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Muchos ya hablan del fracaso del voto electrónico

El sistema tendrá que esperar hasta las elecciones presidenciales de 2019.
Domingo, 13 de agosto de 2017 00:00
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El ya conocido sistema de boletas de papel y urnas de cartón volverá a usarse en estas elecciones legislativas a pesar de que el Gobierno esperaba contar con la boleta electrónica para votar este año, una iniciativa que tratará de reflotar para las presidenciales de 2019.

El proyecto que establecía el uso de la boleta única electrónica (BUE) en todo el país quedó trabado en 2016 en el Senado, donde los gobernadores del PJ plantaron bandera en contra de la reforma del sistema y lograron clausurar el debate.

La propuesta del Gobierno, cuyo diseño estuvo a cargo del secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, fue centralmente el uso en el cuarto oscuro de una máquina que imprime una boleta con los nombres de los candidatos que el votante elige previamente de una pantalla táctil.

Lo que la oposición criticó con mayor énfasis fue la instalación de un chip o código QR en la boleta para un escrutinio digital, es decir, un conteo a través de un sistema similar al de la lectura de un código de barras.

Por su parte, la Casa Rosada sostuvo todo el tiempo el argumento de que el sistema actual es obsoleto y vulnerable a distintos tipos de trampas como la adulteración de las actas o el robo de boletas.

A disgusto y forzado por su condición minoritaria en el Senado, el oficialismo aceptó mantener el conteo manual pero eso no alcanzó para que la ley se aprobara, por lo que podría volver a intentarlo nuevamente una vez pasadas las elecciones de octubre.

La trama de un proyecto trunco

La reforma del sistema electoral fue una promesa de campaña del presidente Mauricio Macri y un compromiso asumido junto a los líderes del Frente Renovador, Sergio Massa, y del GEN, Margarita Stolbizer, luego de las denuncias de fraude y las demoras del escrutinio de la elección de Tucumán en 2015. En 2016, y con el aval de la Cámara Nacional Electoral, Macri envió el proyecto a la Cámara de Diputados, donde Cambiemos, el Frente Renovador, el GEN y el Bloque Justicialista lo retocaron y lo aprobaron con 152 afirmativos contra 75 negativos del FPV-PJ y del Frente de Izquierda. Sin embargo, cuando el proyecto llegó al Senado a fines de octubre el bloque mayoritario del PJ-FPV, encabezado por Miguel Pichetto, anticipó que le haría cambios como la eliminación del chip en la boleta y el establecimiento del conteo manual, lo que demoraría la sanción de la ley. Al Gobierno lo disgustó esa resistencia inicial pero aún así confiaba en el éxito de su iniciativa por la negociaciones que encaró el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con los gobernadores del PJ. Pero los cálculos del oficialismo fueron errados: no se percataron de que muchos de los mandatarios provinciales que respaldaban el proyecto carecían de senadores que les respondieran y, para colmo, las opiniones dentro del bloque mayoritario se fueron dividiendo cada vez más.

Esperan que vote más gente

Una de las incógnitas es si la afluencia de votantes seguirá en descenso. 

Se verá si en esta cuarta oportunidad en la que se celebran Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) se mantiene la tendencia en descenso de las tres anteriores ocasiones, con un promedio de afluencia a las urnas del 76,19% sobre el total del padrón, de acuerdo a datos de la Cámara Nacional Electoral.

Esa cifra significa que, en la corta vida que lleva este mecanismo para la definición de candidatos para cargos electivos, tres de cada cuatro ciudadanos expresaron su voluntad en el cuarto oscuro, mientras que el restante -por distintos motivos- no emitió su voto que, al igual que ocurre en cualquier elección en el país, también para las PASO es obligatorio.

Un repaso de las cifras oficiales de las tres primarias celebradas a nivel nacional indica que en el 2011, cuando se estrenó el mecanismo en las urnas, concurrió a votar el 78,67% del padrón. En la siguiente ocasión, en el 2013, lo hizo el 75% de los ciudadanos habilitados para sufragar; mientras que, en el 2015 -de cara a las elecciones presidenciales y legislativas- la afluencia de votantes fue del 74,91%. En el caso de distrito por distrito se puede observar que las jurisdicciones con mayor cantidad de electores exhibieron una cierta disminución en la cantidad de ciudadanos que concurrió a votar.

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