El crecimiento de la expectativa de vida genera un nuevo escenario que se debe abordar desde lo comunitario, económico, político y sanitario. No es solo una cuestión demográfica, detrás hay personas que tienen otras expectativas, más tiempo para cumplir metas y nuevas exigencias.
El capital de la salud es clave para todo este avance social. Una salud con un enfoque diferente, como por ejemplo, la medicina preventiva. Pensar en la segunda mitad de la vida de los ciudadanos y ciudadanas requiere una reconfiguración social y personal. En términos coloquiales, se necesita un hacer un cambio de chip.
Ya no se puede pensar en la población de los adultos mayores como se lo hacía hace varias décadas. El mundo cambió drásticamente por la tecnología y la globalización. Su participación en la sociedad va en incremento. Un dato que no es menor: en Argentina implican unos 7 millones de votos, es decir que pueden inclinar una elección.
Esta semana El Tribuno llevó adelante el ciclo "Hablemos de lo que viene". El jueves el ciclo de conferencias tuvo como eje "La otra salud: un enfoque hacia el bienestar". Disertaron el médico de familia Diego Bernardini, quien trazó el horizonte de la nueva longevidad y el coach ejecutivo, Willy Grünwaldt, que marcó las competencias que se deben adquirir para lograr la resiliencia, un factor clave a medida que pasan los años de una persona.
Bernardini dio una definición sustancial: "La longevidad es un logro inmenso de la humanidad". Llamó ver la perspectivas de oportunidades que se abren. Seguramente también esto trae aparejado nuevos debates como la jubilación, a la que consideró que está pensada para el siglo XX.
En este nuevo viaje, un poco más largo, hay decisiones que adoptar, según expuso Willy Grünwaldt, como un rol protagonista en vez de víctima. La coyuntura está repleta de situaciones complejas, pero capitalizar el aprendizaje es el camino para la resiliencia.
La educación, la ciencia y actores clave como las obras sociales avanzan en esta nueva visión del bienestar y sus efectos en el avance de la expectativa de vida. Eso quedó claro en el panel compuesto por Fernando Gallo Cornejo, director del Instituto de Rehabilitación de la Universidad Católica de Salta (Ucasal); Héctor Miguel Pérez, presidente de la Fundación OSDE; y Rubén Salim, cofundador y CEO de Untech.
Los proyectos y trabajos que desarrollan evidencian que la salud ya está en otra dimensión. Un tema que el Estado no puede minimizar, pero la responsabilidad es mucho más abarcativa.
En el Instituto de Rehabilitación de la Ucasal empezaron a trabajar con el metaverso, con doce carreras involucradas. Los estudios de casos vinculados a la salud se hacen de manera interdisciplinaria. En la cabeza del emprendimiento biotecnológico Untech también convergen profesiones muy distintas: un equipo médico y un administrador de empresas, en este caso el tucumano Rubén Salim. Untech creó un medicamento para curar las heridas crónicas que afectan principalmente a diabéticos.
En la Fundación OSDE ven que el bienestar puede venir de más aristas. Pérez contó que en la fundación cuenta con tal fin con un espacio de arte y cultura. El médico recomendó que el monitoreo de indicadores básicos es el camino para mejorar la salud: control de glucemia, presión arterial y el índice masa corporal.
Este nuevo paradigma, que es más colectivo y que pone a la salud en otra dimensión, necesita cambios que acompañen una dinámica más acelerada. Hoy todo el proceso para registrar y comercializar un medicamento lleva 20 años. Más allá de la rigurosidad científica y los controles, la comunidad internacional pudo sacar en un solo año vacunas contra el coronavirus, la pandemia que azotó al mundo en 2020 y 2021.
En lo social, dos aspectos: dejar de mirar a los adultos mayores como un sector pasivo y entender que hoy son protagonistas. También, incorporar desde edades tempranas conductas más saludables. En este caso el sostén es la educación. Se viene un cambio vertiginoso en salud, todos debemos estar preparados.