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Las vacunas salvan a la humanidad

Martes, 08 de julio de 2025 01:15
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Las pestes, las hambrunas y las catástrofes naturales mataron y diezmaron a millones de seres humanos desde los comienzos de la historia conocida.

El pensamiento mítico lo atribuyó a fuerzas ocultas, sobrenaturales, que enfermaban y llevaban a la muerte a las personas. Castigos divinos a los pueblos. Nada se sabía acerca de agentes productores de enfermedades y de la capacidad que tenían de propalar, contagiar y matar. Una vez descubiertos los microbios y los virus, la muerte masiva por contagio seguía acosando a la humanidad. Más tarde se creyó que los antibióticos curarían y evitarían la enfermedad, lo que no dio resultados.

Llegamos a la evidencia que el ser humano debe defenderse a sí mismo recurriendo a sus propias defensas inmunológicas inducidas por las vacunas.

Hace años ya que no hay más viruela en el mundo. Desde que Edward Jenner (1792) inyectó el virus al hombre que desarrollo inmunidad y comenzó a hacer retroceder a "la peste", la salud pública dio pasos formidables. El genio de Luis Pasteur terminó con el horror de la hidrofobia, y Albert Calmette y Camille Guérin, con la tuberculosis. Poco a poco, las epidemias dejaron de ser una condena.

Por eso, hoy, las campañas "antivacuna" intentan producir un suicidio colectivo. Quienes se niegan a vacunarse y vacunar a sus hijos se están exponiendo a la enfermedad y hasta la muerte a sí mismos y a quienes los rodean.

Es una conducta insensata en el siglo XXI. Una época en la que proliferan fantasías surgidas del escepticismo y la irracionalidad.

La vacunación y la inmunoterapia salvan vidas y protegen a la humanidad entera. Es responsabilidad de cada persona el cumplir con el calendario de vacunación. El que se niega a hacerlo, por la razón que sea, es un peligro para los demás. Y si lo hace desde una posición de poder, un déspota retrógrado.

 

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