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El nombre de Joaquín Nahuel se volvió tendencia en redes sociales durante las últimas semanas. Se trata de un niño de 10 años que expuso su deseo de ser pastelero a través de distintas plataformas y recibió el apoyo de miles de usuarios para que cumpliera su sueño. Incluso llegó a conocer a Damián Betular, quien también lo alentó a que siguiera con su meta y se esforzara. No obstante, recientemente su madre tuvo que tomar una tajante decisión sobre su exposición en redes sociales.
Es que el joven comenzó a recibir comentarios y críticas a través de sus distintas cuentas. Según explicó la mujer, varios de ellos se basaron en el accidente que sufrió hace algunos años.
Hace tres años, la familia de Joaquín pasó el peor susto de su vida cuando Joaco tomó una botella de alcohol y la roció sobre unas brasas. El fuego alcanzó gran parte de su cuerpo y tuvo que ser internado en el Hospital de Quemados en Caballito, donde permaneció por más de un mes hasta recuperarse. “Estaba jugando con mi hermano, era el cumpleaños de mi mamá, agarramos el alcohol y había quedado brasa. Le tiramos a la brasa y nos prendimos fuego los dos”, recuerda.
Ahora el niño acaba de abrir un emprendimiento de pastelería para juntar dinero para pagar la operación.
Aprendió a cocinar cosas dulces a los seis años con su abuelo Francisco, quien le enseñó las primeras técnicas. “Yo hacía tortas con él y después me empezó a gustar hacer el decorado y todo”, resaltó el
niño, que perfecciona su técnica con tutoriales de YouTube y Google.
“Él arrancó a los seis años cuando mi papá le dijo de hacer bizcochuelos para el té. Le hinchaba para hacerlas, pero en ese momento no las hacían con relleno. Después él empezó solo a hacerlas con el relleno y luego vino el decorado de las tortas y así comenzó el interés. Pero eso lo hacía solo”, relata Raquel Escobar, de 29 años, la madre del niño. La primera torta que hizo por iniciativa propia estaba decorada con confites, después fue incorporando otros elementos y diseños más complejos.
Actualmente, arma tortas de cumpleaños de dos y tres pisos a pedido de sus seguidores. Si bien en un principio empezó a trabajar con los pocos moldes que tenían en su casa, con el correr del tiempo la familia ha podido incorporar nuevos elementos para que Joaco deje volar su imaginación.
“Necesita cuatro expansores cutáneos para una reconstrucción facial que cuestan 500 dólares cada uno y son únicamente para la cara. Esa es la primera que le van a hacer y si sale todo bien siguen con el cuerpo. Pero todo depende de su crecimiento, a medida que vaya creciendo y se vea el movimiento de su cabeza se va a realizar”, contó Raquel.
En este sentido, a fines de noviembre se contactó con el niño Santiago Maratea, para ofrecerle ayuda con la recaudación del dinero. Luego, Joaquín contó el pasado 2 de diciembre que ya tenía turno para que le tomaran las medidas para estos expansores, lo cual ocurrirá en dos semanas, y que el siguiente paso sería en cinco o seis meses más.