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La ceguera de los iluminados

Viernes, 17 de septiembre de 2021 02:15
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Los agravios de la diputada Fernanda Vallejos contra el Presidente no son irrelevantes: reflejan al camporismo visceral, lineal y maniqueo; comprensible en los seguidores adolescentes, pero inexplicable en una economista de 42 años.

Podría decirse que "a confesión de parte, relevo de pruebas". Aunque Cristina lo niegue, lo ocurrido en estos días es un golpe palaciego que no llega a las calles, en principio, porque los dueños de la calle son los dirigentes de organizaciones sociales, atados al subsidio del Estado, y porque Hugo Moyano apoya a Alberto Fernández. Por ahora.

En la fantasía camporista ellos son "los pibes" que quieren empezar su revolución al vaciar de poder al Presidente (que ellos votaron), en un momento crítico para el país y para el Frente de Todos. Es autodestructivo. Lleva a pensar que Cristina Fernández tampoco tiene el control ni la visión clara que imaginan sus detractores. La derrota del domingo se debe al enojo ciudadano con el Gobierno. Un factor decisivo fue la caída en todos los ámbitos donde más se recita el misal de La Cámpora: no al FMI, no a EEUU, no al neoliberalismo. Y sí, ¿a qué? ¿A la caída del empleo genuino, de la inversión y de la producción? ¿Al crecimiento exponencial del gasto público con endeudamiento y emisión? ¿A la destrucción de todo vestigio de seguridad jurídica? Los "pibes" como Vallejos, Máximo, Kicillof... ya son cuarentones. Su narrativa huele a naftalina. La derrota del domingo, deberían saberlo, se debió a la irresponsabilidad de jugar a la geopolítica con las vacunas, a cerrar las escuelas, a multiplicar el desempleo y imponer un encierro con hijos y entenados. Así muestra vigencia un axioma milenario: "Dios ciega a quienes quiere perder". El problema es que en esta ceguera estamos perdiendo todos.

 

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