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Los innumerables pedidos que elevaron a las autoridades provinciales y municipales no dieron respuestas favorables.
Hicieron presentaciones en el ex Ministerio de Derechos Humanos de la Provincia en marzo de 2015, expediente 4023461050/2015-0; en la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad en septiembre de 2015, expediente 60383; sin respuestas. María también se entrevistó personalmente con el entonces interventor del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) Matías Posadas, a principios de 2015, pero fue en vano. "Me dijo que debía esperar uno o dos años para ver si salía sorteada y cuando le conté mi situación me preguntó quién me había mandado", aseguró.
"Necesitamos acceder a una vivienda en capital. No queremos que nos regalen nada. Queremos destinar el dinero con el que pagamos el alquiler al de una casa en capital para poder tener allí a Tiziano y estar todos juntos", suplicó la mujer.
Desde el principio
A Tiziano le diagnosticaron hidrocefalia cuando detectaron que su cabeza empezó a agrandarse más que la contextura de su cuerpo. "El comía, caminaba, se sentaba y hasta hablaba como cualquier niño de su edad", contó María junto a su esposo Diego y sus hijas a El Tribuno, desde el hospital. La indicación de los médicos fue que debían colocarle una válvula y cambiarla sucesivamente. Esto serviría para drenar el líquido que él mismo no podía eliminar. Durante la cuarta operación que le practicaron al niño, no resistió y recayó en coma. Él y su familia conviven con este estado hace dos años.
"En reiteradas oportunidades, los médicos y las mismas enfermeras nos dicen que a Tiziano nos lo tenemos que llevar a la casa, que le demos una muerte digna", contó entre sollozos María.
La obra social que tiene Diego no habilita la internación domiciliara en la vivienda que tienen en La Merced por varias razones. La casa está en un barrio que es semirrural. Las calles son de tierra, cerca pastorean vacas y están a una hora de distancia del centro médico de alta complejidad que podría darles una respuesta ante cualquier emergencia. "Mi hijo tiene una traqueotomía y eso requiere ciertas condiciones para evitar las infecciones. También tiene una sonda por donde se alimenta, usa pañales y le suministran medicamentos. No podemos vivir en La Merced, tenemos que estar en la capital, cerca del hospital", pronunció Diego, con desesperación, en el tono de sus palabras.
Desde los pasillos del hospital
El hospital se convirtió en parte de su hogar. María y Diego se turnan para cuidar a Tiziano. Sus otros hijos, Soledad (14), Florencia (12) y Luisana (3) intentan llevar una vida normal, pero se complica cuando sus padres están fuera de casa. La mayor se hace cargo de sus hermanas más chicas y de la casa. Eso y el impacto emocional también le impidió que pasara de curso el año pasado. Es que durante un año la familia estuvo partida. Las nenas en La Merced y sus padres, turnándose, a lado de Tiziano.
"Vinimos a alquilar a la ciudad porque no podíamos continuar partidos a la mitad", dijo Diego. Contaron que los médicos le señalan reiteradamente: "No hay pociones mágicas para tu hijo", pero ellos creen fervientemente lo contrario. "Queremos estar con nuestro hijo hasta el último momento. No perdemos las esperanzas de que mejore y queremos estar ahí cuando pase. Queremos ofrecerle lo que se merece. Necesitamos ayuda", pidieron.