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7 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Repercusiones por la historia de pobreza de José y su familia wichi

Pese a las carencias y a los pedidos de Justino, desde Emergencia Social del Ministerio de Asuntos Indígenas y desde la municipalidad de Embarcación salieron a aclarar que la familia Arias recibe asistencia del Estado.
Domingo, 11 de junio de 2017 00:00
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Esa pobreza, las de los wichis, es una pobreza rica en indiferencia, en continuidad de soluciones que no mejoran en serio la vida de las comunidades. Puros parches para una historia de cinco siglos resistiendo la extinción. Cada vez más lejos del bienestar, de los derechos, de los planteos sociológicos serios para lograr una digna convivencia cultural. Cada vez más cerca de la roña, del linyerismo, de las enfermedades. Bordeando las urbes o perdidos en los montes arrasados, sin árboles; confinados a espacios sin servicios, descalzos los grandes y con ropa regalada de otros talles los chicos... así viven, aunque todas las promesas y las obras sean para ellos de acuerdo con el pregón de las políticas justificacionistas. Y quizás sean muchos los millones que invierten los gobiernos, mucho lo que se subsidia, lo que se dona y entrega; pero nada de todo ha sido capaz de transformar la realidad de los wichis, de cambiarles la vida para bien. Al amparo de "razones culturales", de dichos tales como "ellos son así"; "les gusta vivir así", toda una etnia ha sido colocada entre los paréntesis del bienestar y del progreso, como una cita al pie en una página de historia contemporánea.

El pasado jueves este diario contó la situación de la familia Arias, que vive en la Misión Asamblea de Dios, en Dragones, jurisdicción del municipio de Embarcación. En la nota, Justino, el jefe de esta familia de 20 miembros entre sus 7 hijos, sus 8 nietos y 3 yernos, dijo que su esposa Guillermina tenía cáncer en los huesos y que su hijo José, que cumplirá 15 en agosto, no habla ni camina, y que no cobra pensión por discapacidad ni recibe tratamientos médicos; además solicitó pañales para el chico. Dijo también que su esposa solo cobra una pensión por 7 hijos y que está prácticamente inválida por los dolores, que mitiga con remedios en los que gasta mil pesos por mes y con algunas inyecciones que le colocan en el hospital. En la nota, Justino pedía una bomba de agua y un panel solar para que funcione, porque no tienen electricidad, ya que la cañada de donde beben agua pronto recibirá los líquidos cloacales de Dragones.

Las muestras de solidaridad fueron tantas como las de indignación por la situación la familia. Familias como esta no son pocas en la provincia.

La subsecretaria de Emergencia Social del Ministerio de Asuntos Indígenas y Desarrollo Comunitario, Edith Cruz, explicó que en el caso particular de José Arias, de 14 años, "se le hacen periódicamente controles de salud y cuenta con el certificado de discapacidad con vigencia hasta el año 2020". Sin embargo, el certificado no le ha servido aún para tener una pensión que cubra mínimamente sus gastos. Sobre este punto, Nora Cannuni, supervisora de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Embarcación, dijo: "Jamás logramos que el padre llevara a los controles médicos al chico. La Municipalidad de Embarcación le gestionó recientemente la pensión por discapacidad y ya está el trámite en el centro de cargas de la Nación, así que calculamos que comenzará a cobrar en dos meses" (después de casi 15 años).

Edith Cruz detalló que "José recibe la atención de médicos a través de los operativos sociosanitarios y en coordinación con la Municipalidad de Embarcación se le hace entrega de módulos alimentarios de emergencia y pañales. El año pasado, junto a la Secretaría de Discapacidad, se le realizó la entrega de una nueva silla de ruedas y se les brindó a José y a su familia, camas, chapas, colchones, frazadas y ropa".

Cannuni, indicó que "entendemos que no podemos cambiar su cultura, su forma de vida, que todo lo que hacemos desde la comuna queda como parche en la vida de estas familias, pero siempre estamos atentos a sus necesidades", y aclaró: "Si bien la mamá de José tiene una enfermedad en los huesos que realmente no la deja hacer nada por los dolores, no es cáncer en los huesos. Ella recibe remedios y atención".

Los organismos gubernamentales aseguran que cumplen con los protocolos para asistir a estas familias en situación de indigencia, sin embargo, sigue abierto el signo de pregunta: ¿hasta cuándo contaremos las mismas historias sin final feliz?

 

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