Esta docena de mujeres, que forman parte de un grupo de 30 voluntarias, son las del grupo de floristas de la Catedral. Ellas organizan y disponen de la mejor manera las flores que ofrendan a sus santos patronos.
Las floristas son herederas de un legado familiar que data del siglo XIX. "Mi bisabuela y mi abuela también se ocupaban de los arreglos florales del Señor y la Virgen del Milagro. En aquella época, plantaba sus propias flores y las traían a la Catedral. Esto vino de la mano de Florencia González de Ovejero, quien era mi bisabuela. Sus hijas mujeres son las que, en orden descendente, se hicieron cargo de esta labor", explicó Inés Figueroa a El Tribuno, mientras disponía claveles y follaje para la imagen de la Virgen.
Hoy, el recambio generacional está presente: las nietas de muchas de estas mujeres ya participan de las tareas que se organizan para la fiesta de los patronos de Salta. Por ejemplo, la nieta de Inés, Ana Duran, es una de ellas. "Vine cuando era muy chiquita, a los 10 años, acompañando a mi abuela. Desde el año pasado que empecé a venir todos los días que se reúnen y me encanta estar acá. Además ellas enseñan a armar los arreglos", contó Ana de 16 años.
"El tiempo que tenemos aquí no corre para nosotras. Se lo dedicamos al Señor y la Virgen del Milagro. Es nuestra ofrenda", explicó Irene Bordón de Wayar. Ella, como el resto de las mujeres del grupo, tiene afición por la jardinería. Todas comparten el amor y la admiración por la flores y las plantas, que con esta tarea voluntaria ponen al servicio de sus santos. Este año se reunieron desde el 25 de julio y a partir de allí empezaron con su trabajo. Armaron los arreglos florales para las misas de los colegios y las instituciones. El recambio de las flores se hace los martes y sábados. El trabajo se multiplica cuando inicia la novena. A partir de ese momento, el recambio se hace día de por medio. Su tarea finaliza mañana, un día antes de la procesión.
Una larga tradición
En 1890 Florencia González Sarberry de Ovejero Zerda, esposa de don Sixto Ovejero Zerda, fundador del ingenio Ledesma en la provincia de Jujuy y gobernador de Salta, dispuso elaborar esas ofrendas en su casa para el Señor y la Virgen del Milagro. Tras la muerte de doña Florencia, la tarea se dividió entre sus hijas: Adelaida Gonzáles de Tamayo, quien se hizo cargo de la del Señor y Electa González de Figueroa Ovejero, la de la Virgen.
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Esta docena de mujeres, que forman parte de un grupo de 30 voluntarias, son las del grupo de floristas de la Catedral. Ellas organizan y disponen de la mejor manera las flores que ofrendan a sus santos patronos.
Las floristas son herederas de un legado familiar que data del siglo XIX. "Mi bisabuela y mi abuela también se ocupaban de los arreglos florales del Señor y la Virgen del Milagro. En aquella época, plantaba sus propias flores y las traían a la Catedral. Esto vino de la mano de Florencia González de Ovejero, quien era mi bisabuela. Sus hijas mujeres son las que, en orden descendente, se hicieron cargo de esta labor", explicó Inés Figueroa a El Tribuno, mientras disponía claveles y follaje para la imagen de la Virgen.
Hoy, el recambio generacional está presente: las nietas de muchas de estas mujeres ya participan de las tareas que se organizan para la fiesta de los patronos de Salta. Por ejemplo, la nieta de Inés, Ana Duran, es una de ellas. "Vine cuando era muy chiquita, a los 10 años, acompañando a mi abuela. Desde el año pasado que empecé a venir todos los días que se reúnen y me encanta estar acá. Además ellas enseñan a armar los arreglos", contó Ana de 16 años.
"El tiempo que tenemos aquí no corre para nosotras. Se lo dedicamos al Señor y la Virgen del Milagro. Es nuestra ofrenda", explicó Irene Bordón de Wayar. Ella, como el resto de las mujeres del grupo, tiene afición por la jardinería. Todas comparten el amor y la admiración por la flores y las plantas, que con esta tarea voluntaria ponen al servicio de sus santos. Este año se reunieron desde el 25 de julio y a partir de allí empezaron con su trabajo. Armaron los arreglos florales para las misas de los colegios y las instituciones. El recambio de las flores se hace los martes y sábados. El trabajo se multiplica cuando inicia la novena. A partir de ese momento, el recambio se hace día de por medio. Su tarea finaliza mañana, un día antes de la procesión.
Una larga tradición
En 1890 Florencia González Sarberry de Ovejero Zerda, esposa de don Sixto Ovejero Zerda, fundador del ingenio Ledesma en la provincia de Jujuy y gobernador de Salta, dispuso elaborar esas ofrendas en su casa para el Señor y la Virgen del Milagro. Tras la muerte de doña Florencia, la tarea se dividió entre sus hijas: Adelaida Gonzáles de Tamayo, quien se hizo cargo de la del Señor y Electa González de Figueroa Ovejero, la de la Virgen.