Cada año, el dique Cabra Corral se transforma en noviembre en un santuario a cielo abierto. Lanchas, canoas, kayaks y embarcaciones de todo tipo se alinean sobre el agua para acompañar a la Virgen de Itatí, patrona de los pescadores salteños, en una de las expresiones de fe más singulares de la provincia.
Cristal Pardo y Damaris Sardinas, de El Tribuno, realizan una cobertura especial para redes sociales de todas las actividades que arrancaron a las 9 en el Club Náutico Conea, Coronel Moldes.
Este domingo 16, la celebración cumple 36 años desde que aquella pequeña imagen fue entronizada y entregada a la División Lacustre. La historia, contada por los propios pescadores, tiene algo de aventura, de viaje, de destino. Dos amigos, Martínez y Orozco, que acostumbraban a pescar en los ríos Bermejo y Paraná, viajaron a Corrientes y sintieron el impulso de traer una imagen de la Virgen con ellos. Nadie imaginó entonces que ese gesto iba a inaugurar una tradición que hoy forma parte del calendario religioso y turístico de Salta.
Desde 1989, la procesión náutica sale al espejo de agua del Cabra Corral con la Virgen al frente, escoltada por chalecos naranjas, banderas blancas, oraciones y las sirenas que rompen el silencio para anunciar su paso. Para muchos, es un momento de renovación espiritual; para otros, un reencuentro con promesas, agradecimientos y recuerdos que solo el agua parece guardar.
En la ciudad de Salta, la imagen también tiene su espacio, ya que se encuentra en la parroquia de Villa Lavalle, donde vecinos y fieles se acercan durante todo el año a dejar pedidos, agradecimientos y flores.
Una historia que nació en el Litoral
La devoción a la Virgen de Itatí es una de las más antiguas del país. Su centro original de veneración está en el pueblo correntino de Itatí, a unos 70 kilómetros de la capital provincial. Desde la Agencia AICA recuerdan que la imagen fue arrebatada por un grupo de indígenas de su antiguo oratorio, pero luego apareció milagrosamente sobre una piedra, en una curva del río Paraná. Allí mismo, como señal divina, se levantó el santuario que hoy atrae a decenas de miles de peregrinos, especialmente durante estas fechas.
El himno de la Virgen, compuesto por Carlos Guido y Spano, la nombra “Señora de las selvas y pueblos guaraníes”. Y no es exageración, para Corrientes y Misiones es su patrona; en Salta, su protección se extiende especialmente sobre quienes pasan sus días entre anzuelos, remos y motores.
Cada año, cuando la caravana de embarcaciones avanza por el Cabra Corral escoltando a la Virgen, se renueva algo más que una tradición, se renueva un vínculo vivo entre la fe, la naturaleza y la comunidad. Una historia que empezó con dos pescadores y que, 36 años después, sigue flotando sobre el agua como una promesa intacta.