En la ultima sesión del Concejo Deliberante de Cerrillos, el concejal e intendente electo Enrique Borelli presentó un proyecto de ordenanza para que en La Isla, se designe “Avenida Poncho Marrupe” al tramo urbano de la ruta provincial 26, que se extiende desde el límite interdepartamental de Río Ancho hasta la intersección con la ruta 89.
Precisamente, en ese lugar se encuentra ubicada la sala de la Finca La Candelaria y que fuera la casa natal de don Gustavo Adolfo Marrupe, más conocido como el “Poncho Marrupe”.
En sus fundamentos, el edil cerrillanos brinda datos de quien fuera diputado, senador y vocal de los directorios del Banco de Préstamo y del Banco de la Provincia de Salta.
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En la ultima sesión del Concejo Deliberante de Cerrillos, el concejal e intendente electo Enrique Borelli presentó un proyecto de ordenanza para que en La Isla, se designe “Avenida Poncho Marrupe” al tramo urbano de la ruta provincial 26, que se extiende desde el límite interdepartamental de Río Ancho hasta la intersección con la ruta 89.
Precisamente, en ese lugar se encuentra ubicada la sala de la Finca La Candelaria y que fuera la casa natal de don Gustavo Adolfo Marrupe, más conocido como el “Poncho Marrupe”.
En sus fundamentos, el edil cerrillanos brinda datos de quien fuera diputado, senador y vocal de los directorios del Banco de Préstamo y del Banco de la Provincia de Salta.
¿Quién fue el Poncho Marrupe?
Gustavo Adolfo Marrupe nació en la sala de la finca La Candelaria en 1909 y falleció el 21 de junio de 1990. De joven cumplió tareas rurales junto a su padre y abuelo hasta que las tierras de la zona comenzaron a ser degradadas por las aguas contaminadas por las curtiembres de la ciudad. Fue entonces que debió salir a trabajar como bancario.
Pero como la pasión del “Poncho” Marrupe fue la política, de joven abrazó la causa yrigoyenista hasta que en 1945 se sumo para siempre al movimiento que fundara Juan Domingo Perón. Por su pertenencia al peronismo, Marrupe sufrió cárcel, persecuciones y proscripción, pero nada logró melló sus convicciones.
Por el peronismo fue diputado junto a don Emilio Espelta, senador en las anuladas elecciones del 18 de marzo 1962. En 1983, con al advenimiento de la democracia, ocupó una banca en el Senado de la Provincia.
En distintos períodos integró los directorios del Banco de la Provincia de Salta y del Banco de Préstamo y Acción Social
Pero más allá de la política supo hacer de la sala de La Candelaria, lo que Jaime Dávalos siempre recordaba: “Es la hospitalidad frondosa del “Poncho” la que nos reunía a los locos, título nobiliario con que la gente convencional distinguía tradicionalmente a los Dávalos y a todos los artistas y bohemios de Salta”.
Por su parte Gustavo “Cuchi” Leguizamon rememoraba los tiempos cuando el “Poncho” auspiciaba en su casa “guitarreadas amistosas, sostenidas hasta el último canto del gallo y más allá, si la sed no aminaba. Salta sobrevivía entonces a los últimos esplendores de la moneda en la generosa disposición para el agasajo que siempre tenía. A Marrupe no le faltaban los novillos y la voluntad para un aparte y rememorar los estómagos sin fondo de la poesía o la música, mientras sábado a sábado lo ayudaban a sobrellevar el tedio de la vida y la angustia de los atardeceres en el campo”.
La histórica sala de la finca La Candelaria fue uno de los templos mayores del folclore argentino. Sus generosas galerías supieron recibir a don Atahualpa Yupanqui, Artidorio Creseri, los Davalos, Eduardo Falú, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Juan J. Botelli, José Ríos, el “Cuchi” Leguizamón, Manuel J. Castilla, el “Payo” Sola, Jacobo Regen, Guillermo “Pajarito” Velarde, Miguel Angel Pérez, Ariel Petrocelli, Aráoz Anzoátegui, “Pajarito” Velarde y tantos otros.
Y de tan magnificas reuniones nacieron unas de las páginas más brillantes de nuestro folclore: Zamba de La Candelaria, La Salamanca y La Marrupeña. Esta última, entonada por “Los Fronterizos” en las salas más famosas del mundo, como las de Tokio, Londres, Nueva York, París, Roma, Berlín, Moscú y Venecia, entre otras.
Con el “Poncho” Marrupe, los cerrillanos tienen una deuda y el proyecto de ordenanza pretende reconocer, en una mínima parte, lo mucho que él hizo por el acervo cultural de nuestra provincia.