¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
-0°
4 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El Deán Funes, pionero de la historiografía argentina

Sabado, 29 de julio de 2023 02:38
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La Ley N° 25.566, sancionada el 14 de marzo y promulgada el 4 de abril del año 2002, declaró el 1° de julio de cada año Día del Historiador.

La fecha elegida tuvo en cuenta el decreto del 1° de julio de 1812, que el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas integrado por Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso, ordenaba la redacción de "la historia filosófica de nuestra feliz revolución…".

En este sentido, La Gazeta Ministerial del gobierno de Buenos Ayres, N° 16, del viernes 24 de julio de 1812 informaba que: "Sería ciertamente muy doloroso que después de los grandes sacrificios que se hacen por todas partes á la libertad de la patria, quedasen sepultadas en el abismo de lo pasado las glorias de sus ilustres hijos, y privada nuestra posteridad de unos exemplos dignos de su imitación. El entusiasmo heroyco de aquellos ciudadanos beneméritos, que puestos al frente de sus compatriotas levantaron los primeros el estandarte de la libertad, derribando el ídolo de la tiranía; la energía de los pueblos por la recobración de sus derechos soberanos; la constancia con que nuestros soldados abandonando las comodidades de sus familias, destituidos de auxilios en un país casi desierto y luchando con los elementos en las más penosas estaciones, vencieron marchas dilatadas para volar al socorro de sus hermanos, destruir la opresión y anular los esfuerzos de los déspotas: el zelo infatigable de los magistrados por la conservación del orden; el empeño con que los depositarios del poder público consultan la seguridad y la organización del estado; el ardor de esos valientes americanos que hicieron á la libertad de su amada patria el sacrificio de su existencia en el campo del honor; el heroísmo de sus familias, que antes que doblar el cuello al yugo de los tiranos prefirieron una vida errante en los bosques y en los desiertos. ¿Quién al recordar la sucesión de tan gloriosas acciones no se siente agitado del deseo de transmitirlas de generación en generación, hasta la mas remota posteridad? El gobierno que en medio de las grandes atenciones que fijan todos sus cuidados no deja da meditar sobre lo que puede de qualquier modo conducir á la felicidad y á las glorias del pueblo americano, ha determinado que se escriba la historia filosófica de nuestra feliz revolución, para perpetuar la memoria de los héroes, las virtudes, de los hijos de la América del Sud, y la época gloriosa de nuestra independencia civil, proporcionando un nuevo estímulo, y la única recompensa que puede llenar las aspiraciones de las almas grandes. Se ha encargado para la formacion de esta importante obra al Rmo. P. Fr. Julián Perdriel, provincial de la orden de predicadores, bien conocido por su patriotismo, virtud, talentos y literatura, y el gobierno espera del zelo de todos los buenos ciudadanos, que le auxiliarán con sus luces, franqueándole los documentos, que puedan conducir al mejor desempeño de un encargo, en que se interesa el bien de nuestros descendientes, y la gloria de las provincias libres".

El decreto del Primer Triunvirato, inspirado por su secretario Bernardino Rivadavia, tenía como objetivo generar en la opinión pública un marcado rechazo al sistema y orden colonial, y legitimar al nuevo gobierno revolucionario formado en mayo de 1810, a través de la redacción de este trabajo. Para la revolución era imperante generar una conciencia en la población que entendiera el cambio profundo que se había iniciado de las estructuras políticas, tal como se realizó en la Revolución Francesa. Al respecto, dice Ricardo Piccirilli de Rivadavia que "amasado de futuro, creyó en el poder de la historia como ningún hombre militante de su tiempo".

Inicialmente se había encomendado su redacción en 1812 al dominico fray Julián José Perdriel (OP), a quien en 1814 le fue retirado el encargo aludiendo problemas económicos. Diversos autores argumentan que la remoción de fray Perdriel fue por las tensiones internas que estaba sufriendo el movimiento revolucionario, lo cual también influyó en el tenor que debía tener la obra encomendada.

El Deán Gregorio Funes 

La tarea de redactar la primera crónica histórica de la Argentina independiente recayó en el doctor en derecho canónico y deán de la catedral de Córdoba, Gregorio Funes.

