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Diego Cabot es el periodista del diario "La Nación" que inició la investigación de este caso, lo que no es menos. Más todavía: fue quien la mantuvo vigente durante el tiempo que pasó entre el principio y el juicio oral de estos días. Digamos que unos siete años.
Cuenta Cabot que todo empezó con una conversación informal que mantuvo con una persona a quien conocía por ser vecino de su barrio y que una vez le pidió le dedicara un libro que el periodista había publicado en el año 2007: "Hablen con Julio". Digamos que ya tenía un título anticipatorio de lo que ya estaba pasando entonces y que los hechos confirmaron años después. Había investigado al arquitecto De Vido, uno de los principales imputados de este caso.
En uno de esos encuentros, el 8 de enero del año 2018, el vecino, que se llama Jorge Bacigalupo, le explicó que era allegado de una persona que conducía remises, que se llamaba Oscar Centeno. Le dijo que ese hombre le había entregado una caja con documentos diciéndole: "Acá está todo. Si me pasa algo, acá está contado todo".
En el departamento donde estaban reunidos, usando un cúter, Cabot abrió la caja y encontró los ocho cuadernos, varios CD, fotos y unas facturas de una marroquinería. Bacigalupo lo autorizó a que se llevara todo y que lo estudiara tranquilo. Así fue y en poco tiempo Cabot fotocopió y digitalizó todos los cuadernos. Hizo bien, porque en el mes de marzo, Bacigalupo le pidió que se los devolviera. Entonces, el periodista decidió judicializar la investigación.
El 26 de marzo se reunió con el fiscal Stornelli en un bar de Palermo. Ahí le contó en qué estaba trabajando y el fiscal le sugirió hacer la denuncia en sus oficinas. Eso se concretó el 10 de abril. Cabot denunció, entregó los documentos, una base de datos, la digitalización de todo el material y explicó cómo fue que llegaron a sus manos, qué contenían los cuadernos y cómo era la trama de cada uno. En el primero, todo comenzó con notas de viajes familiares, una visita a Olivos y envíos. En el segundo, se mantuvo el hábito de entregar sobres los fines de semana en la quinta donde vivía De Vido. En el tercero, se intercala una nota familiar, el vínculo que se dio entre el chofer y la madre de De Vido y aparece la palabra "valija". El cuarto fue escrito durante la crisis del campo y la recaudación ilegal siguió siendo escrita por el chofer. En el quinto, se dejó constancia que después de entregar y recibir las coimas en bolsos, había fútbol en Olivos. En el sexto, el chofer escribió que cuando murió Néstor Kirchner la recaudación se detuvo, pero por pocos días. En el penúltimo, escrito durante el segundo mandato de CFK, volvieron las valijas y las anotaciones en detalles. El último cuaderno presenta a Nelson Lazarte, como el que desde entonces sería el encargado de las valijas para Roberto Baratta, mano derecha de De Vido.
Las primeras detenciones
La primera medida de Stornelli fue recibirle declaración a Bacigalupo. El 30 de julio, mientras estaba en la fiscalía, este fue informado que Centeno estaba detenido. El chofer declaró como arrepentido y dio detalles de los sobornos. El 2 de agosto, fueron detenidos doce ex funcionarios y empresarios: Roberto Baratta, Walter Fagyas, Nelson Lazarte, Enrique Llorens, Hugo Larraburu, Javier Sánchez Caballero, Gerardo Ferreyra, Jorge Neira, Armando Loson, Carlos Mundín y Claudio Javier Glazman.
El primero de los empresarios que confesó el pago de sobornos para mantener contratos por la obra pública fue Juan Carlos de Goycoechea, ex CEO de la constructora Isolux. No fue el único, porque poco después, otros empresarios hicieron lo mismo.
Cuando la investigación del juez Bonadío se encaminó y la causa fue elevada a juicio, la principal imputada fue la señora de Kirchner, varios de sus ex ministros y funcionarios y al menos sesenta y cuatro (64) empresarios. La principal prueba documental fue y siguen siendo ocho cuadernos en cuya redacción intervino el ex chofer de Baratta, Oscar Centeno.
El proceso penal llevó su tiempo, porque es escrito y porque las defensas intentaron de todos modos trabarlo con recursos, incidentes, quejas, etc. Un día no muy lejano de este año, la Corte Suprema rechazó los últimos planteos que tenía pendientes y el juicio por los cuadernos pudo iniciarse.
