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4 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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La calle Balcarce en los años 70, un baúl de recuerdos y añoranzas

Recorrido por un fragmento de historia de un cálido rincón de la ciudad de Salta.
Sabado, 04 de enero de 2020 09:03
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Una fotografía de la esquina de Balcarce y Ameghino de la década de 1970 trae inmediatamente a la memoria de los salteños, innumerables recuerdos.
Muchos creen que el movimiento en la zona data de los últimos años; sin embargo, desde fines del siglo XIX, la zona de la Balcarce se caracterizó por una intensa actividad comercial generada por el ferrocarril Central Norte primero y por el General Belgrano después de 1947. Cocheros, tiendas, hoteles, comedores, cafés, revisterías, casas de fotografía, peluquerías, panaderías, farmacias y ferreterías, entre otros poblaban el lugar. 

Hubo un paréntesis con el decrecimiento de la actividad ferroviaria desde mediados de los 60 hasta los 90, cuando el movimiento en el lugar prácticamente desapareció. Locales vacíos, casas desocupadas y solo el recuerdo de lo que fue alguna vez ese rincón de la ciudad cercano a la estación.


Pero, con la fama alcanzada por el Tren a las Nubes y la llegada del nuevo milenio renació la ‘vida‘ en la Balcarce, esta vez de la mano de peñas folclóricas a las que luego se sumaron emprendimientos gastronómicos y de artesanías regionales. Y de los boliches bailables, que algunas vez “pulularon” en el lugar.
En la década de 1970 aún mantenían sus puertas abiertas el hotel Colón, de don Manuel Cruz; el residencial Palermo, la tiendas San Jorge y Tel Aviv y Buenos Aires, la zapatillería El Trencito, la agencia El Chaqueño, el bar Madrid de Ramsy Cafrune, entre otros.

 


Por Balcarce y Ameghino circulaban por aquellos años los ‘viboreros‘ y los ómnibus de las empresas El Cóndor COTAS; y a la vuelta, en Ameghino y Mitre, aún funcionaba la panadería La Unión, la más grande del norte argentino. Y, en unos de los extremos de la Escuela Normal que da a la Av. Entre Ríos se encontraba un pequeño kiosco de madera, donde los chicos hacían una parada casi obligada para aprovisionarse de golosinas.

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