¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
10°
16 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Jesús Reyes: pionero de la bioquímica y la farmacia

Fue el primer farmacéutico y tenía el primer laboratorio de análisis clínicos también, gracias a los títulos conseguidos en la Universidad de Buenos Aires.
Domingo, 21 de marzo de 2021 01:46
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

En 1926 Jesús Miguel comenzó a trabajar en una modesta farmacia que estaba ubicada sobre calle 20 de Febrero, principal calle en esos años en Tartagal y que pertenecía a un lugareño de apellido Silvera.

Reyes trabajó durante casi un año en esa farmacia y al año siguiente instaló la propia en frente a la plaza principal.

Allí mismo puso también el primer laboratorio de análisis clínicos. Se trataba de un local de madera donde trabajó hasta el día de su muerte. Se dedicó a su farmacia y concretó importantes estudios sobre las enfermedades endémicas de la zona como paludismo, leishmaniasis, tuberculosis y también sobre parálisis infantil.

En Tartagal nacieron sus otras dos hijas, la menor de las cuales murió a la edad de 6 años. Su hija Ana fue internada en un colegio religioso en la ciudad de Salta hasta que finalizó sus estudios.

Una muerte repentina

El doctor Reyes tenía 62 años y junto a su esposa vivían y trabajaban en la farmacia; estaba íntegramente dedicado a su familia y su trabajo y se veía totalmente sano. Pero una noche después de atender su negocio falleció de pronto.

El trabajo permanente de investigación histórica de su hija Ana honra la memoria de don Jesús Miguel Reyes y de todos los hombres y mujeres que hicieron de aquel pequeño poblado que era Tartagal una ciudad en crecimiento.

Los recuerdos de Ana

En los primeros años del siglo XX vivían en Tartagal algunas familias de origen chino, en lo que es hoy la primera cuadra de la calle San Martín, casi a metros de la Avenida 20 de Febrero, por aquel entonces la única calle que habría de extenderse paralela a lo que años después serían, las vías del ferrocarril.

Los chinos eran dueños de unas fondas en la que los lugareños de aquel entonces -seguramente dedicados a la explotación maderera o al comercio con el sur de Bolivia, otros trabajando para la Standard Oil Company, llegaban para descansar y disfrutar de aquellos platos de la comida oriental, tan novedosa.

Los tartagalenses tienen la certeza de que eso fue así porque quien lo refirió en su momento fue la historiadora que le puso más rigor y severidad a sus investigaciones como fue doña Ana Reyes de Heredia, la hija de aquel primer farmacéutico que tuvo Tartagal y que se dedicó de lleno a bucear en la vida y el quehacer de los primeros habitantes del norte.

Centro de Recuperación Histórica

Ana Reyes de Heredia, -Doña Anita- le puso tanto empeño a su trabajo que creó hace más de una década el Centro de Recuperación Histórica de Tartagal. Su trabajo fue reconocido institucionalmente y declarado de interés municipal y sus escritos, recopilaciones, testimonios orales que pudo recoger fueron fundamentales para que los estudiantes pudieran conocer un poco más de los orígenes de este pueblo.

Por varias décadas Ana Reyes supo atender su local comercial ubicado frente a la calle Güemes, frente a la plaza San Martín, donde contaba con una gran cantidad de artesanías fabricadas por los originarios de la región. Allí se podía encontrar vasijas, caretas, utensilios que utilizaban los aborígenes para sus tareas diarias, artesanías en cuero, otras fabricadas con elementos vegetales, bateas, tejidos y, literalmente, miles de piezas de todo tipo se podían encontrar en su local. En su vivienda ubicada en los fondos de su comercio, atesoraba muebles que le habían sido regalados por sus abuelos, por tanto, fácilmente provenían del siglo XIX.

De Salta a la Capital y de ahí al norte

Ana Reyes era hija del primer farmacéutico que tuvo Tartagal el doctor Jesús Miguel Reyes, un profesional salteño -unos de los pocos profesionales del pueblo, de aquel entonces- que había vivido unos años en su ciudad luego de recibirse como farmacéutico y bioquímico.
Su hija solía recordar que Jesús Miguel Reyes había nacido el 14 de julio de 1887 en la ciudad de Salta donde hizo la escuela primaria, fue bautizado en la iglesia de La Viña y alternaba sus días entre la casa de sus padres y la finca “La Paz” propiedad de la familia ubicada en el partido de Velarde, camino a La Isla. El colegio secundario lo realizó en el Colegio Nacional y cinco años más tarde comenzó sus estudios universitarios en la ciudad de La Plata donde egresó como farmacéutico. Tiempo después realizó el doctorado en Bioquímica y Farmacia en la Universidad de Buenos Aires.
Ya de regreso, en la ciudad de Salta, el flamante doctor instaló una farmacia en cercanías de la Catedral Basílica pero poco tiempo después decidió trasladarse al norte, más precisamente a Orán, pueblo que conocía por haber tenido allí algunos familiares cercanos.
Allí vivió algunos años y allí contrajo matrimonio con Nélida Paz una joven oriunda de Embarcación para luego trasladarse ambos hacia Tartagal. Y es que el pueblo comenzaba a ser muy nombrado como un lugar de grandes oportunidades, precisamente por la explotación de la madera, el comercio con Bolivia y la industria del petróleo que transitaba de la mano de la Standard Oil.
Hoy, una escuela lleva el nombre de don Jesús.
 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD