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Mientras que en gran parte del mundo las relaciones laborales se rigen en un marco de civilidad, en Argentina podemos afirmar que estamos más cerca del modelo cavernario, cuando los humanos ni siquiera conocían el lenguaje para comunicarse. Hace más de siete décadas Europa y la totalidad de nuestros vecinos latinoamericanos han establecido distintas formas de colaboración de los trabajadores en la empresa, a través de los comités mixtos de seguridad e higiene. En el país rige una especie de ley del garrote: muchos empresarios consideran inadmisible cualquier grado de participación de sus trabajadores y, por su parte, muchos sindicatos ven a la empresa como la encarnación del mal que debe ser destruido.
Los Comité Mixtos son una instancia paritaria, de funcionamiento permanente, en materia de salud y seguridad laboral que están integrados paritariamente por empleadores y representantes de los trabajadores. Su objetivo es evitar los accidentes y las enfermedades laborales y el mejoramiento de las condiciones y medio ambiente de trabajo.
En el mapa americano encontramos que existen antecedentes de estos comités desde 1956 en El Salvador, Chile en 1969, Perú en 1972, Bolivia en 1979, Venezuela en 1986, Uruguay en 2007; pero también Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay cuentan con organismos paritarios obligatorios de este tipo. Pero ¡no estamos solos ni Surinam ni Belice han legislado sobre el tema! Bromas aparte, la triste realidad es que somos el único país de Latinoamérica que no ha legislado sobre estos comités. Ello a pesar de que Argentina ratificó, en 1981, el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) N°155 sobre Seguridad y Salud de los Trabajadores y, en 2006, el Convenio 187 sobre el Marco Promocional para la Seguridad y Salud en el Trabajo. La óptica troglodita de nuestros interlocutores sociales se advierte también en que son casi inexistentes los Convenios Colectivos que han establecido normas sobre el tema. Tampoco los gobiernos provinciales han dictado normas en tal sentido, salvo excepciones que se mencionan abajo.
La semana pasada se conoció una iniciativa del Ministerio de Trabajo de la Nación para establecer “Comités Mixtos de Higiene, Seguridad, Medio Ambiente y Prevención en el Trabajo” con la participación paritaria de trabajadores y empleadores tanto en compañías privadas como en las oficinas de la administración pública en todos sus niveles. Si bien el proyecto se aplicaría a empresas con más de cien empleados, también se crearía la figura del “Delegado de Higiene y Seguridad” para empresas con más de diez trabajadores. Los comités tendrán por objeto participar en el diseño de normas de seguridad, higiene, prevención de riesgos laborales y de abordaje de casos de violencia o acoso, también por cuestiones de género, en el ámbito del trabajo, y de velar por su estricto cumplimiento. Sin embargo, sus miembros no tendrán capacidad por sí mismos de frenar la actividad o el proceso productivo una vez detectado un riesgo o anormalidad, sino que la norma delegará en el Ministerio de Trabajo y en las carteras laborales de cada provincia, la decisión respecto de la continuidad o no de la operatoria. A nivel provincial existen experiencias recientes en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Aparentemente han resultado exitosas, al menos así lo expresó el vicepresidente regional de la UIA Santa Fe, Guillermo Moretti, quien señaló que la experiencia santafesina en la materia fue positiva: “Hace más de tres años que tenemos los comités y andan bárbaro”. Es lógico que así sea, son los trabajadores, quienes están en contacto directo con el proceso productivo y conocen mejor que nadie a qué riesgos se exponen y están en mejores condiciones para colaborar en las medidas preventivas necesarias para pre servar su salud y su vida.