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Aquellas estaciones de servicio...

Sabado, 26 de agosto de 2023 02:39
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Días pasados tomaba un café con el doctor Ricardo N. Alonso y entre tantos temas tratados apareció el recuerdo de los cambios acontecidos en la ciudad de Salta, con las viejas estaciones de servicio o los surtidores que expendían combustible.

Entre los viejos surtidores recordamos el de la calle Zabala y Carlos Pellegrini, adoquinada, que se constituía en el acceso a la ciudad de Salta, por donde transitaban en la década del 50, especialmente vehículos tracción a sangre, carros, jardineras, coches de plaza y mucha gente de a caballo. Para los pocos vehículos motorizados en esa esquina había un surtidor.

Ese tipo de surtidores marcaba su presencia en la esquina de Belgrano y Mitre, sobre el boulevard arbolado, frente a la tienda La Mundial y al Banco de la Nación Argentina. Muchos otros surtidores se ubicaban en la misma avenida Belgrano en el boulevard arbolado, entre 25 de Mayo y Sarmiento; en la calle Juan Martín Leguizamón, sobre la plaza Güemes, en la esquina con Mitre; otro en la calle Moldes, entre Caseros y Alvarado, en la plaza Alvarado, y uno de los más vistos se ubicaba sobre la plaza 9 de Julio, en la esquina de Zuviría y España, frente al teatro Victoria de aquel entonces. Era pintoresco ver las "cupecitas" de los modelos 40 cargando combustible en la ochava de la plaza, con la tapa del baúl abierta para transportar las niñas de la familia.

También recordamos varias estaciones de servicio que ya dejaron de funcionar y que tenían como domicilio la avenida Belgrano y Balcarce, en la esquina donde fue herido el general Martín Miguel de Güemes, que funcionó hasta hace pocos años; la otra estación de servicio estaba ubicada en la avenida Belgrano esquina Zuviría, frente al Super Salta, a una cuadra de la plaza principal; en la esquina de San Martín y Pellegrini, con distintas banderas o marcas, con gran afluencia de vehículos; otra más pequeña en la intersección de las calles Santa Fe y Zabala, en un triángulo con la calle Lavalle; en la ruta 68, frente a la rotonda para ingresar al barrio Santa Ana, había una que los viajeros la utilizaban para cargar su tanque antes de emprender su viaje por los valles de Salta.

El mundo va cambiando con el tiempo y Salta no es la excepción. La venta de combustible parece ser un negocio complicado, donde confluyen muchos ingredientes, que producen cambios. Pareciera que el nivel de rentabilidad fue bajando; las tarjetas de crédito como método de pago también han complicado este negocio, a pesar de parecer más práctico. Muchas cambiaron de bandera o marca, tratando de mejorar sus comisiones. Pareciera que falta un proyecto energético en el país, para resolver tantos problemas. Además, los gremios que atienden a los trabajadores de las estaciones de servicio, le ponen otro ingrediente para complicar el negocio. Los costos, el sistema financiero, la inflación, se convierten en un entramado difícil de analizar. Hasta la guerra influye porque Argentina importa y allí aparece el dólar y la cotización internacional.

El otro inconveniente que tuvieron que sortear en distintos momentos, fue la falta de combustible, que imposibilitaba brindar una atención normal. El costo de las comisiones de las tarjetas, es el otro ingrediente que dificulta el servicio. La comercialización de los combustibles, por los impuestos, cada día más difícil. Las tareas humanas, requieren un miramiento y una atención del Estado para optimizar su funcionamiento.

 

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