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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Cambio de época,¿sin alternativas?

Sabado, 16 de noviembre de 2024 02:42

"Hay mucho que aprender del desierto: en primer lugar, que no hay desierto".

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"Hay mucho que aprender del desierto: en primer lugar, que no hay desierto".

(Aprendizaje del desierto, Santiago Sylvester).

Difícil desembrollar la complejidad argentina, capeando espejismos y presagios en tiempos de LLA. Observadores más o menos comprometidos insisten en que, desde el lejano 19/11/2023, iniciamos un cambio de época. Sin embargo, observando algunos "detalles" más bien pareciera otra vuelta de tuerca: mismos actores, mismas agachadas, corruptelas, desprecios y desvaríos. Un cambio epocal necesita el cronotopo bien calibrado.

¿Milei es un "hombre del destino" de refresco? Ni Napoleón ni Perón; quizás un catalizador inevitable para una sociedad harta de la progresiva degradación política y temerosa además del fracaso personal por falta de expectativas. Mas, por acción u omisión y en distinto porcentaje, asumamos que hay culpas concurrentes.

Arrimaré acá cierta perspectiva en lista de espera, con añadiduras de la sucesión de hechos ocurridos en un año de mandato, ejercido con magra representatividad política en distintos planos institucionales y notoria carencia de cuadros políticos que den la talla.

Nada ni nadie al frente

De tal modo se instaló el nuevo relato: frente a la LLA no hay nada ni nadie. "Nada", en el sentido de algún corpus de ideas distintas o superadoras; "nadie", en cuanto no habría dirigencias que expresen algo así.

Desde su aparición, el fenómeno Milei generó perplejidad primero, desbande después y ahora una obvia reacción ante desaguisados de todo tipo. Ocurre, sí, un reacomodamiento de piezas en distintos espacios políticos degradados por la propia torpeza: implosión de Juntos por el Cambio, arrastrando agrupaciones aliadas; un radicalismo que se rompe y se dobla en simultáneo; el peronismo megafragmentado, cuya carta de triunfo nidifica en el AMBA, y el ingreso libertario en el juego político "clásico" para constituir un partido con mayor base territorial. Signos de este final de año.

Es entendible tanta ansiedad acumulada, pero ocurre invariablemente en los años no electorales al ponerse los carros en movimiento. En octubre de 2025, fecha de la semifinal, veremos los melones acomodándose desprolijamente, anticipando la gran final del 2027 quizás con formato de sainete, definitiva para LLA y varios consorcios políticos en etapa de diseño.

Mientras funciona la zaranda, descuidamos una lección elemental: ningún país se reconstruye profundizando grietas y exacerbando ideologías. La puja de intereses -legítimos y espurios- impide observar sin anteojeras el escenario geopolítico y geoeconómico de un mundo en peligro, lo cual requiere reflexiones en una escala desacostumbrada para las dirigencias criollas.

Estando así las cosas...

El populismo libertario se está enredando -por estilo del conductor- en una política agonal más que arquitectónica, inspirada en el ultra Murray Rothbard, así como el populismo de izquierda abrevara en el tándem Laclau-Mouffe: dos caras de la misma moneda y, por análogos rasgos autoritarios, CFK némesis preferida. Esta lógica catatónica -que revivió al Congreso Nacional en los chicaneros debates que espectamos durante meses- produjo victorias pírricas por cada veto del Ejecutivo, auxiliado por la casta: el vencido, vencido; el vencedor perdido...

Con todo, el liberalismo económico se practica regularmente en nuestro país, solapado en su gemelo el liberalismo político, ambos de producción occidental, tanto en gobiernos civiles como militares. Sobra literatura al respecto. Incluso el progresismo a la europea, campante en segmentos del PJ y la UCR, no abjura de su complacida compatibilidad con la ortodoxia económica. Lo dicho no implica desconocer el desquicio económico arrastrado durante décadas, que urgía encarar por cualquier ganador de un año atrás.

Es importante que un presidente sepa economía, y mucha; pero la categoría de estadista implica igual idoneidad en historia, geografía, estrategia, ciencias políticas. Y mucha templanza para obturar maniqueísmos. Sigo los refranes, "Mientras mayor la ignorancia, mayor el dogmatismo", decía W. Osler: el episodio Mondino lo corrobora.

