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Acudiendo a figuras sanitarias en boga, la viejita y querida Mina Aguilar habría muerto por COVID o con COVID. Pero, como dicen quienes la quieren, ya venía mal y tarde o temprano pasaría a mejor vida, dejando en el recuerdo una vida fecunda como pocas. Los últimos meses, entre protocolos pandémicos y focos virales que paralizaron sus faenas, resultaron determinantes.
Glencore le ha quitado el respirador y la noticia ha sorprendido al mundo minero, por su carácter abrupto pero no por la historia reciente.
El propio Gobierno de Jujuy reconocía ayer que se enteró del cierre horas antes. Será una buena ocasión para poner a prueba la Guía de Recursos de Buenas Prácticas para el Cierre de Minas, un documento nacional que no reemplaza a la Ley de Cierre de Minas que aún se debe la Argentina. La Provincia de Jujuy tiene previstos en su legislación cierres como este que demandarán por lo menos cinco años de trabajo.
Se esperaba que la mina jujeña siguiera dos años más. El declive de reservas ha sido determinante. Números nada auspiciosos para Glencore, de un oscilante presente, que le había puesto fecha de cierre para el segundo trimestre de 2021. El cierre en los últimos años de las refinerías de Santa Fe y Palpalá ya reflejaban que la casi centenaria mina de plata, plomo y zinc tenía cada vez menos margen de acción en el universo del holding que la adoptó en 2005. "Game over" para la decana de las metalíferas, la escuela de muchos mineros argentinos que ya no están.
La pandemia vino a complicar todo y a hacer trizas la enclenque productividad. Hace tiempo que había cambiado la conformación de la plantilla y del pueblo-mina que hoy suma 2.000 almas y 600 trabajos en el yacimiento. Un buen porcentaje de los mineros ya no viven en El Aguilar sino en San Salvador, Humahuaca y otras comarcas. Y en ese cuadro, fue más complicado trabajar por los protocolos sanitarios impuestos por los Comités Operativos de Emergencia. Entre hisopados y cuarentenas, se hizo muy difícil el trabajo del personal que provenía de un racimo de provincias argentinas.
El sindicato AOMA, comprensiblemente por su rol, salió ayer a criticar con dureza el final inconsulto de la mina. Y el Gobierno de Jujuy no descarta que en el futuro pueda haber alguna resurrección en el estrujado yacimiento. Todo termina, es también una ley fundamental de la minería. Gloria y gracias a la mina jujeña que se va.