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"Yo soy el rey de un mundo perdido"

Miércoles, 05 de noviembre de 2025 00:52
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Soy el rey y te destrozaré/ Todos los cómplices son de mi apetito (letra de Panic Show, de La Renga)

Las elecciones de medio término en Argentina dejaron una multiplicidad de reflexiones, pero también unos cuantos millones de bocas abiertas por lo impensado del resultado. Nadie podía creer semejante vuelco, pero nadie reclamó nada, nadie protestó, sospechó o sugirió que el conteo provisorio estaba fuera de la realidad. Extraño, para un país donde lo primero que se hace es gritar y patalear.

La Libertad Avanza se impuso por un 40% y pico, es decir que seis de cada 10 la habían rechazado, y la asistencia a las urnas quedó en un raquítico 68%, de modo que unos casi 12 millones de personas no lo hicieron. Se habló poco del desencanto de los abstencionistas en ese aspecto.

El salto del humor social entre el viernes de veda, anterior a los comicios, y la noche del domingo 26 de octubre tuvo en sí mismo un contraste brutal. Hasta el viernes 24 prevaleció la queja por la suba de los precios de los pasajes para viajar, pagar los servicios públicos elementales, enfrentar los gastos imprescindibles con salarios precarios por la paralización de las paritarias, y llegar a duras penas a la mitad del mes con dinero en el bolsillo. Nítido era el rezongo contra el gobierno por ocuparse solo de "la macro" pues, presumiblemente, a la "micro" la manejaría Dios. El logro de bajar la inflación al 2% y el equilibrio fiscal alcanzado por Javier Milei fueron argumentos olvidados a escasos minutos de la confrontación electoral. El dólar se disparó más allá de la banda máxima, los mercados movieron su trasero sobre una silla con hormigas y la incapacidad política de la primera línea del oficialismo molestaron en extremo a la población. El desborde habitual del jefe de estado terminó agotando la paciencia de los argentinos, hartos hasta la coronilla.

Llegar a las elecciones en ese clima era lo peor que podía pasarle a un gobierno en la mitad de su mandato. Voceros de pasillo en la Casa Rosada confesaron abiertamente sus dudas a los periodistas acreditados, el bajo nivel de optimismo consideraba que con el 30% (un tercio del electorado) "estaban bien" y podían mantenerse en el poder con cierta tranquilidad hasta el 2027.

La certeza de Franco

En ese lugar de refugio del poder había un solo hombre que pensaba diferente. Él dijo que la Libertad Avanza podría estar cerca del 40% y superar al adversario por uno, dos, o tres puntos. El hombre, Guillermo Franco, el dueño de la pelota en la Jefatura de Gabinete de ministros, lo comunicó sin miramientos en el programa Odisea Argentina que conduce el periodista Carlos Pagni. ¿De dónde sacó ese número Franco? ¿Cómo lo supo?

Quienes buscaban las razones del sorprendente triunfo de LLA las encontraban, en principio, en la influencia de Donald Trump y los 20 mil millones de dólares, a los que se sumaron rápidamente otros 20 mil millones, en un acto de generosidad desconocido por parte del imperio para un paisito donde la gente "se está muriendo de hambre". Un sobrevuelo en la geopolítica internacional imaginó canjes peligrosos sin datos ciertos. El hombre sentado sobre el Tesoro de los EE. UU. dio un impulso vital al exhibir un poder casi personal para "intervenir" la economía argentina cuando quisiera. ¿Este respaldo insospechado fue suficiente para cambiar el ánimo negativo del electorado y orientar el voto masivamente hacia Milei?

Los sorprendidos

En el plano del cabotaje los análisis del triunfo electoral se centraron en la reedición del miedo al retorno del kirchnerismo, que en la provincia de Buenos Aires había ganado por 14 puntos el 7 de setiembre anterior, apenas un mes y medio antes. El argumento ya no tenía mucha consistencia. Los K languidecen. Se creyó que las injustas suspensiones de leyes como las de discapacidad, del aumento de presupuesto al hospital Garrahan, o la actualización de los fondos a las universidades eran el efecto de la caída en la imagen presidencial. Igual que el veto a los haberes para los jubilados.

El malhumor preelectoral estuvo impregnado de desagrado por ciertas maniobras económicas y pseudopolíticas del oficialismo, el rechazo llegaba a Milei y a su hermana, a todo el equipo de la Libertad Avanza, cascoteados por hechos de corrupción con criptomonedas denominado caso $Libra, por los vínculos de José Luis Espert con el narcotráfico y sus dichos acerca de que Fred Machado había enviado dinero para el partido. A último momento una diputada decidió renunciar por ser descubierta en vínculos con otros narcos (o los mismos).

