inicia sesión o regístrate.
El sábado pasado el Mercado Vaquereño celebró siete años de existencia, a pesar del contexto de pandemia y los 5° de promedio que se registraron entre las 10 y 14, su horario de apertura cada sábado.
Bajo un sol que asomó tímidamente de a ratos y no alcanzó a entibiar el ambiente, el café circuló entre los puestos para animar a los feriantes.
Entre los 40 estands estaban dispuestos a los ojos del visitante verduras orgánicas, quesos de leche de cabra y de vaca, mieles, tinturas madres, conservas, dulces caseros, microdosis de plantas medicinales, cosmética natural, sillas artesanales, huevos caseros, tamales de carne y vegetarianos, variedad de empanadas, especias agroecológicas, marroquinería, joyería artesanal, panes de masa madre, piezas de cerámica, productos de pastelería y cervezas artesanales, entre otros.
El Mercado Vaquereño se define en su página de Facebook como un espacio de encuentro social y contacto directo entre consumidores y pequeños productores del departamento La Caldera.
Al no estar permitida la reventa, el público va atraído por los productos originales, regionales y únicos en su especie pertenecientes a sectores como gastronomía, agricultura, medicina natural, artesanías y oficios.
Allí predomina “el comercio justo para la soberanía alimentaria, el encuentro, la difusión de saberes y manifestaciones artísticas”. También se realizan actividades culturales como charlas, talleres y shows artísticos, ahora sujetos al protocolo para evitar la propagación de la COVID-19.
Los embates de la crisis sanitaria mundial pueden palparse en una reducción de feriantes que debieron seguir el imperativo de abandonar la célebre canchita de Pérez, ubicada a unos 10 kilómetros de Salta capital sobre la ruta nacional 9, para ponerse al costado de ese espacio verde.
Cabe recordar que durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio, desde la Asociación de Pequeños Productores del Mercado Vaquereño habían trabajado bajo la modalidad de venta con entrega a domicilio. Y esta estrategia les había funcionado para atender demandas de los clientes zonales. Pronto desembarcaron en las redes sociales para tender redes entre los productos y los compradores de otras partes, quienes hicieron los pedidos a través de Messenger y WhatsApp para luego retirarlos de la playa de estacionamiento del supermercado de Vaqueros, que queda a unos 2 kilómetros de la canchita de Pérez.
Cuando se fueron abriendo las posibilidades de vender en presencia se les impuso el cambio de lugar y actualmente el Mercado Vaquereño está lejos de la época cuando para un aniversario lograban completar 100 puestos con feriantes de toda la provincia y de Jujuy con sus producciones. Venían a celebrar desde Aguaray, La Poma, Nazareno, San Carlos, Cachi, la Red Puna de Jujuy y Tilcara, entre otros lugares.
El café circuló por los puestos para paliar las bajas temperaturas.
Mariela Esquivel (48), pequeña emprendedora del municipio de San Lorenzo, va con su marca El Comué del Queso desde el inicio del Mercado Vaquereño. Ella es profesora de gimnasia y jineteaba caballos. Tras un percance en esta última actividad se dedicó durante catorce años al transporte escolar. Luego aprendió a elaborar quesos y quesillos. A esto se dedica desde hace más de doce años. Ella obtuvo incentivos económicos por concurso del Fondo Ciudadano Cultural y del programa Emprende Turismo para infraestructura y equipamiento de una sala quesera. “Si tengo que hablar del Mercado Vaquereño diría que es una gran familia de pequeños productores”, definió.
En uno de los ítems del reglamento se especifica que los emprendedores que no sean de la zona, es decir, de La Caldera, La Calderilla, El Gallinato y Vaqueros, pueden ir como invitados, siempre y cuando lleven productos que los del medio local no elaboren, como es el caso de Mariela
“Incluso en pandemia todos los días crece. Se da una comunicación constante. Planteamos cosas y si alguien necesita algo el resto ve cómo ayudarlo con su necesidad. El productor trabaja de lunes a lunes, nos reinventamos para que los productos llegaran a la mesa de cada cliente. La gente al ver que no estábamos personalmente averiguó cómo estábamos trabajando y nos siguieron por las diferentes redes sociales”, destacó Esquivel. Luego recordó que una vez le agarró un leve accidente cerebro vascular y la rápida acción de sus colegas le permitió ser asistida a tiempo y recuperarse sin secuelas.
“Lo lindo es el compañerismo”, sintetizó. Añadió que el 27 de mayo pasado les aprobaron el protocolo para regresar, pero como dependía de la voluntad y la mirada de cada municipio, ahora los ubicaron sobre la vereda de la canchita.
El Comué del Queso en la mañana del sábado pasado.
Debajo de cada gazebo y detrás de cada producto existen unas manos aplicadas con ingenio y habilidad a la producción, una economía hogareña reforzada con la dignidad del dinero obtenido por el esfuerzo y una historia de transformación de vida que es interesante tomarse unos minutos para escuchar. Muchas veces las ferias se componen de personas que se hallaban sin acceso a las fuentes de financiamiento tradicionales y a quienes el destino los provocó a mejorar sus ingresos viendo en la feria una oportunidad de comerciar. El gobierno del clima no los amilana y siguen enarbolando la bandera del comercio justo y la soberanía alimentaria. Por ello, siempre fue incesante la cantidad de clientes que paraban en sus vehículos, otros que llegaban a pie y se iban con sus productos. Todos identificaban el Mercado Vaquereño con la canchita de Pérez. Los productores quieren volver a ocuparla y dejar la vereda. Creen que el diálogo y la organización de horarios haría posible tanto las actividades deportivas pensadas para la contención de niños y jóvenes del lugar como la realización de la feria en la canchita.
Actualmente, dada la distancia que debe mediar entre un estand y otro, se reduce la posibilidad de que todos los feriantes puedan participar. De hecho se complementan solidariamente y no son pocas las ocasiones en que un puesto expone mercadería propia y de un compañero, ausente por obligación.
Puesta a ponderar la relación que se propicia entre productor y cliente Mariela expresó: “Los que son habitúes de nuestros productos saben cómo se elaboran y saben quién es uno, que se vende de productor a consumidor y que todos son productos agroecológicos. El que va por primera vez tiene inquietudes y se le cuenta la diferencia entre nosotros y la Feria Vaquereña que funciona en el Fortín de Gauchos y que estaba en la Municipalidad, que no son productores locales y donde se permite la reventa”. A pesar de todo, ¿qué festejan? “Nuestros siete años de lucha y de perseverancia; pero mirábamos con nostalgia la canchita desocupada y a Toto que pudo actuar en un pedacito de la cancha y nosotros mirando desde la vereda”, cerró.