El deán Funes nació en la ciudad de Córdoba el 25 de mayo de 1749. Inició sus estudios en el Colegio de Monserrat de Córdoba, fue ordenado sacerdote en 1773 y director del seminario de Córdoba. Adhirió al movimiento revolucionario que constituyó la Primera Junta de Gobierno el 25 de mayo de 1810. Rector del Colegio de Monserrat y de la Universidad de Córdoba. Reconocido político y patriota, integró la Junta Grande como diputado por Córdoba, abogado, historiador y educador. Director de La Gazeta de Buenos Ayres en 1811 y defensor de la libertad de imprenta. Destacado orador, escritor y polemista.

El deán Funes concluyó la redacción de su obra, denominándola Ensayo de la Historia Civil de Paraguay, Buenos Aires y Tucumán. Se publicó en tres tomos, entre 1816 y 1817. La Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América en Tucumán, el 9 de julio de 1816, coincidió con la publicación del primer tomo, acontecimiento que le dio un gran vitalidad y vigencia a la obra. Los dos primeros tomos fueron editados por M. J. Gandarillas y socios en Buenos Aires, y el tercer tomo por la Imprenta de Benavente y Compañía. La segunda edición completa del Ensayo fue publicada por la Imprenta Bonaerense y Compañía en 1856, habiéndole cambiado el título por Ensayo de la Historia Civil de Buenos Aires, Tucumán y Paraguay. Se incluyó una biografía del deán Funes, que luego fue evaluada y considerada por los estudiosos como una autobiografía del mismo. Y la tercera edición fue impresa en forma incompleta por los Talleres Gráficos de L. J. Rosso y Cía. entre los años 1910 y 1911. Manteniendo la biografía del deán Funes, de la segunda edición.

La vocación de historiador

En el prólogo del primer tomo el deán Funes nos advierte respecto a su ensayo, que "seguramente porque yo encontrase en mi pequeña capacidad talentos suficientes para la historia, que me determinó al ensayo que doy al público. Sé muy bien que es preciso nacer historiador, como se nace poeta y orador. La absoluta falta de un libro que pudiese satisfacer la curiosidad de los que fueron nuestros padres y de las revoluciones que han precedido a nuestro estado actual, fue lo que dio un impulso a mi justa timidez".

Más adelante en el prólogo, el deán Funes expresa su deseo de que "sea yo útil a la patria y aunque pase por insípido escritor. La desgracia de no tener hasta el presente un historiador digno de sus fastos, moverá otras plumas adornadas de ese temple vivo, enérgico, ameno y agradable de los Salustios y los Tácitos", en la expectativa de que futuros historiadores continuarán su obra.

La Dedicatoria a la Patria del Ensayo, en su primer tomo, es un resumen el pensamiento patriótico del deán Funes:

"Había de llegar por fin el día en que no fuese un crimen el sentimiento tierno y sublime del amor a la PATRIA. Bajo el antiguo régimen el pensamiento era un esclavo y el alma misma del ciudadano no le pertenecía. El teatro está mudado: somos ya libres. La PATRIA reclama sus derechos sobre unos seres que les dio el destino. Que el guerrero la haga pues prosperar a la sombra de sus laureles; el magistrado salga de garante por la inviolabilidad de sus leyes; el ministro de la religión abra los cimientos de una moral pura, y vele al pie de sus altares; un pueblo inmenso corra en auxilio de sus necesidades; en fin, el hombre de letras propague las luces de la verdad, y tenga valor para decírsela a los que confía su gobierno. ¡Felices aquellos que pagan a la PATRIA la sagrada deuda que contrajeron desde la cuna! Por lo que a mí toca, yo le dedico el fruto insípido de este ensayo histórico. Cuando menos tiene la ventaja de llamar ajuicio a sus verdugos y poner a los pueblos en estado de pronunciar con imparcialidad. Oh PATRIA amada! escucha los acentos de una voz que no te es desconocida, y acepta con agrado los últimos esfuerzos de una vida que se escapa!!!"

La trascendencia de la obra del deán Funes radica en que constituye el primer estudio histórico de Argentina y llenó un vacío historiográfico respecto a los acontecimientos que se habían sucedido a partir de 1810 y sus antecedentes más inmediatos.

Puede ser considerada el inicio de la historiografía nacional, sin que esto implique una postura que excluya a Bartolomé Mitre y su obra. Al respecto dice Horacio Crespo que "la reivindicación de la actitud fundante del deán no debe ser confrontativa con la de Mitre. En ambos se vio la voluntad de construcción historiográfica como base de la nacionalidad. Los resultados son distintos, no solo por divergencia de métodos sino por visiones diferentes -podríamos decir que hasta antagónicas- en cuanto a las formas de la unidad e incluso respecto al sentido mismo que tendía esa nacionalidad".

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD