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Revolución conservadora en la India

Martes, 04 de junio de 2019 00:00
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La prensa occidental suele mirarse el obligo. Mientras su atención se concentraba en las elecciones para el Parlamento Europeo, órgano representativo de un bloque comunitario que en su conjunto tiene una población de 510 millones de habitantes y celebraba como un éxito el hecho de que hubiera votado un poco más del 50% del padrón electoral, en la India el primer ministro Narendra Modi se anotaba una apabullante victoria en las elecciones más prolongadas de la historia, que se realizaron durante 38 días y en las que concurrieron a las urnas el 67% de los 900 millones de empadronados, en un país de 1.400 millones de habitantes que es también la octava potencia económica mundial y al que todas las proyecciones ubican para el 2050 en el tercer lugar en materia de producto bruto interno detrás de China y Estados Unidos.

El triunfo de Modi, líder del partido Janata, una formación nacionalista de ideología "hinduista" que durante décadas fue la principal oposición al Partido del Congreso, puso de relieve otro hecho muy poco advertido en Occidente: en la India milenaria hay una revolución en marcha. Al cumplir su quinto año en el gobierno, Modi impulsa una transformación de dimensiones colosales. En 2018, el producto bruto interno indio aumentó un 6,7%, una décimas por encima del chino.

Entre el pasado y el futuro

La popularidad de Modi opaca las duras críticas de sus detractores. En un país signado por los contrastes, las gigantescas desigualdades sociales y los escandalosos niveles de pobreza en que aún se debaten 350 millones de habitantes, un 25% de la población, se contraponen con un nivel de desarrollo tecnológico que le permite colocar un satélite artificial en la órbita de Marte a un costo de 60 millones de dólares (cifra mínima si se la compara con los presupuestos de la NASA) y la ubica como el primer exportador mundial de software y el principal proveedor de talentos de Silicon Valley.

Modi es un líder carismático que proviene de una familia humilde y es hijo de un vendedor de té, un rasgo que lo diferencia de la tradicional clase política. Su estilo personal desorienta a sus adversarios. Con más de 25 millones de seguidores en Facebook y 8 millones en Twitter ejercita un contacto directo con la opinión pública que le permite compensar los ataques de los medios periodísticos. Suele sorprender con golpes de efecto de alto impacto popular, como cuando apareció con una escoba en la mano para lanzar un programa de limpieza urbana.

Pero lo que para las élites ilustradas de la India podía aparecer como un gesto demagógico, no lo era para la gran mayoría de la población. En la India, un primer ministro con una escoba es la imagen viva de una transformación social. Modi asumió con decisión la cuestión de la limpieza en las ciudades, un problema gravísimo que afecta a la salud de decenas de millones de personas y desafió un arraigado prejuicio cultural: en el estratificado sistema social indio, la recolección manual de basura era una tarea inferior que sólo competía a la casta inferior de los "intocables".

En línea con el objetivo de mejorar los bajos índices de salubridad en un país donde la mayoría de la población no tiene baño en sus casas, Modi implementó un ambicioso programa para la construcción de 600 millones de retretes. Cuando anunció el programa, lo explicó así: "Yo vengo de una familia pobre, conocí la pobreza. La dignidad de los pobres empieza por ahí". Si para las élites podía resultar una idea extravagante, a sus destinatarios no les fue difícil entender el mensaje.

Nacionalismo cultural

Modi pretende utilizar el potencial digital de la India para avanzar en la modernización del país. Lanzó un plan para conectar el vasto territorio nacional con un amplio abanico de aplicaciones, que incluyen la educación, la telemedicina y la facilitación de los trámites en los organismos gubernamentales. De esta forma, procura que, a través de los teléfonos inteligentes, una inmensa mayoría de la población india tenga acceso a bienes públicos de los que estaba privada. Estas políticas sociales "4.0" se complementan con una estrategia de apertura económica orientada a promover la iniciativa privada y, en particular, el emprendedurismo de los más pobres. En un sistema asfixiado por el reglamentarismo burocrático, los empresarios pueden utilizar el portal makeindia.com para obtener las licencias para el funcionamiento de sus nego cios en 72 horas.

En este sentido, Modi intenta llevar al plano nacional su experiencia de gobierno en el estado de Gujarat, al que convirtió económicamente en el más dinámico de la India, con un crecimiento promedio entre 2005 y 2012 del 10% anual acumulativo, muy superior al promedio nacional. La contracara este esfuerzo de modernización económica y social es la reivindicación a ultranza de un cerrado nacionalismo cultural “hinduista” que entre otras consecuencias provoca fuertes tensiones con las minorías religiosas, en especial con la musulmana, que comprende al 14% de la población, descendiente de aquéllos que no aceptaron la partición de 1947, cuando - como parte de las negociaciones para la independencia de la India - Gran Bretaña propició la emigración masiva de la población islámica hacia el norte para crear Pakistán. Modi imprimió al Partido Janata un giro liberal en economía pero consolidó sus raíces nacionalistas, que históricamente constituyeron la base de su popularidad. Pero el núcleo de acero del Partido Janata es la organización nacionalista de Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), nacida en 1925 con una ideología “hinduista”, cuyo fundador y mentor intelectual, Vinayak Dámodar Savarkar, desarrolló una concepción de la nación india fundada exclusivamente en la identidad hindú, concebida como una esencia étnica, cultural y política que trasciende las diferencias confesionales entre las religiones autóctonas, como el hinduismo, el sikhismo, el budismo y el jainismo, pero excluye explícitamente al cristianismo y al Islam. 
Esta concepción se opone radicalmente a la idea más pluralista e inclusiva de la “indianidad”, sostenida por el Partido del Congreso, inspirado en el ideario de Mahatma Ghandi.
El RSS tiene unos cinco millones de afiliados (todos hombres) articulados en unos 40.000 núcleos operativos y tiene una presencia dominante en la mayoría de las instituciones del Estado, desde el sistema educativo hasta amplios sectores del Ejército y del Poder Judicial. Modi se formó políticamente en ese movimiento, que representó la plataforma política para edificar su liderazgo, pero le imprimió esta      nueva impronta económica y social    mente modernizante que lo eyectó al poder para llevar adelante una versión asiática de la “revolución conservadora”.
 

 

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