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“Soy optimista, pero no espero que caiga maná del cielo”

De Pablo no augura catástrofes, pero espera medidas serias para hacer crecer el PBI. 
Sabado, 05 de septiembre de 2020 02:13
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“No todo va a cambiar y no todo va a ser igual. Pero hoy estoy más cerca de los optimistas que de los pesimistas, simplemente, porque miro desde el prisma de la vida. Frente a las trabas que pone la realidad de la cuarentena, están las ganas del empresario y de cada uno. Si todo está trabado y no puedo vender, involuntariamente acumulo stock. Pero yo sé que esto va a pasar y, cuando pase, tengo que estar listo para arrancar y no que mis competidores me ganen de mano”.
Juan Carlos de Pablo es claramente crítico del gobierno actual, pero nunca cae en la tentación de la grieta.
 Aunque la cuarentena crea una sensación de Vía Crucis, ofrece indicios alentadores. Es la ventaja de ser un economista que vivió muchos momentos de euforia y muchos otros, apocalípticos.
 “La verdadera noticia es que hemos desvinculado en el corto plazo la tasa de emisión (que batió varios récords) de la tasa de inflación (que sigue quieta)”, dijo, y advirtió: “No vayamos a creernos que descubrimos la pólvora y que estamos para el Nobel”.
 La explicación es que, en la tormenta, el efectivo tiene un atractivo especial. La gente lo retiene porque sabe que con eso puede comprar. La curva de actividad que en abril había “caído al tercer subsuelo”, repuntó a medida que la cuarentena se fue flexibilizando. “Cuando pueda, la gente va a salir a gastar y los que stoquearon van a sacar ventajas”, agregó. “El PBI no cae del cielo , como el maná. Es el fruto del trabajo y la inversión”. 
 De Pablo dijo que el gobierno tiene un “enfoque administrativo del dólar” -y de paso, hace todos los esfuerzos para desalentar las exportaciones- Sin reservas, sin crédito disponible y sin ingreso de divisas, no hay dólares. “No me explico cómo siguen vendiendo 200 dólares por persona. El problema va a ser cuando se agoten las reservas”.
Y sobre las negociaciones y acuerdos por la deuda, también es realista. El éxito con los bonistas consiste en que aceptaron una postergación de los pagos hasta 2024 (cuando no se sabe quién será el presidente). Y Con el FMI también habrá un éxito similar. “Eso sí, no les vayamos a pedir plata”, añadió. 

 

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