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El compromiso con las provincias

Romero fue un empresario y político con enorme capacidad de iniciativa que se proyecta en el tiempo
Lunes, 14 de febrero de 2022 17:34
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Recordar a Roberto Romero es rendir homenaje a una persona que ha marcado con visión y trabajo los destinos de la provincia. Para mí, resulta un honor reconocer y destacar su impronta: la sensibilidad con los necesitados, vocación de servicio y visión de futuro.
Comprometido con la política, le tocó convertirse en el primer mandatario de Salta tras la dictadura militar. Aquel 30 de octubre de 1983 fue una verdadera fiesta de la democracia, con un clima festivo y de euforia política. La civilidad recuperaba el derecho a elegir sus autoridades, luego de casi ocho años de haber sido interrumpida, el 24 de marzo de 1974. Fue reconocido por el voto popular como gobernador de Salta.

Este triunfo fue verdaderamente festivo porque después del Proceso por el que transitaron tres Juntas de Comandantes, cuatro presidentes de facto y, en Salta, tres gobernadores militares, se volvía a la institucionalización. El país y la provincia soñaban con dejar atrás medio siglo de inestabilidad y golpismo.
La impronta de su gobierno quedó plasmada el 11 de diciembre de 1983 en su primer mensaje ante el Poder Legislativo como gobernador y como lo evoca el último gobernador de facto, el contador José Edgardo Plaza, en su libro “La Democracia Recuperada” (Segunda parte; página 100): “Exactamente a las 10 horas, Romero inicio la lectura de su mensaje. El texto le insumió veintisiete minutos y fue interrumpido diecisiete veces, particularmente cuando citando a Juan Domingo Perón reiteró que al país “lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie’”, una verdad absolutamente vigente y cada vez más imperiosa, por la que don Roberto luchó denodadamente.

Con Salta

Su gestión como gobernador de Salta se caracterizó por las políticas en el campo social, con planes de salud, proyectos educacionales, productivos, de integración regional como un mercado común, un banco de desarrollo y de obras públicas en especial para incentivar la generación de empleos y reactivar la economía.

Pero no solo pensó en la provincia destacando su visión de la realidad regional cuyos problemas y ambiciones eran comunes. Muchas veces reiteró que “el encierro de nuestro individualismo no nos llevará a ningún lugar”. Un problema no resuelto por la falta de protagonismo de Salta y del Norte Grande en las decisiones nacionales, a pesar de la importancia histórica de la provincia y del rol central que le corresponderá a la región cuando la Argentina se decida a transitar por los caminos del federalismo y el desarrollo.

Y es así que Roberto Romero fue el mayor impulsor del plan institucional de convertir al Norte Grande como región operativa, amalgamando las nueve provincias del NOA y NEA.

De ese modo, después de periodos de gestión, reflexión y negociación sobre el trabajo conjunto de estas provincias, el 15 de mayo de 1987 se firmó el Tratado de Integración de Norte Grande.

Entre los principales objetivos podemos mencionar la elaboración de un plan de industrialización, intercambio con los países latinoamericanos, de desarrollo regional con la implementación de una red de transporte transversal- multimodal con salida al Océano Pacífico y al Atlántico, a través del Sur de Brasil.
Roberto Romero ejerció el cargo de gobernador de Salta elegido por el voto popular con gran humildad, como solo saben hacerlo las personas nobles y sinceras.

Vaya mi reconocimiento a un hombre que supo modificar los destinos de la provincia y de la región dejando el legado a las próximas generaciones para continuar con su trabajo. Ese será nuestro compromiso.
 

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