Lo que está ocurriendo
Ya vimos cómo empezó. Ahora veamos qué está pasando. En esta misma semana, se demostró que era posible que el tribunal de la causa o un superior, por vía de superintendencia, sugiriera ciertos cambios que parecían inevitables. La Cámara Federal de Casación Penal planteó lo evidente: advirtió a los jueces del TOF que no fue un acierto disponer que justamente este juicio oral se iniciara en forma virtual, es decir, con los jueces en su sitial oficial y todas las partes presuntamente conectadas a pantallas para recibir la transmisión en vivo en un canal de YouTube oficial del Poder Judicial de la Nación. Todos pudimos ver que se necesitó de un pedido del presidente del tribunal a la principal acusada, para que se acercara a la cámara en la que sí aparecía su abogado defensor. Nos contaron que un ex ministro almorzaba en vivo ante la cámara de su pantalla. Nos dijeron que uno de los empresarios recibió las imágenes estando en su cama junto a una mujer no identificada. Se rumorea que no todos los que debían estuvieron conectados, como por ejemplo un ex jefe de gabinete, por citar lo más conocido.
Es casi obligado repetir, como si fuera una oración laica, una frase de un eminente jurista italiano, Francesco Carnelutti: "la justicia es cosa seria, aunque se imparta en locales inadecuados". Lo decía en una Italia devastada por las bombas aliadas, después de la Segunda Guerra Mundial, pero es perfectamente aplicable en cualquier tribunal del mundo. En nuestro país, por ejemplo. Por eso era urgente que el tribunal, si es necesario suspendiendo por unos días la reanudación del juicio, obtuviera un local adecuado para albergar a todos: jueces, fiscales, imputados y defensores y desde allí en adelante, establecer la presencialidad. A esos fines, se ha publicado que el Consejo de la Magistratura ya tiene disponible una sala en Comodoro Py, con capacidad para doscientas personas. Ojalá que al final prime el buen criterio, se deje de lado la virtualidad y se permita al público ver y oír a todos los intervinientes en el proceso, en vivo.
La autoridad de la Justicia
Presencialidad, pedimos. También pedimos continuidad. El tribunal que interviene en la causa "Cuadernos" había dispuesto que, desde ahora hasta el mes de marzo de 2026, las audiencias se harán solamente los jueves. Ya se hizo una.
Luego de las quejas por la falta de celeridad y presencialidad del debate, el Tribunal Oral Federal N°7 decidió sumar una segunda audiencia semanal desde el 25 de noviembre y pedir la sala especial donde se hizo el Juicio a las Juntas para hacer sesiones semipresenciales.
Cuando desde adentro de los tribunales las personas de bien que lo integran se preguntan por qué la imagen que tenemos no deja de empeorar; o por qué muy pocos nos toman en serio y no creen en lo que hacemos; por qué les parece mal lo que hacemos y por las dudas, lo que no hacemos. Cuando todas esas preguntas se hacen a la vez cualquiera se aturde y puede perder el rumbo. Pero esas personas tienen las respuestas, cada vez que pasa algo así en un proceso que está instalado en la opinión pública.
Desde afuera, conociendo el problema desde adentro, se propone que el tribunal que interviene en el caso se dedique solamente a él; que todas las otras causas que tiene sean atendidas por otro tribunal, incluso de conjueces o subrogantes; que, si alguno de los jueces está subrogando a otro, de otro tribunal, que alguien lo reemplace -se puede-. Y así sucesivamente: que la Corte, el Consejo de la Magistratura, la Cámara de Casación hagan su parte.
¿Cuántos juzgados vacantes hay?
Nadie se salva solo, porque esto excede al Poder Judicial y a los jueces y fiscales. El Poder Ejecutivo y el Honorable Senado tienen su propia cuota de responsabilidad. Es cierto que las coberturas de las vacantes de la Corte Suprema y el Procurador General son temas complejos, a resolverse por separado. Pero no lo es menos que entre jueces, fiscales y defensores federales y nacionales, existen más de doscientos cargos vacantes. Es un gran problema que no ha conseguido lugar en la agenda tanto del gobierno como de la oposición. La centralidad, en estos meses, la tendrán el presupuesto, la reforma laboral, la previsional y la del Código Penal.
Con sala remodelada e ideas como éstas, este juicio debería demorar mucho menos de lo que nos quieren demostrar como inevitable: dos o tres años. Si así fuera, se haría tabula rasa con los principios claves del proceso penal en la etapa de juicio, que es oral, público, contradictorio y continuo. Lo explicamos brevemente, en el orden de esas características: la discusión deja de ser escrita y pasa a ser oral; el público asiste a las audiencias porque así debe ser en un estado de derecho, en el que los actos de gobierno deben ser expuestos ante los ciudadanos y el pueblo debe conocer a sus jueces, a sus fiscales, a los acusados y a los defensores. Lo de contradictorio es porque la discusión entre las partes se da en un pie de igualdad, con argumentos y refutaciones. Lo de continuo es porque todas las partes, en especial los jueces, deben mantener este caso en sus mentes hasta que termine -esto se llama inmediación-. Eso se hace muy difícil si se admite como una fatalidad, que este caso pueda tener su fin dentro de dos o tres años.