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Cuatro siglos de estudios doctorales en Salta

Lunes, 12 de junio de 2023 02:32

Hace exactamente 400 años, en 1623, se realizó la primera colación de grados doctorales de lo que hoy constituye la República Argentina. Ello aconteció en la vieja ciudad de Esteco en el actual territorio salteño. Y fue producto de un hecho fortuito, una casualidad, que hoy forma parte del patrimonio cultural salteño en el campo universitario. Precisamente el hecho fue recordado el 17 de mayo de 2023 en una conferencia del suscripto en la Universidad Nacional de Salta. Con la presencia del señor rector y autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales se realizó un acto por el 50 aniversario de la creación del doctorado en Geología de la UNSa, que dio inicio en 1973.

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Hace exactamente 400 años, en 1623, se realizó la primera colación de grados doctorales de lo que hoy constituye la República Argentina. Ello aconteció en la vieja ciudad de Esteco en el actual territorio salteño. Y fue producto de un hecho fortuito, una casualidad, que hoy forma parte del patrimonio cultural salteño en el campo universitario. Precisamente el hecho fue recordado el 17 de mayo de 2023 en una conferencia del suscripto en la Universidad Nacional de Salta. Con la presencia del señor rector y autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales se realizó un acto por el 50 aniversario de la creación del doctorado en Geología de la UNSa, que dio inicio en 1973.

Aunque en homenaje a la verdad histórica, el primer doctorado fue en 1963, en la vieja Facultad de Ciencias Naturales de Salta, dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán, con lo cual se cumplieron 60 años desde entonces. De esta manera en 2023 se cumplieron varios aniversarios -400, 60 y 50 - de los estudios doctorales en Salta.

En Esteco

El primero, como se dijo, ocurrió en aquella vieja ciudad de Esteco II o Talavera de Madrid, fundada en 1609 y que terminó para siempre con un hecho geológico catastrófico un martes 13 de septiembre de 1692. Se activó entonces una falla geológica sismogénica del sistema Sierra de la Lumbrera - Cerros Colorados en el departamento Metán y produjo un sismo de magnitud 7 que puso fin a la existencia de esa icónica ciudad en el camino real que unía Buenos Aires con el Alto Perú.

La historia de su destrucción quedó incorporada en el imaginario colectivo con resonancias bíblicas de ciudad pecadora, sodomita, opulenta y jactanciosa de sus riquezas, desobediente a los mensajes de frailes itinerantes que le anunciaban proféticamente su final. Mucha literatura histórica y ficcional se nutrió de ese evento natural que a la postre generó el culto de los santos patrones tutelares de Salta.

El profesor Eduardo Poma, historiador de Metán, fue el primero en llamar la atención sobre la colación de grados doctorales que allí tuvo lugar. Y que constituye un hecho singular en la historia universitaria argentina. La causalidad fueron las clásicas desavenencias entre los representantes del poder civil y del poder eclesiástico representado por gobernadores y obispos respectivamente. Los desacuerdos en temas terrenales llevaban a los obispos a excomulgar a los gobernadores y estos a someter a los religiosos a penurias de hambre. Y ello se dio a lo largo y ancho de la América española.

Salta lo vivió desde su propia fundación con el licenciado Hernando de Lerma y el obispo Francisco de Victoria a raíz del conflicto de intereses entre los bienes terrenales y los celestiales, unos tangibles y los otros intangibles.

La historia se inicia con la creación de los estudios universitarios en Córdoba y que contó a su vez con fuertes desavenencias, esta vez entre religiosos, como fue el caso de los jesuitas y los dominicos. Se impusieron los jesuitas y arrancaron a formar alumnos en el Colegio Máximo logrando una bula papal que los apoyaba. Cuando llegó el momento de la graduación el obispo Julián de Cortázar (1576-1630) se encontraba en Esteco a raíz de haberse enemistado con el gobernador Juan Alonso de Vera y Zárate (1579-1633). La graduación debía hacerse donde se encontrara el obispo con lo cual los estudiantes tuvieron que emprender el largo y penoso viaje hacia Esteco. Téngase presente que estábamos en 1623 y regía entonces la escolástica salmantina. Las defensas de las tesis duraban tres días. Al llegar los estudiantes eran enclaustrados en una capilla, de donde nos viene el estar en capilla. A través de una ventanilla se les proveía de alimentos y de libros. La instrucción era nemotécnica y por lo tanto había que saber casi de memoria los principales textos religiosos como la "Suma Teológica" de santo Tomás, el "Libro de las Sentencias" de Pedro Lombardo o "Las diferencias entre lo temporal y lo eterno" de Juan Eusebio Nieremberg. Las graduaciones eran de bachilleres, maestros y doctores. El máximo grado era el de Doctor en Teología.

