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En las postrimerías de la dictadura militar, el Comfer obligó al humorista Mario Sapag a suspender la imitación que hacía de Jorge Luis Borges. El actor pidió disculpas. En cambio, el propio Borges lo calificó como "una pavada" y añadió que "este ya parece el país de los funcionarios públicos, un país donde la burocracia decide sobre cualquier cosa en lugar del ciudadano". Para redondear la ironía, añadió que "la razón de ser del censor es censurar".
Una amenaza expresa la sensación de fragilidad que experimenta en su fuero íntimo quien se quiere mostrar omnipotente. Esa fragilidad lo vuelve peligroso, sobre todo, cuando ese poderoso empieza a experimentar su propia decadencia.
La guerra contra la libertad de prensa, de opinión, y de información y es un rasgo autoritario, sistematizado en los regímenes desapegados de la democracia, que se agudiza en la decadencia.
Hoy hay muchos indicios de que el ciclo kirchnerista entró en el crepúsculo.
El retiro anticipado de Alberto Fernández de la presidencia, su incapacidad para una mínima autocrítica al concluir su mandato, son un fresco de la ficción de cuatro años que protagonizó con Cristina. Fernández anuncia que se va a vivir a España, acompañado por Dylan, su perro, en las afueras de Madrid, tratando de ver a pocos argentinos, y supuestamente a desarrollar actividades académicas.
Más sorpresiva es la retirada de Sergio Massa. Por razones de edad, de experiencia y por la cantidad de votos que obtuvo en 2015 y en 2023, cabía esperar una despedida más digna, y dejando abierta una puerta. Sin embargo, se va a Estados Unidos. Quizá, para tomar distancia de un escenario en el que el nuevo presidente le va a pedir algunas explicaciones, porque la realidad nacional anticipa un cúmulo de malas noticias.
Pero más llamativa es la demanda contra el autor de Gaturro. Tomás, hijo del ministro, contrató a un estudio de EEUU para imputar al dibujante Cristian Dzwonik, conocido como Nik, por "acusaciones dañinas", que le causaron "un daño irreparable". Así lo explica la carta documento que mandaron los abogados Salcedo, latinos en Miami, en nombre del joven Massa.
Es curioso que, a los 18 años, "Toto" cuente con los recursos económicos y los contactos como para contratar a semejante buffet. Más curioso aún que haya optado por tribunales estadounidenses y no por la Justicia argentina, y que haya demorado un año en la decisión, para plantearla cuando sus padres ya están en retirada transitoria de la función pública.
Tomás viajó a Qatar para ver el Mundial. Cuando las redes multiplicaron las críticas, aseguró que estaba trabajando para una empresa norteamericana, contratado por la página de la AFA "Mundo Selección". Sin aclarar cuál es su formación profesional que lo acredita para desempeñar ese cargo, trató de "boludos" a los que lo acusaban de ir con recursos del Estado. Y renunció. Nik, también en redes, se sumó a la polémica: "Para el hijo de Massa, dólares, Qatar, pasaje en primera bancado x AFA, YPF y AA".
La demanda desde Miami, más que a Justicia, suena a apriete. La familia Massa se ha vuelto muy susceptible.
Sergio Massa debió evitar –y no lo hizo- cualquier similitud con el ministro de Seguridad Aníbal Fernández, quien en 2021, enojado por una crítica de Nik, hizo pública la escuela donde van las hijas del dibujante, y twitteó; "Por ejemplo, la escuela/colegio ORT. ¿La conocés? Si que la conocés… ¿O querés que te haga un dibujito? Excelente escuela lo garantizo. Repito… ¿Lo conocés?".
No fue un mensaje anónimo en Rosario. El ministro quedó como un personaje de Francis Ford Coppola. ¿Quién no recuerda a El Padrino?