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Estudiantes del BSPA dieron la prueba en un merendero

Los “chicos” del Centro Educativo 7.164 construyeron un cocina ecológica en barrio 17 de Octubre.
Domingo, 30 de diciembre de 2018 00:07
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Otra buena de las instituciones educativas públicas y gratuitas. Esta vez, estudiantes del Centro Educativo para Jóvenes y Adultos 7164 llegaron hasta un merendero y lo apuntalaron con acciones concretas.

Se trata del BSPA que funciona en el edificio de la escuela Benjamín Dávalos y Avilés, en Las Paltas y Los Mandarinos, del barrio Tres Cerritos.

Es necesario aclarar que estas instituciones para adultos ya no trabajan con materias sino con módulos, que son cuatrimestrales, en donde se aplican todos los conocimientos curriculares y donde los espacios de trabajo están interrelacionados.

Dentro del módulo "Tierra y Vivienda", que trabaja con "Emancipación y organizaciones sociocomunitarias" hubo un grupo de 13 estudiantes que al leer El Tribuno se enteraron que el merendero San Cayetano, de barrio 17 de Octubre, buscaba ayuda por el enorme crecimiento de los niños que piden un plato de comida.

Así fue que llegaron hasta zona norte, buscaron el lugar y realizaron un diagnóstico, dialogaron con las mamás que trabajan allí, hicieron un análisis de las posibilidades y los presupuestos correspondientes. Se llegó a la síntesis que lo mejor que podían hacer era la construcción de una cocina ecológica, también conocidas como cocinas de alto rendimiento. De esas que concentran el calor y se puede cocinar más con menos leña.

"Nosotros comenzamos con este trabajo en agosto, cuando arrancó el cuatrimestre. Los profesores nos dan una idea, pero somos nosotros los que debemos proponer lo que queremos hacer. Entonces vinimos y vimos que doña Marina necesita de todo. Nosotros nos comprometíamos con la cocina ecológica. Como no teníamos tanta plata para los materiales hicimos rifas y lo demás lo pusimos de nuestros bolsillos", relató Natalia Gómez, alumna que trabajó en ese notable proyecto.

El jueves hubo inauguración oficial y El Tribuno fue invitado por las docentes licenciadas en Economía, Sara Saravia Padilla, Valeria Cardozo y la directora de la institución Liliana Dobratinich. Aunque la que abrió las puertas fue Marina Mendoza, que es como la mamá encargada de todos los chicos que asisten al merendero que ya queda chico.

Marina dijo efectivamente la construcción de ladrillo, cemento y ladrillones funciona de manera correcta. "Es verdad que se gasta menos leña, que se cocina más rápido y yo estoy feliz. Todo lo que aporte la gente me hace feliz porque cada día vienen más familias necesitadas y yo necesito más manos que me ayuden", dijo Marina, preparando la madera para que comience a arder. Ella y las mamás amigas comienzan a trabajar luego del mediodía hasta ya entrada la noche. Durante toda la tarde se la pasan repartiendo los alimentos que producen. Porque ellos y ellas hacen pan para vender y así lograr un pequeño porcentaje de autosustentación.

Del lado de los estudiantes son todos personas grandes, alguno más chicos, pero con una vida y sus trabajos a cuestas. Son personas que trabajan en Tránsito, en la Legislatura, en la Municipalidad, otros están desocupados, con changas, con lo que sea que tienen sus historias se dieron el tiempo para aprender, comprender el territorio, mucho más que para aprobar un módulo. Para el estudiante el aprendizaje es mucho más que lo que dice el plan de estudio.

 

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