Debiera aludir también a la "batalla cultural" emprendida por JM, hasta el momento mal planteada y peor gestionada por andariveles semioficiosos. Asumiendo que se trata de un debate que debe darse a fondo, queda el asunto para otra oportunidad por razones de espacio.

Riqueza, pobreza, mercado

Escribiéndose esta nota sobrevino el ¿inesperado? triunfo de D. Trump, en tiempos de repliegue de la globalización y un mundo multipolar que conforma bloques y (re)alineamientos, siendo Estados Unidos y China, países -continentes en sí mismos, referentes globales. Pero nada más que eso, pues hay UE, BRICS y un rimero de asociaciones en la decisiva cuenca del Indopacífico.

En semejante contexto no conviene ocultar la intolerable concentración de riqueza contrastada con pobreza extrema, según números del Banco Mundial que espantan y son de fácil acceso. Y mientras Milei exhuma a los capitostes de la Escuela Austríaca ("catecismo" que -se dice- recién conoció hace una década, según un economista que lo conoce bien), tal desequilibrio se debate a cielo abierto en foros como el G7 (busque en Google las propuestas de la cumbre de Londres, junio 2021), el G20 (que las adoptó un mes después en Venecia), OCDE, Davos (rastree discursos de Klaus Schwab, su mentor), FMI, BRICS o el Vaticano. Las alarmas se encendieron desde que se privilegió el capital financiero por sobre el capital productivo, razón por la cual la economía mundial no supera la crisis de 2008.

En su centenario derrotero, el capitalismo perfiló en el siglo pasado dos grandes corrientes, ortodoxa y heterodoxa, cada una de las cuales cuenta, a su vez, con modalidades alternativas (la cepaliana, por ejemplo, dentro de la segunda). A grandes rasgos, la ortodoxia apunta al crecimiento antes que a la distribución, al libre mercado a rajatablas, a la desregulación y apertura de la economía;

la segunda apunta al desarrollo, concepto cualitativamente distinto, centrado en el aumento de la producción -sobre todo industrial- y en la distribución de la riqueza. Asimismo, y más a la derecha todavía, el anarco -capitalismo pregona la libertad hasta el paroxismo (como pedía Nietzsche), prescindiendo del Estado; la heterodoxia, en cambio, requiere interacción entre individuos y sociedad, con presencia estatal, aunque la experiencia histórica demuestra que muchas veces suelen alternarse reglas y fórmulas de una y otra tendencia cuando la realidad, la única verdad, lo exige. Hasta Arturo Frondizi debió hacer un ajuste de aquellos al inicio de su gobierno, en 1958.

Frente a los desafíos que plantea la economía actual, apareció una renovación neokeynesiana - schumpeteriana propuesta por economistas de variado origen y formación, como Joseph Stiglitz, Dani Rodrik, Mariana Mazucatto, Ha- Joong Chan, el reciente nobel Daron Acemo lu "por su voto", para citar algunos exponentes de distintos países, ante los malos resultados globales -y reiterados- del fundamentalismo del libre mercado. En Argentina los hay también, pero menos promocionados.

Hace poco Rodrik señaló en un reportaje -Clarín, 03/11/24- "La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria para tener la casa en orden, pero no suficiente", pues se puede lograr estabilidad pero no disminuir la pobreza por falta de crecimiento. Y eso se corrige con estrategias basadas en el aumento del empleo industrial para fortalecer "los fundamentos productivos de la economía y de la clase media". En línea parecida, Mazucatto avanza con la necesidad de generar el cambio de relaciones entre gobiernos, empresas y sociedad civil, "un nuevo contrato social entre el sector público y el privado" que genere un modelo de negocios basado en la conversión en diferentes tipos de tecnologías e infraestructura con imprescindible soporte estatal. El modesto aporte de esta nota está dirigido a los cuarentones que se esfuerzan por habilitar una ancha avenida del medio en época de extremos (y que LLA obturará como sea). Tal vez las nuevas dirigencias podrán sortear dificultades y acechanzas en tanto busquen la ansiada síntesis histórica: república, desarrollo y justicia social. Tardará, pero llegará; por ahí se orienta el mundo.

 

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