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Desde su asunción al frente del FMI, Christine Lagarde, puso todas sus energías en cambiar la imagen del organismo en Latinoamérica, región donde supo generarse especial rechazo por sus recomendaciones durante la década del 90.
De visita en Argentina para participar de la cumbre ministerial del G20, la funcionaria habló sobre el nuevo paso de su llegada supone para el proceso de deshielo de la relación entre el país y el FMI luego de la ruptura producida tras la crisis de 2001.
Sus definiciones más importantes:
- "Es una relación en vías de normalización. He percibido una mezcla de simpatía y curiosidad, pero no animadversión hacia mí (...) Veo decisión como país para ser miembro de la comunidad internacional, para abrirse. Y la relación con el FMI es parte de ese proceso de normalización, de vuelta al juego".
- "Subestimamos la capacidad de las sociedades y sus economías de absorber esos tratamientos tan duros, tan frontales. En ocasiones fuimos demasiado a fondo y demasiado rápido para que la sociedad lo asumiera".
- "Otra lección que aprendimos del pasado es que cada país tiene su situación. Creo que es diferente Venezuela, México, Argentina o Paraguay. Es cierto que la situación económica ha mejorado mucho. Los dos gigantes, Brasil y Argentina, han salido de sus recesiones".
- "El país se quiere abrir, quiere jugar su papel en el mundo. Las autoridades se han movido, pero el FMI ha cambiado también desde los días de Rodrigo Rato. Ahora estamos más atentos a la gente, a la protección social, miramos todos los aspectos de la economía".
- "Usted podría definir a Macri como un liberal por su visión económica, pero él está claramente enfocado en reducir la pobreza".