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Quiero compartir con ustedes la realidad que hoy tenemos en Argentina y que ayude a programar un plan de desarrollo pospandemia, haciéndome eco del consejo de los chinos sobre que "una crisis puede ser una oportunidad" siempre y cuando cumplamos ciertos requisitos indispensables, como que funcionen las instituciones para crear certidumbre, nos integremos al mundo, tengamos competitividad económica y logremos cohesión social.
Las decisiones como las de Vicentin bajo ningún aspecto generan certidumbre, es más conspira contra el funcionamiento de las instituciones, nuestro brillante economista, Julio Hipólito Olivera, entre los tantos conceptos que aportó fue que "la incertidumbre genera efectos más perniciosos, perjudiciales y duraderos que la propia política económica; producir certidumbre tiene que ser la principal responsabilidad de un gobierno"... y observamos que el Poder Ejecutivo se está equivocando con medidas unilaterales y sin consulta previa.
Todo gobierno debe facilitar un espacio de debate y reflexión, y mucho más en esta pandemia cuya duración desconocemos y no sabemos cuántas muertes provocará en nuestro país. Un país con un aparato productivo deteriorado, desempleo de dos dígitos, aumento de la pobreza, peligro de inflación descontrolada y con la incertidumbre de llegar a un buen arreglo con los tenedores de nuestra deuda con legislación extranjera.
La difícil tarea de integrarnos al mundo requerirá aumentar la calidad, cantidad de bienes y servicios y buscar nuevos destinos de nuestras exportaciones, para ello deberemos tener precios competitivos, significa bajar impuestos, retenciones e incentivar todos los proyectos de infraestructura y producción, en unas pocas palabras, resumiendo que sea necesario que tengamos políticas de estado con este objetivo.
La inflación nos puede jugar un tremendo desacomodamiento de nuestros precios relativos; la desocupación será un tema que nos debe preocupar y deberemos resolverlo una vez que pase la pandemia ya que los niveles de recesión superan en muchos rubros a la crisis del año 2001. Será urgente la implementación de un plan de reactivación económica. El 30 de junio vence el congelamiento de precios cuidados. Me pregunto: ¿se tendrán que actualizar los precios y seguir con la inflación?
Después de la pandemia nuestros dirigentes deberán continuar con las banderas de justicia, libertad y transparencia en el manejo de la cosa pública; nuestro país necesita implementar políticas compartidas con todos los sectores desde lo institucional hasta lo productivo, evitando decisiones unilaterales del gobierno como así evitar los microclimas internos que no llevan a nada.
Entre las políticas compartidas se debe discutir un plan de reactivación económica donde se privilegie la actividad y la inversión privada consideradas como el gran motor de la economía defendiendo a todos los sectores con temas como por ejemplo priorizar las exportaciones para lograr el mayor ingreso de divisas y sustituir las importaciones con producción local.
El campo y las industrias deberán ser las privilegiadas con políticas productivas buscando la eficiencia y eficacia en todas las actividades. Las pequeñas y medianas empresas jugarán un rol estratégico en la planificación pospandemia, pero para que esto ocurra será necesario que existan políticas compartidas con todos los sectores interesados.
El desafío será de la actividad pública y privada ya que será necesario fomentar varios sectores productivos como el agro, la minería, la industria, los hidrocarburos y hasta las economías del conocimiento. Las energías renovables como la eólica, la solar, los biocombustibles y proyectos generados con energía eléctrica deben ser potenciados ya que tenemos muchas zonas que se pueden aprovechar para su obtención, razones más que validas para mejorar la calidad de vida y evitar la contaminación.
Las cadenas de valor tendrán un rol estratégico, no es lo mismo vender soja que vender carnes, aceites y hasta pellet, productos y subproductos de este solo cultivo que generaran mayor valor agregado, por ejemplo.
La economía del conocimiento, el Gobierno es consciente del potencial humano que tenemos para crecer en este segmento, como la industria audio visual, el software, la digitalización, la economía 4.0 y la nanotecnología, entre otros. El sistema financiero deberá adecuar sus programas para ayudar al desarrollo, coordinando con el sector privado hasta ahora muy descuidados para incentivar la creación de proyectos productivos para generar exportaciones o sustituir importaciones.
Algunos analistas opinan que debemos copiar modelos para salir de la crisis pospandemia, como el aplicado por Franklin D. Roosevelt en su política intervencionista puesta en marcha para luchar contra la gran depresión en su país como consecuencia de la crisis de 1929, el mismo tenía como objetivo sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar la economía que fue brutalmente castigada por el desempleo y las quiebras de empresas en cadena.
Se lo conoce como New Deal (nuevo trato) y entre 1933 y 1938, y con sus críticas y aciertos fue determinante para salir de la angustiante situación que quedó esa economía. Entre las medidas más importantes puestas en esa época se destacan leyes y programas de reformas de los bancos, de asistencia social, de ayuda para el trabajo y programas para agricultores y trabajadores ambulantes. Estos programas fueron muy costosos ya que aumentó el déficit fiscal y tuvo éxito en el plano social, pero la economía comenzó a crecer recién durante la guerra.
El desafío de nuestra economía en la pospandemia será fomentar la actividad privada, única generadora de riqueza genuina y de fuentes de trabajo. Se necesita, entonces, confianza, estabilidad, seguridad jurídica, reglas de juego claras my respeto a las instituciones, a ver si lo logramos.