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La Misa Criolla y el recuerdo del enorme aporte de Jaime Torres

El fallecido charanguista tucumano logró un lugar de privilegio entre los más destacados del folclore nacional
Martes, 01 de enero de 2019 14:58
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La Misa Criolla ha recorrido el mundo y ha sido cantada por innumerables coros y solistas, y sin dudas no hay otra expresión folclórica tan popular de esta celebración religiosa. Todos los fines de año, la obra toma un vuelo sorprendente e inusitado, en particular para la Navidad.
El final del 2018 la Misa Criolla tuvo una impronta especial por la muerte de Jaime Torres, uno de los interpretes más distinguido en aquella grabación de 1964, donde el carnavalito y yaraví “Gloria a Dios” alcanzó -con el rítmico y brillante sonido del charango- su máxima expresión. Fue en ese momento donde el diminuto instrumento ganó relevancia y un lugar en nuestro folclore.
Torres se definía como un defensor de la música “tradicional pero no tradicionalista”, le gustaba aclarar. Tocó junto a orquestas de cámara y bandas de rock. Su participación en la Misa Criolla le dio un lugar de privilegio entre los más destacados del folclore nacional. 
Los aires de cambio que se vivían en la década del 60 precipitaron la creación de obras -como la Misa Criolla- que en otros momentos no hubieran logrado tamaña repercusión.
“Cuando en 1964 grabamos, nadie pensaba en eso, y oh sorpresa”, dijo Torres en una entrevista de 2007.
El músico, de un inconfundible rostro indígena, tocaba ese pequeño instrumento de una manera sublime y demostraba que la música puede ser una expresión de lo más bello en la vida de cualquier ser humano. 
La primera grabación de la Misa Criolla de 1964 fue protagonizada por su autor, Ariel Ramírez, en piano, Los Fronterizos, la Cantoría de la Basílica del Socorro dirigida por el presbítero Jesús Gabriel Segado, el Chango Farías Gómez, Domingo Cura, Jaime Torres en charango y Alfredo Remus en contrabajo, entre otros.
Se hicieron una infinidad de versiones de la Misa Criolla, la más actual y moderna es la que cantó Patricia Sosa en el Vaticano en la misa que celebró el papa Francisco por los 50 años de su lanzamiento en 2014.
La obra de Ariel Ramírez nació con el recuerdo que tenía el músico de dos religiosas alemanas, Elisabeth y Regina Brückner, quienes ayudaron a los prisioneros en los campos de concentración durante la época del nazismo.
La génesis de la Misa Criolla se la puede encontrar en los aires de cambio que dejó el Concilio Vaticano II, que había comenzado en 1962. A partir de esta nueva mirada de los tiempos por parte de la Iglesia Católica se promueve la celebración de la misa de cara al público y en lengua nativa. El espíritu que sobrevolaba en el Concilio alentaba la “traducción” de la Santa Misa al lenguaje popular.
Por eso se debe considerar a la Misa Criolla como un genuino producto de los nuevos aires que introdujo el Concilio Vaticano II. Quizás ese axioma que hizo suyo Jaime Torres: “tradicional pero no tradicionalista” se le hizo carne en aquella época de cambios. Hoy no lo tenemos presente pero su legado quedará indeleble entre aquellos que aman la música enraizada en lo más profundo de nuestra tierra.

 

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