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Sun Tzu (*), uno de los más brillantes estrategas de la historia, afirmó, inapelable: "Ganar cien victorias en cien batallas no es la suma de las habilidades. Ganarle al enemigo sin luchar es la suma de las habilidades". Ojalá el mundo hubiera leído más a Sun Tzu y menos al militar prusiano Carl von Clausewitz (s. XIX). Robert Heinlein (**) diría: "La perfección en la guerra es minar de tal manera la moral del enemigo que se rinda sin luchar". Enemigo. Guerra. Ganar. Rendirse. Palabras fuertes.
Saquemos una foto a la última semana del año 2021. No es una foto agradable ni indulgente. Pero necesaria.
Un Poder Legislativo, en casi todas los distritos y estamentos, a todo lo largo y ancho del país; apurado por sacar leyes entre el brindis de Navidad y el de Año Nuevo. Votando leyes importantes -para ellos- que nos afectan a todos nosotros -los ciudadanos que dicen representar-, imaginándonos distraídos entre los regalos navideños y la sidra y el pan dulce.
Los gobernadores viajan en aviones privados a una reunión en el peor momento imaginable; durante el comienzo de otro pico de crecimiento de la pandemia. No se habla de este tema, pero la pandemia nos hizo cerrar el año con 117.169 personas fallecidas. Y seguimos sumando.
Menos de un año atrás, por muchos menos casos de contagios nos habían encerrado sin racionalidad alguna y sin piedad. Nada de esto les importa. Es más importante -para ellos- el motivo de la reunión: ponerse de acuerdo en la necesidad -de ellos-, de subir los impuestos para poder seguir manteniendo sus sueldos, sus fueros y esos aviones privados entre tantos otros privilegios.
Una oposición vergonzosa. La senadora del monobloque "Hay futuro Argentina" destroza ese futuro en una pirueta que debería ameritar una expulsión inmediata de la Cámara. Un pusilánime Daniel Lipovetzky se ufana de haberse abstenido de votar. ¿Para eso les pagamos a los senadores de la Nación? ¿Para que se ufanen de abstenerse de tomar partido y posición?
Resultado: modificaron el impuesto a los bienes personales y, en la Provincia de Buenos Aires, sancionaron el impuesto a la herencia. O sea que siguen aumentando los impuestos a pesar de todas las promesas de campaña en sentido contrario de todos ellos pocos meses atrás. Desde que asumió el presidente Alberto Fernández ya son 20 los aumentos tributarios.
La voracidad fiscal es insaciable y sólo busca resolver los problemas de aquellos que crearon el problema en primer lugar. El poder recaudatorio, una vez concedido, es ilimitado; no se va a contener hasta haberlo destruido todo.
Hoy las personas de menores ingresos destinan entre 29 y 35 minutos por cada hora de trabajo solo a pagar impuestos. Algo más para los más "privilegiados". La mitad del fruto de cada hora de nuestro trabajo se va en mantener a esta casta que gobierna de espaldas a las necesidades de la sociedad, de los individuos y del país. ¿No es esto, acaso, seguir expoliando a los "contribuyentes" en pos de una "redistribución" ideologizada, incorrecta, perversa e injusta?
El Gobierno se autopercibe un ladrón virtuoso. Como no puede aumentar la riqueza del país se limita a establecer un "sistema de suma cero" donde alguien tiene que perder algo para que otro lo pueda ganar. Esta es la única realidad tras la famosa "redistribución". Se le saca a uno para dárselo a otro. Una "redistribución" donde perdemos nosotros; nunca ellos.
No por fuerte la imagen es menos valedera: hay un paciente que sufre de anorexia y estos señores le indican comerse sus miembros para recuperar peso. Por ignorancia. Por ideología. Por un idiotismo moral en su estado más puro.
La Meca sudamericana
Hay conciudadanos que emigran. La Asociación de Argentinos Residentes en Uruguay hizo una estimación del porcentaje de PBI que se está yendo de Argentina. Se fueron quienes lideran más del 60% del PBI del país. Tanto las fortunas "tradicionales" como las "empresas del conocimiento"; esas que necesitamos tanto y que son las únicas que nos pueden sacar de la primarización, del extractivismo y trazar una hoja de ruta hacia alguna forma viable de futuro.
Los CEO de los grandes unicornios argentinos como Globant, Mercado Libre, OLX y Despegar ya no viven en Argentina. Tampoco los CEO de nuevos unicornios como Auth0, Satellogic, Bitfarms, Vercel, Aleph Holding, Mural, Ualá y Tiendanube. Todos ellos se fueron y varios se radicaron en Uruguay.
Con todo lo que está pasando en América Latina, no sería de extrañar que pronto el metro cuadrado en Uruguay sea más caro que en Mónaco.
Sigamos con la foto familiar
Una interna sindical donde ambos bandos contratan a barrabravas de equipos de fútbol e instalan, en el predio que alquilaron y en todos sus alrededores, una batalla campal. Una barbarie y una violencia desoladora.
Al estar ubicado cerca del aeropuerto Jorge Newbery, este estuvo cerrado casi todo el día. ¿Qué pasa con las libertades individuales de toda la gente que tuvo que caminar para llegar al aeropuerto? ¿O la de los que perdieron o les cancelaron sus vuelos? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que los violentos, los que cortan las calles de manera ilegal y los que viven de la violencia y gracias a la violencia sigan pautando nuestras vidas?
