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Laberintos humanos. San Jorge
Pablo le contaba a Carla Cruz los pormenores de la batalla en la que con su hermano y Esteban Franco terminaron por pasarse del lado de los Varela. Le contaba de cuando San Juan les presentó, sobre un carruaje de ruedas flamígeras, a los miembros de Angélico Regimiento que militaban en el bando enemigo.
Y entonces les mostró a San Jorge, quien venciera al dragón que reclamaba doncellas. Cuentan, les dijo el Santo, que Jorge cabalgaba cuando escuchó la historia, y conoció a la doncella que iba a ser entregada como ofrenda a la bestia. No era de quienes se quedan callados ante la injusticia, y decidió actuar.
Fue hasta la puerta de la cueva del dragón, lo venció y lo obligó a presentarse ante la muchacha para ir con ella, manso, a misa. Desde entonces es uno de los héroes invictos de las tropas celestiales, y cuando se les dio a los Varela y a ustedes la posibilidad de elegir entre el Celestial Regimiento y mi consejo, fue con ellos y mi voz está con ustedes.
Y con ellos están los Arcángeles Arcabuceros, que derrotaron alguna vez a Luzbel y luego a cada deidad pagana que pretendía frenar las pretensiones del rey de España, y a ninguno de ellos ustedes deben herir en el combate porque lastimarían carne sagrada. Evítenlos, les aconsejó San Juan a Pedro, Pablo y Esteban Franco.
Pero así estamos condenados a la derrota, dijo Pedro en esa ocasión. Apenas si podremos defendernos de la furia de los Varela, dijo y Juan lo corrigió diciendo que ellos tienen de su lado a los intocables, pero ustedes tienen mi buen consejo.