En el marco de las actividades que realizan los jóvenes beneficiados por las becas "Padre Chifri" que ofrece la Fundación Alfarcito, el pasado martes se concretó el tercer proyecto solidario. En esta oportunidad la propuesta fue presentada por Ángel Lamas, quien estudia análisis de sistema y es oriundo del paraje Ingeniero Maury. La actividad que propuso Ángel consistió en brindar apoyo de toda clase a los peregrinos de la Quebrada del Toro que todos los años paran en este lugar, y contribuir con la familia Cachambe, que recibe a los peregrinos en su casa.
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En el marco de las actividades que realizan los jóvenes beneficiados por las becas "Padre Chifri" que ofrece la Fundación Alfarcito, el pasado martes se concretó el tercer proyecto solidario. En esta oportunidad la propuesta fue presentada por Ángel Lamas, quien estudia análisis de sistema y es oriundo del paraje Ingeniero Maury. La actividad que propuso Ángel consistió en brindar apoyo de toda clase a los peregrinos de la Quebrada del Toro que todos los años paran en este lugar, y contribuir con la familia Cachambe, que recibe a los peregrinos en su casa.
"Salimos muy temprano de Salta para poder llegar y realizar todas las actividades previas, nos ayudaron un par de nuevos amigos de la Fundación Alfarcito y, como sucede en cada oportunidad, se sumaron los demás becarios a la propuesta", contó Carlos Figueroa, vocero de la Fundación creada por el padre Chifri.
"Armamos el gazebo, ayudamos a preparar el patio donde dan de comer a los peregrinos, también se colaboró con los enfermeros a terminar armar la carpa. Cerca del mediodía llegaron los peregrinos. Fue un momento de plena felicidad, verlos con tanta alegría y fe", agregó.
Los enfermeros atendían a la gente, especialmente recuperando los pies de los peregrinos, en varios puestos de comida distribuyeron deliciosos platos: locro, empanadas y pollo con arroz y papas.
Los jóvenes becarios y los amigos de la fundación distribuían agua, fruta y golosinas. También con bolsas recolectaron los residuos. Se vivieron momentos muy intensos, de mucha alegría, donde la fe fue protagonista.
"Luego de recoger los residuos, emprendimos el regreso a Salta. Todos con los corazones plenos de felicidad. Siempre agradeciendo al padre Chifri por su gran obra y su profunda huella que dejó en los corazones de las comunidades de la Quebrada del Toro", finalizó Figueroa.