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4 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Elecciones legislativas con la política desbocada

La degradación de la convivencia y la incapacidad de diálogo ponen a la sociedad en una encrucijada, sin que se logren proyectos consensuados para responder a las demandas sociales a través de políticas de Estado. 
Sabado, 03 de mayo de 2025 01:41
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Las próximas elecciones de medio término son de gran importancia política, porque los que se benefician con el modelo de país propuesto y los que sufren la desigualdad y la pobreza juzgarán con su voto el grado de adhesión o rechazo al gobierno.

Las elecciones se producen con un cambio en la correlación de fuerzas en el sistema político argentino, ya que las alianzas que llevaron al poder al actual presidente de la Nación ya no existen y la alianza opositora se desmembró, ante la división del PRO, el fraccionamiento de la UCR y el Peronismo federal.

Las fuerzas que disputan el poder en vísperas de las elecciones son: La Libertad Avanza (LLA), la UCR dividida en cuatro bloques en el congreso de la nación, el Partido Justicialista dividido en dos o en tres depende del distrito electoral que se tome en cuenta y el PO, PTS, MST, IS, que eventualmente formaran un Frente de Izquierda.

La dinámica económica

En este contexto, de partidos fraccionados, transcurren los dos primeros años del gobierno con baja inflación e ingreso de dólares por el blanqueo primero y el nuevo préstamo del FMI, que le permitiría al Banco Central acumular dólares, resolviendo temporalmente la falta de divisas.

En este sentido, la salida del cepo cambiario se produjo sin sobresaltos del dólar, con una devaluación que no impactó en los precios, por lo que, se renuevan las expectativas positivas en la labor del presidente Milei.

Expectativas en aumento por el último reporte económico del FMI que pronostica un crecimiento del 5% para este año y el apoyo del secretario del Tesoro de EEUU Scott Bessent, cuando afirmaba diciendo que "estaría disponible un fondo de estabilización cambiaria del tesoro ante algún shock externo que pusiera en peligro la recuperación de la economía argentina".

Luego, la nueva dinámica económica, se consolida con apertura parcial del cepo cambiario y tasas positivas en pesos, con la promoción de las importaciones, más la advertencia a los exportadores sobre el aumento de las retenciones a partir de junio. En un mundo que se cierra por la guerra de aranceles.

En una economía más abierta, con altas tasas de rentabilidad en sus bonos domésticos; la banca Morgan recomendó a sus inversores que compren letras del tesoro en pesos de plazo corto que pagan tasas de intereses por encima de la inflación prevista y en agosto, previo a las elecciones, vendan los pesos y compren dólares.

Demandas y ofertas

Entonces, las demandas de la sociedad de bajar la inflación están satisfechas, aunque estas se despliegan, con instituciones que funcionan de manera anómala, como lo es gobernar sin presupuesto y utilizar decretos para tomar nueva deuda externa, del cual no se conocían los términos y condiciones exigida por el FMI para conceder el empréstito.

La oferta electoral subraya: baja de inflación y consolidación del ahorro fiscal y viene acompañada de una disminución de la pobreza e indigencia, sueldos más bajos y desempleo en algunos sectores de la economía; con la promesa de mejorar la situación a partir de las reformas previsional, impositiva y laboral.

Ahora bien, como sabemos, por experiencia propia el "murmullo social" nos anuncia que hay dos grupos: aquellos en que priorizan la baja de la inflación, sin importarle a quienes se margina o se condena a sobrevivir con sueldos mínimos. El otro, que pretenden la baja de la inflación, pero equilibrando el ajuste para que el mayor peso lo soporten los favorecidos de este modelo. Estos colectivos sociales votaran en base a sus convicciones e intereses y dotarán de legitimidad a las decisiones futuras.

Entonces, para que las políticas públicas prosperen en la dirección que pretende el gobierno, se requieren dos condiciones:

Una, que exista un mecanismo de discusiones y acuerdos eficaces, es decir, que se cristalicen en el momento y oportunidad requerida. De lo contrario, la falta de negociación y la demora desnaturalizan la mejor intención política; un ejemplo de la falla de este mecanismo fue el rechazo de los dos pliegos para la corte, propuestos por el gobierno.

Dos, que la sociedad discrimine candidatos e ideas, es decir, cuáles son los dirigentes políticos con ideas propias y realizables, de otras que sólo contienen críticas.

Volver a las fuentes

Los acuerdos son la base de pactos políticos que se sostienen en el tiempo, sin ellos no habrá política económica ni reformas posibles. Luego, ante el fraccionamiento de los partidos políticos, la disputa por el poder en las próximas elecciones, la precariedad de las medidas económicas sustentadas en expectativas; debemos volver a las fuentes de la democracia política: pactar para respetar la Constitución.

Entonces, en los próximos meses se juega el futuro político del país y el de las medidas económicas emprendidas, por lo que, debemos tener en cuenta, por una parte, la guerra comercial que prefigura el nuevo orden mundial y la compulsa electoral en las provincias y la nación, donde se verificará quien lidera la derecha en Argentina.

La historia reciente

Decíamos de la importancia de las próximas elecciones, porque en una elección se definirán: el apoyo o no al gobierno y el liderazgo de Javier Milei en la derecha argentina.

La historia reciente nos enseña que los fenómenos políticos no son iguales, las circunstancias los hacen inigualables. En este sentido, comparar el contexto en el que se desarrollan las elecciones de 2025 y las de 1990 y 2001, nos permite afirmar que tiene parecidos, pero no son iguales y ¿cuál es la diferencia?

En 1990, radicales y peronistas representaban mayorías estables, con partidos políticos constituidos, realizaron un pacto político que sostuvo una red de acuerdos dotando de legitimidad política a las medidas económica luego de las elecciones de medio término, en medio de la aplicación de "la convertibilidad" de 1991 y a la Reforma de la Constitución Nacional de 1994.

En el año 2002, una de las principales acciones para sortear la crisis tras el estallido social del año anterior, fue la convocatoria realizada por la Programa de las naciones unidas para el desarrollo (PNUD) y la Iglesia Católica que lanzó la Mesa del Diálogo que reunió a distintos sectores con el objetivo de resolver la crisis política, que se resolvió con una red de acuerdos, convocatoria a elecciones e inicio de un nuevo ciclo político. En ambos acuerdos, la red de partidos políticos y dirigentes sociales construyeron una nueva legitimidad.

Hoy ¿Cuáles son los acuerdos mínimos de gobernabilidad? ¿Cuál es el espacio de diálogo entre partidos políticos y dirigentes sociales? ¿Cuáles son las prioridades sin un presupuesto aprobado?

La respuesta es que no hay diálogo, hay imposición de las medidas económicas y vocación de hegemonía política y exclusión del disidente. No hay una red de partidos políticos y dirigentes sociales que -con sus diferencias- reconozcan la legitimidad política del gobierno de tomar decisiones. Después de las elecciones, enfrentaremos los mismos desafíos: decisiones fuera de la constitución y críticas a políticos, periodistas y economistas.

Entonces, solo una red de acuerdos políticos permitirá superar las crisis internas y externas y hay ejemplos muy recientes. Me refiero a lo sucedido en el sepelio del Papa Francisco donde una imagen sobresalió. Fue la que se registró en el bautisterio de San Pedro, donde Trump presidente de EEUU y Selensky presidente de Ucrania sentados en dos sillones enfrentados, comenzaron a hablar y proyectaron una imagen de comunicación y diálogo que nos señala: nadie se salva sólo. Quizá es hora de empezar a imitarlos.

 

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