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Sin cabeza y sin timón

Viernes, 08 de junio de 2018 00:00
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Probablemente, Chiqui Tapia jamás haya imaginado que le tocaría, alguna vez en su vida, resolver un conflicto de tinte diplomático. Quizá tampoco lea los diarios. Si lo hiciera, ante la propuesta de jugar un partido en Jerusalén, el yerno de Hugo Moyano y presidente de la AFA hubiera consultado a la Cancillería antes de aceptar el contrato. Porque llevar a esa ciudad en disputa a una de las selecciones estelares, con el mejor jugador de la actualidad, claramente iba a ser interpretado como una convalidación a la decisión de Donald Trump, quien unilateralmente reconoció a Jerusalén como capital israelí.

Un conflicto grave y lejano sobre el cual son diversas las posiciones. La Selección no tiene por qué meterse, y menos una semana antes del Mundial, porque la AFA no está alineada con palestinos ni con israelíes. La pregunta es: ¿Por qué no midieron antes los riesgos?

No es cierto que las organizaciones palestinas sean hoy identificables a Isis, pero sí lo es que, en 1972, la OLP asesinó a nueve atletas en Munich.

De todos modos, el riesgo físico para nuestros futbolistas, en este tema, es mínimo, aunque la virulencia de los reclamos palestinos los colocó en un lugar impropio para un atleta.

El conflicto existe y la reacción de la dirigencia judía argentina lo demuestra.

Es claro que la conducta de la AFA está muy, pero muy lejos de contribuir a la paz mundial. Más bien atizó rencores. Aceptar como sede una ciudad en litigio era adoptar una posición irritativa para los palestinos, quizá sin darse cuenta. Al incumplir el contrato, sin quererlo y sin saberlo, irritó a los israelíes.

A la AFA le falta cabeza y timón. Desde 2014 obtuvo tres subcampeonatos. En ese lapso pasaron cuatro directores técnicos. La explicación es la misma: mientras sigamos atando todo con alambre escasearán los éxitos y abundarán los bochornos.

 

 

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