Los exámenes o "parténicas" eran rigurosos, en latín, y duraban cinco horas y media entre mañana y tarde. Era una ceremonia solemne que se iniciaba tres días antes cuando los bedeles o celadores iban a buscar al graduando y su padrino para iniciar los exámenes, previa misa rezada del Espíritu Santo. Para ello se habilitaba un tablado en el patio donde el futuro doctor debía leer un texto durante una hora y media y luego debía defenderlo por otras cuatro horas. Al día siguiente, los que aprobaban eran paseados con toda pompa, vestidos con capirotes blancos, en caballos altos cubiertos en terciopelo negro y enjaezados en plata, acompañados en procesión por las autoridades mientras repicaban las campanas. Los bedeles portaban los estandartes y mazas de plata e iban acompañados por músicos que tocaban chirimías (flautas) y atabales (tambores). El acto final residía en la imposición de las insignias doctorales consistentes en bonete de borlas, anillo y Libro de la Sabiduría. La pompa y marco ceremonial, incluido el paseo a caballo, tenían como objeto impresionar al pueblo, completamente analfabeto en aquellos tiempos fundacionales. Más allá de ser pasibles a la inquisición, a nadie se le podía ocurrir discutir las cuestiones sagradas por que para ello "Doctores tiene la Iglesia", lapidaria frase que impedía cualquier disenso. Lo cierto entonces es que, más allá de lo anecdótico, el dato valioso es que la primera colación de grados doctorales se hizo en Esteco, aun cuando aquellos graduados provenían de Córdoba. Queda aún por saber quiénes fueron aquellos graduados y si entre ellos se encontraba, o no, el luego famoso jesuita chileno Alonso de Ovalle (1603-1651) quien estudiaba entonces en Córdoba.

La facultad salteña

Los estudios universitarios en Salta se inician con la creación en 1952 de la Facultad de Ciencias Naturales dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán y que tuvo su origen en la Escuela Superior de Ciencias Naturales que iniciara en 1950 el profesor Amadeo R. Sirolli (1900-1981).

Es importante destacar que a diez años de iniciados los estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Naturales de Salta ya habían egresado varios geólogos y que tres de ellos defendieron sus tesis en 1963 para optar al título de Doctor en Ciencias Geológicas. El Lic. Apolo Ortiz realizó un trabajo titulado "Estudio Geológico de las Sierras de Castillejo y Sancha, Salta", bajo la dirección del Dr. Oscar Ruiz Huidobro de la Universidad de Buenos Aires. El jurado estuvo integrado por los doctores Celestino Danielli, Casimiro Gutiérrez, Enrique César Rayces, Saturnino J. Iglesias y Marcelo Figueroa Caprini. La tesis fue calificada como sobresaliente con recomendación de publicación. El Dr. Apolo Ortiz fue así el primer geólogo doctorado de Salta cuando la facultad dependía de Tucumán.

También inició su tesis doctoral el Lic. Federico Guillermo Mädel, con la dirección del Dr. Domingo Jakúlica, titulada "Relevamiento Geológico sobre la margen derecha del Río Juramento, Salta". Estos estudios fueron previos a la construcción del embalse de Cabra Corral. El Lic. Andrés Nicolás Lencinas, egresado de Salta, defendió su tesis doctoral en la Universidad Nacional de Córdoba titulada "Estudio Geológico del Flanco Occidental de la Sierra Chica y del fondo del Valle de Punilla, Córdoba" y contó con la dirección del Dr. Telasco García Castellanos.

En la UNSa

En 1973 comenzó el doctorado en Geología en la nueva Universidad Nacional de Salta. La defensa de la primera tesis fue la de José A. Salfity que dirigió el Dr. Juan Carlos M. Turner y trató sobre la Formación Lecho, una unidad arenosa cretácica donde se encontraron restos óseos de dinosaurios y aves.

La segunda tesis fue sobre la Formación Puncoviscana del Precámbrico, de Ricardo H. Omarini de la UNC, dirigida por el Dr. Bruno Baldis. La tercera tesis fue sobre las calizas de la Formación Yacoraite, de Rosa A. Marquillas dirigida por el Dr. José Salfity. La cuarta tesis, y primera de un ingresante a la nueva UNSa, fue la del suscripto, sobre los boratos andinos, turcos y norteamericanos, dirigida por el Dr. José Viramonte. Desde entonces han egresado de la UNSa otros 67 doctores en geología procedentes de diferentes universidades argentinas. Hoy la UNSa cuenta con numerosos doctorados en distintas ciencias, ingenierías y humanidades.

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