inicia sesión o regístrate.
Cristian "Kili" Linares, hijo de Luis "Chiquito" Linares y Viviana González, es el mayor de tres hermanos, todos atletas de alto rendimiento: Gastón (18) y Koko Linares (24), jugadores de vóley, el primero está en Boca Juniors y el segundo en el CV Arenal Emevé Lugo de España. Al ser consultado si tienen sus momentos de hacer un "picado" en cualquiera de los deportes, el Kili fue contundente. "No porque no coincidimos en estar los tres, cuando viene uno el otro está lejos y así", dijo y agregó que "si los agarro les meto una cagada a lo que quieran" (risas).
Hijo de padres deportistas, Luis jugó de manera profesional al vóley y al básquet, y su madre jugadora de vóley hasta la actualidad -maxi vóley-. Emulando la frase que dice que `el alumno superó al maestro´, en tu caso ¿el hijo superó al padre?
"Sí, porque mi viejo no llegó a jugar en el Torneo Nacional de Ascenso (TNA, actualmente denominado La Liga Argentina). Estuvo a un paso de jugar en Liga Nacional con Belgrano de Tucumán, pero volvió después de una lesión que tuvo en uno de sus hombros. En el vóley no le gano ni a palos, él jugó Liga A con el equipo salteño de Coyote", recordó el alero infernal.
El jugador salteño expresó que tenía muchas ganas de jugar La Liga Argentina, "de conocer la competencia". Acerca de la primera LA que afronta sostuvo: "Es una liga muy competitiva, se trabaja con mucho scouting y siempre hay que estar preparados física y mentalmente. Es cuestión de seguir adaptándonos, sumando cosas y aprender todos los días".
"Es un proceso que nunca dejás de aprender, creo que es así la vida. Siempre hay cosas nuevas y hay gente como Ramiro (Diez Cuello, DT salteño) o el Patón (Sergio Arévalos, DT salteño) que te brindan herramientas, o el cuerpo técnico que llega del que siempre se aprenden cosas", añadió el jugador.
Al hacer un análisis haces de su actuación hasta el momento en Los Infernales, destacó que "al principio no tuve mucha participación y estaba un poco frustrado, sentía que podía aportar lo mío y gracias a que Martín (De Zan, el DT) me fue dando confianza con más minutos estoy más tranquilo. Me falta soltarme en las cosas que hago, a veces me paso de revoluciones, erro bandeja que quizás no suelo fallar, pero entiendo que es parte del proceso. Uno estaba acostumbrado que te salten chicos de tu misma talla pero aquí hay jugadores de 2.04 o más grandes y te corrigen".
Y también habló de una clave para llegar. "Hay que tratar de tener siempre los pies sobre la tierra, ser humildes y estar siempre preparados para cuando llega la oportunidad. Después, disfrutar los procesos, me pasó haber atravesado competencias donde no estábamos bien y terminó explotando. Hay que disfrutar, seguir aprendiendo y pasarla bien porque son circunstancias que después no vuelven".