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2 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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Juan Carlos Aguilar, uno de los 33 mineros atrapados bajo tierra durante 70 días en Chile :“Nunca pensé en la muerte porque tenía a personas a cargo”

Fue el minero número 29 de los 33 de Atacama.
Sabado, 11 de noviembre de 2017 00:01
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Juan Carlos Aguilar es el minero 29 de los 33 que estuvieron 70 días atrapados en una mina en Atacama. 
De paso por Salta para participar de un seminario sobre seguridad en la minería, habló de la experiencia del grupo que sobrevivió a 700 metros de profundidad. “Volvimos a nacer”, aseguró.

¿Sobre qué habla en sus conferencias?
Yo vengo invitado a este seminario a exponer lo que nosotros vivimos en la mina San José. 

¿Cómo ve la situación regional de la seguridad en minería?
 Por lo menos en Chile se ha mejorado un poco. Hubo accidentes, aunque mejoró un poco la fiscalización. 

¿A usted alguien lo llamó para consultarle?
No. La seguridad la tenemos que hacer nosotros como personas. Cada trabajador debe poner de su parte, porque si el trabajador no toma la conciencia de lo que va a hacer vamos a tener accidentes.

Pero las empresas deben brindar un marco de seguridad...
Por eso digo. Si a ti te mandan a una tarea insegura, tú, como trabajador, debes pararte, no meterte a hacer el trabajo. Uno a veces dice: “Me van a cortar”. Es preferible que te corten antes de ir al peligro. 
Yo llevo 33 años como minero subterráneo. He trabajado en minas de oro y cobre, siempre subterráneas. Todo eso te va enseñando a tomar las cosas con más calma, a pensar las cosas que hay que hacer. 
Yo soy supervisor en mantenimiento y a mis trabajadores les digo: Aquí piensen, miren, debatan y no se expongan al peligro porque yo no quiero irme de aquí con un muerto.

Resulta difícil pensar porque acá no hay tanto diálogo con las patronales mineras.
No te podría opinar porque es la primera vez que vengo por estos lados.

Más allá de eso, usted describe la situación vivida en la mina y aspecto clave para salir adelante...
Yo hablo del trabajo en equipo y no perder la fe ni la esperanza. Las personas deben mantener la serenidad y agacharse a trabajar. Tienen que estar con la mente fría para pensar. Como supervisor, que tengo gente a mi cargo, yo debo ser el líder y si no tengo cabeza todo va a funcionar mal.

¿Usted era el líder de todo el grupo?
No, solo de un grupo de una empresa contratista. Yo tomé a cargo la logística de lo que hicimos adentro. Era el encargado de mantener la luz y de llevar el líquido de un estanque con agua industrial que usábamos para perforar.

La convivencia debe haber sido otro aspecto difícil...
Teníamos un refugio de 400 metros para caminar. Pero sí, porque son 33 mentes diferentes. Cuando uno estudia, son 25 compañeros y resulta difícil. Imagínese cuando empiezan a pasar los días y no se escucha si te están buscando. 

Hoy es una especie de celebridad. Todos quieren fotos...
Es que son siete años ya. Nosotros volvimos a nacer y, en agradecimiento por lo que hizo el mundo, una foto no es nada.
Cuando salimos, había más de dos mil periodistas y es algo que uno debe aprovechar para agradecer, además, al pueblo argentino.

¿Cómo ve la vida ahora?
Uno ve la vida diferente. Se aprovecha cada segundo y lo disfrutas.

¿Y la muerte?
Doy gracias a Dios que nunca pensé ahí dentro en la muerte. Tenía gente a cargo y no podía yo pensar en eso. Los compañeros se convierten en la familia. Yo me sentía el papá de ellos. En estas situaciones, cuando eres un líder, debes proteger a tu rebaño. Además, nunca perdimos la jerarquía.

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