¿No se dan cuenta los afiliados que sus sindicalistas, por seguir aferrados a sus privilegios, sus negocios ilegítimos y sus cargos dinásticos; los están condenando a un mayor desempleo y a una total falta de futuro? ¿No es eso falsedad ideológica? ¿No deberían ser interpelados? ¿No deberían estar todos presos?
¿Dónde está la protesta de los ofendidos seriales y de los colectivos que defienden los derechos más bobos concebibles?
¿Por qué todos estos no son derechos que valga la pena defender?
Estadísticas que mienten
El Indec reporta que solo el 20% de la población cobra por encima de 75.000 pesos. O sea que, en Argentina una persona que cobra más de 375 dólares al mes es “rica”. De acuerdo con la misma encuesta, el 10% más rico de la población está conformado por personas cuyos ingresos son mayores a 500 dólares por mes. ¿De veras eso es riqueza? ¿O no resulta acaso esta cifra la prueba más cabal y contundente del empobrecimiento y de la tragedia social argentina?
La foto muestra un país con el 45% de pobreza; cifra oficial cada vez menos creíble. Y un 8% de desocupación.
Claro; solo consideran como “desempleado” a quien, aún en edad de trabajar, “no busca trabajo activamente”. Todas aquellas personas que ya bajaron los brazos por falta de esperanza, por falta de capacitación o porque no fueron “reconvertidos” cuando sus trabajos desaparecieran por una nueva demanda laboral impuesta por las nuevas tecnologías; no son desempleados porque no están “activamente” buscando trabajo. ¿No es eso falsificar las estadísticas? ¿Sirve mentirnos así? ¿El desempleo es el 8% o mayor al 35 o al 40%?
¿Y qué hay de la economía informal? ¿No es cierto acaso que tenemos una tasa de economía informal que supera el 40%? ¿De veras se puede pensar en reconstruir un país con tamaño nivel de economía “blue”?
“Reconstrucción Argentina” es solo un eslogan vacío; no una realidad.
Jugando con fuego
De espaldas a los problemas reales de la sociedad que los eligió, ochenta y siete -87- intendentes obtuvieron la posibilidad de una re-reelección.
En esto no hay grieta ni signo político. Todos hacen fila para cometer la misma tropelía. Eliminaron el término que asumieron en 2019 como si jamás hubiera existido. El hijo bobo de Agripina y Nerón -producto de ese matrimonio mal avenido, incestuoso y endogámico entre ambos-, habla de “un acto de consenso y responsabilidad institucional”. ¿No es acaso exactamente todo lo contrario?
Eliminaron por ley un mandato constitucional. ¿Qué les impide borrar sucesivos mandatos de ahora en más? Una vez que la ley ha probado ser tan maleable, tan corporativa y, sobre todo, tan funcional a los intereses de esta casta monárquica, ¿qué nos asegura que no volverán a moldearla y fraguarla de acuerdo con sus intereses cuando más les convenga? Ya saben cómo hacerlo. Peor; saben que pueden hacerlo.
Se entroniza una clase política rica (rica en serio), privilegiada, por encima de la ley y de espaldas a la sociedad, conformada por ciudadanos pauperizados social, económica, educativa y culturalmente.
Sorprende lo alejada de la sociedad que está la casta política, a la que no le interesa otra cosa que no sean sus propios asuntos, olvidándose de solucionar los problemas reales de la gente real. Más infame; embanderándose en ellos. Van a la guerra en nombre de la paz. Matan en nombre del amor. Combaten la pobreza acrecentándola.
¿Por qué dejamos que unos pocos brutos, patoteros, procesados y condenados nos impongan sus limitaciones a la fuerza mientras los dejamos avanzar sobre los derechos y las libertades de los millones de argentinos restantes?
¿Estamos en guerra?
Existe un peligro muy real en este juego tan perverso. Parecen no ser conscientes de la pérdida de credibilidad, de representatividad y del peligro creciente de hundimiento del arco político del centro. No me sorprendería que en 2023 se hundiera el peronismo en todas sus versiones, así como el rejunte de “JxC”; cada vez menos “juntos” y que ya tampoco significan el “cambio” que tanto prometieron. No sería raro que surja una ultraderecha de la mano de algún personaje fascista como Milei o Espert, junto a una ultraizquierda de la mano de algún personaje nuevo; Del Caño y Bregman no pueden liderar ni a sus mascotas.
Mientras el centro siga jugando con fuego de espaldas a la sociedad que declama representar y que no defienden ni representan vamos a seguir derivando hacia los extremos.
La foto muestra una guerra de clases declarada. Y un enemigo que no se asume como tal. ¿Seremos para ellos ese enemigo del que hablaban Sun Tzu y Heilein?
¿Nos están limando tanto las esperanzas -minando tanto la voluntad- que nos rendimos sin protestar? ¿Es ellos y nosotros; donde no queda exactamente claro a quiénes abarca ese “ellos”; pero sí sabemos quiénes somos el “nosotros”?
“Ningún país se ha beneficiado alguna vez de una guerra interminable”.
Ojalá leyéramos más a Sun Tzu.
(*) Sun Tzu, pensador y estratega de la antigua china, autor de “El Arte de la Guerra”, quien se supone que vivió entre los siglos VIII y V antes de Cristo
(**) Robert Anson Heinlein, escritor estadounidense de ciencia ficción del siglo XX