El amigo americano

La confianza en el gobierno de Milei se puso en duda, seriamente. Los mercados, se sabe, tienen terror a las pérdidas de confianza; sin embargo, la mayoría de la población argentina tiene más temor y desconfía de los mercados por su falta de trasparencia. Nunca se sabe por qué sube o baja el dólar, nunca se sabe por qué y hasta cuándo subirán o bajarán las tasas de interés, nunca se sabe cuándo los mercados darán un golpe final o retirarán el banquito. ¿Cuánto valen los bonos argentinos, por qué EE. UU. compra bonos o billetes argentinos?

Arquitectura política de alta definición en la que el pueblo argentino nunca sabrá si el respaldo de dólares estadounidenses es para subsanar problemas graves de la economía interna o para salvar las espaldas de los giles del país del norte que compraron esos bonos.

Mucho ruido para una elección de diputados y senadores nacionales, poco jolgorio en una campaña territorial del oficialismo donde en pocas ocasiones pudo terminar un acto electoral. Mucho frío en la participación colectiva en caravana. Tal vez esto se explique porque LLA elige manejarse por redes sociales y no tanto por el contacto con la masividad humana.

En las elecciones previas se hizo consciente el enojo popular que vació la voluntad democrática de expresar en las urnas un fuerte desagrado frente a las medidas de ajuste que cayeron sobre sus cabezas. Ellos anunciaron que no irían a votar. Eran 12 millones de personas, nada más y nada menos.

Ese era el clima previo, la antesala de unos comicios desanimados.

¡Sorpresa!

Domingo 26 de octubre, 21:30 horas. Comenzaron a aparecer los cómputos. Sorpresa, sorpresa, sorpresa. El oficialismo ganaba sin problemas en todo el país, por un poquito más del 40%, y una diferencia de 9 puntos sobre Fuerza Patria y los seguidores del kirchnerismo. Los demás guarismos no importan a los efectos de esta nota.

El país entero se comió el triunfo mediocre del oficialismo. Y el león cantó: "Yo soy el rey de un mundo perdido. Soy el rey y te destrozaré. Todos los cómplices son de mi apetito". Siempre con esa amenaza verbal que juró eliminar, pero fue lo primero que le salió al hablarle a sus seguidores triunfalistas.

Hay conclusiones que algunos comunicadores prefieren no agitar, mejor callar. Otros, sin pruebas en la mano, pero con evaluaciones que son de entero sentido común y experiencia de decenas de campañas, deciden ejercer su libertad de expresión. Hay dudas sobre los cómputos, el conteo definitivo podría encontrar algunos signos de "equivocación". Las dudas se asientan, sobre todo, en el manejo digital de los cómputos. No sería la primera vez que esto pasara.

El Brexit en Gran Bretaña fue uno de los primeros casos resonantes que llevó a los ingleses a salir de la Unión Europea, algo de lo que se arrepintieron más tarde. El programa aplicado fue muy sofisticado, y actuó sobre las emociones de los votantes y la manipulación de los datos, un negocio que dejó expuesta a la empresa Cambridge Analytica. Esta empresa, actualmente desaparecida, contaba con un equipo de profesionales especializados en la ciencia de datos, en la compra de datos y en la manipulación de volúmenes increíbles de identidades, sus preferencias y sus contactos. Fue responsable de elecciones nacionales y provinciales realizadas en Argentina.

Indra y Cambridge Analytica actuaron de consuno en varios experimentos electorales mundiales con el objetivo de garantizar un candidato ganador. No estuvieron muy lejos del escrutinio en la elección presidencial de 1995 que protagonizaron Carlos Saúl Menem y la fórmula integrada por José Octavio Bordón y Carlos "Chacho" Alvarez (FREPASO). Voceros del entonces Ministerio del Interior y de la Cámara Electoral "sugirieron" la existencia de maniobras para manipular el escrutinio provisorio, del cual debían dar cuenta según el contrato. La actividad manipuladora no pasó por el robo de boletas, urnas reemplazadas o eliminación de actas, sino por la modificación digital de resultados en los 24 distritos del país. Los voceros afirmaron que el trabajo era "sencillo", la modificación podría realizarse sobre un 0,5% de votos en cada distrito para obtener una diferencia del 12% o más a favor del cliente. Encontrar la adulteración es virtualmente imposible.

Es por todos conocido que Indra tuvo una vinculación empresarial con el expresidente Mauricio Macri, y antes con su padre Franco Macri. La aceptación del gobierno de Milei para que Indra quedara a cargo de la misión electoral fue solapada en 2024 y la licitación se hizo entre gallos y medianoches, entregando los pliegos en mano sin comunicación pública de llamado ni de adjudicación.

Así las cosas, argentinos. Tal vez con el mismo silencio puedan dar crédito a la propuesta presidencial que se escuchó al final del discurso del último domingo de octubre: "Hoy comienza la construcción de la Argentina grande".

*Socia del Club Político Argentino

 

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