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En una nueva jornada del juicio contra Leonardo Cositorto y sus socios, damnificados y testigos relataron cómo llegaron a confiar en la promesa de educación financiera, robots de inversión y viajes "de éxito".
Uno de los testigos contó que conoció a Zoe a través de las capacitaciones virtuales en coaching ofrecidas por la plataforma. Convencido por la solidez del modelo, comenzó a invertir y a referir a otras personas. "Les hablaba de la rentabilidad y de la Universidad Zoe", explicó en su declaración.
Por cada nueva membresía que lograba a través de sus recomendaciones recibía una comisión. Incluso participó de convenciones realizadas en Salta, Carlos Paz y hasta México, donde los asistentes no solo escuchaban propuestas de negocios, sino que disfrutaban de espectáculos con gastos pagos, incluidos como incentivo en algunas membresías o premios para los "patrocinadores más activos".
El testigo dijo haber invertido por primera vez en junio de 2021 en un "robot" del que recibió intereses y logró recuperar su capital tras siete meses.
Un empleado del Servicio Penitenciario, además de adquirir membresías y robots de inversión, compró 5 mil Zoe Cash, la criptomoneda lanzada por la empresa. El 8 de enero de 2022 realizó la operación y en febrero, la aplicación le mostró un saldo "cero pesos".
Otra testigo relató que invirtió el dinero de una indemnización. Compró una membresía en diciembre de 2021 y poco después fue persuadida para sumarse a la promoción de un robot. "Vi un apuro inusual por cerrar la operación". Luego, tras caer el esquema, se sintió "culpable" y "desatenta" por no haber advertido la maniobra.