Franco antes de que recomenzara la batalla contra los Varela en la que los bárbaros motoqueros eligieron la ayuda de los santos guerreros, y los tres paladines las palabras de San Juan.
Y desde la carreta de flamígeras ruedas, el Santo les siguió presentando a cada uno de los aliados a quienes tenían que enfrentarse en las ruinas de hierro y cristal de Huichaira.