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La esposa enamorada

Lunes, 03 de marzo de 2025 00:00
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María Carmen Puch, la mujer que nuestro prócer amó, a la que entregó su corazón y fue la madre de sus hijos, nació en Salta el 21 de febrero de 1797, hija menor de don Domingo Puch y de doña Dorotea de la Vega Velarde, también española. De ese matrimonio, nacieron Gerónimo, Carmen, Manuel, Cruz, Dionisio y Domingo. Domingo Puch contribuyó con bienes y dinero en la Guerra Gaucha.

Carmen Puch poseía una belleza incalculable, la consideraban la más hermosa de Salta. La escritora Juana Manuela Gorriti decía que "era una mujer maravillosa, con todas las seducciones que puede soñar la más ardiente imaginación".

Se casó con Martín Miguel de Güemes, el sábado 15 de julio de 1815, en la primera catedral de Salta.

De su unión con Güemes nacieron tres hijos: Martín Güemes Puch, Luis Güemes Puch e Ignacio Güemes Puch.

La muerte de su marido, el 17 de junio de 1821 le produjo una gran conmoción. Al enterarse Carmen del deceso de Güemes, se encerró en su habitación en la residencia de los Puch, sin comida ni agua y se cortó el cabello, que era frecuentemente alabado por su esposo, para finalmente dejarse morir.

María del Carmen Puch y Velarde de Güemes más conocida como Carmen Puch falleció el 3 de abril de 1822, a los 25 años.

Juana Manuela Gorriti hace patética relación de la agonía y muerte de doña Carmen, en presencia de su dolorido progenitor, habiendo dejado a sus hijos menores Martín, primogénito, nacido en 1817 y Luis Güemes, nacido en 1819. Ignacio falleció antes que la madre.

Esta valiente mujer acompañó al general Güemes en todo el tramo de su lucha. Abandonó la comodidad, para sortear todas las dificultades que la vida le presentaba.

Mientras Güemes luchaba en junio de 1820 contra los realistas en Chamical, le aconsejó a su esposa, que se trasladara hasta La Candelaria, por razones de seguridad. Estaba con su hijito Luis enfermo. A pesar de todo, cumplía con lo pedido por su esposo y de ese tiempo hay una variada cantidad de correspondencia con su padre, que la cuidaba desde la distancia y la aconsejaba.

Rescato esta carta que Carmen Puch le enviara al general Güemes: "El principal motivo de no irme es por estar mi Luis enfermo, con la garganta llena de fuegos y con unas calenturas que vuela. Hoy me he pasado llorando todo el día, de verlo tan malito. Ahora se me ha mejorado con una toma de magnesia lo ha hecho vomitar y evacuar mucho, aunque ha quedado muy caidito, pero se le ha aminorado la calentura. No creas que estas sean disculpas por no irme. Pregúntale a mi tío como está mi Luis. No tengas cuidado de mi, estoy con seguridad. Mi vida, mi cielo, mi amor, por Dios cuídate mucho y no vayas a estar descuidado. Mi rico cuando será el día que tenga el gusto de verte y estrecharte en mis brazos y darte un millón de besos. Recibe un millón de besos de tu rico Martín, que cada día está más lleno de gracias y picardías, y de tu Luis, mil cariños. Y el corazón más fino de tu afligida compañera que con ansias desea verte. Tu Carmen".

La indicación hecha por Güemes a su esposa, según se desprende de esta carta, que se trasladara desde Los Sauces (estancia de su padre Domingo Puch) hasta La Candelaria, expresaba el deseo de alejarla del peligro latente.

 

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