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7 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Lágrimas y memorias de una guerra dolorosa, desde el interior de Salta

En cada pueblo de Salta que entregó un hijo para esta guerra, hubo honras, ayer. El municipio de Rosario de Lerma realizó un trabajo de rescate de las historias, contadas por los veteranos.
Sabado, 03 de abril de 2021 02:35
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Pasaron 39 años pesando en el corazón de las familias de los veteranos de Malvinas y de los soldados muertos en esa contienda injusta, dispar, huérfana, asimétrica desde todo punto de vista. En duelo por casi cuatro décadas, muchos padres, hermanos, esposas e hijos viajaron cada tanto a compartir el aire gélido del confín argentino, ese que respiraron nuestros héroes antes de morir con solo 18 o 20 años. Mojaron de lágrimas el suelo de la perla austral imaginando a sus chicos vestidos de soldado, los recordaron allí aunque no supieran debajo de cuál cruz estaban enterrados. Pero algo era cierto: si no estaban en el fondo del mar, todo había terminado en ese camposanto llamado Darwin, donde el ritual era elegir una cruz al azar y llenarla de plegarias, flores y relatos de cómo siguió la vida que muy temprano se truncó para los héroes de esa frustrada contienda armada.

Por eso ayer fue otro 2 de abril que nos devolvió el recuerdo de esa guerra dolorosa librada por las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde 1833. En 1982, en un contexto de dictadura militar y de crisis económica y social, el estado argentino inició el conflicto bélico, el único que libró nuestro país en el siglo XX, por la recuperación de las islas.

La guerra duró 74 días, culminó el 14 de junio con la rendición argentina y dejó el saldo de 649 argentinos y 285 británicos muertos. Nuestro país contaba con 10.000 soldados del Ejército, de la clase 62 y 63 (tenían entre 18 y 19 años), su entrenamiento militar era básico, contaban con un equipamiento antiguo e inapropiado. Y todo esto tuvo su correlato con la derrota que llenó al país de un dolor que no cesa.

En cada rincón de Salta, en cada pueblo que entregó un hijo para esta guerra, hubo honras y memoria, ayer. "No olvidemos jamás lo que ellos hicieron. Los sobrevivientes y los que murieron, todos dieron la vida por la Patria", dijo ayer en el acto el intendente de Rosario de Lerma, Enrique Martínez.

A propósito, desde el municipio realizaron un gran trabajo con las historia de Malvinas contadas por los veteranos. Son cinco videos que compartimos en la página web de El Tribuno con esta nota. Podrán conocer a Héctor Marcelo Vilca, veterano de la guerra; a Armando Cayo, quien tuvo la difícil misión de rescatar a víctimas del hundimiento del Crucero General Belgrano; Cesar Lonaco, quien fue tomado prisionero por el Ejército Inglés; José Aldo Romero, quien estuvo en el Comandante Irizar, el trabajo con los aviones y el doloroso recuerdo de los caídos en combate; y Nelson Marcelo Gutiérrez, quien relata las dificultades que surgieron tras la guerra en lo laboral, dando su ejemplo de resiliencia.

El cerrillano eterno: Patricio Guanca

Patricio Guanca nació en la finca San Miguel de Cerrillos, el 28 de junio de 1957. El 23 de enero de 1974, con tan solo 17 años, se incorporó a la Escuela de Mecánica de la Armada. Se graduó el 1 de enero de 1975 y fue promovido a cabo segundo de Mar el 31 de diciembre de 1979. Luego continuó su carrera en la Escuela de Aviación Naval y Hospital Naval (1980). Un año después fue seleccionado para desempeñarse como tripulante a bordo de la Fragata Libertad, para efectuar el viaje de instrucción al extranjero naval militar y zarpó el 24 de abril de 1981.


En la oportunidad visitó Brasil, República Dominicana, Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania, Francia, Portugal, España, Túnez y Uruguay. De regreso fue destinado a la corbeta Ara Guerrico. Sus amigos aún recuerdan que sus últimas vacaciones las pasó en Cerrillos junto a su familia disfrutando por aquellos tiempos los famosos carnavales del pueblo.


El 2 abril de 1982 la Argentina inició la recuperación de las Islas Malvinas, pero fue justamente al día siguiente cuando Guanca cayó abatido por el fuego enemigo. Fue el primer salteño que murió en esa guerra. Su grupo tenía la misión de ocupar Grytviken y mantener Puerto Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias. El cabo primero de Mar murió al pie de su arma, cuando la corbeta fue atacada el 3 de abril. Tras la lamentable noticia y los trámites de rigor, sus restos llegaron a Salta y fueron trasladados luego a Cerrillos, donde su pueblo lo recibió como a un verdadero héroe. 
 

El homenaje al héroe de Orán

La cruz que representaba en Darwin a Jorge Luis Sisterna, un oranense de 20 años que murió en combate el 6 de junio de 1982 siendo cabo segundo de la compañía de Ingenieros Anfibios, estuvo siempre abrigada por un poncho salteño y bendecida por varios rosarios. Hasta que por fin sus restos fueron identificados en 2017 y su cruz tiene su nombre.


Jorge Luis Sisterna nació en Orán, y murió en combate el 6 de junio de 1982, obteniendo el escalafón post mortem de Cabo Primero de Infante de Marina. El audaz joven murió por la patria tras enfrentarse en una zona minada del Monte Dos Hermanas con una patrulla inglesa, y con él se eternizó su anhelo de conocer a Jorgelina, la hija que esperaba su novia Charo mientras él peleaba en las islas. Era el mayor de 7 hermanos que nacieron en el barrio Güemes de Orán y estudiaron en la escuela homónima, donde una placa lo recuerda como él héroe que Orán le dio a la Patria. 
Su hermano César contó: “Yo no fui a la guerra porque estaba prestando servicios en la escuela de Infantería. Mi mamá estaba muy angustiada pensando que nos iríamos los dos, y Jorge la tranquilizaba. Mi hermano era experto en explosivos, en campos minados, los sabía recorrer y sabía instalar minas. Recuerdo cuando me llamaron para decirme que había muerto. Fue el momento más triste de mi vida. Jorge era mi héroe”.
 

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