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El gobierno apuesta a que un previsible triunfo del oficialismo en las urnas en octubre ayude a disipar consolidar la percepción de los mercados financieros sobre la sustentabilidad política de su programa económico, pero ese recorrido desde aquí hasta el 26 de octubre tiene como principal estación previa la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, cuyo cierre de listas patentizó cinco hechos altamente significativos, que trascienden la competencia electoral propiamente dicha.
Acuerdos significativos
El primero de estos cinco hechos es el acuerdo alcanzado entre Axel Kiciloff y Cristina Kirchner, con la participación de Sergio Massa, que ratificó la impotencia del gobernador bonaerense de diferenciarse de su antigua jefa, y - al mismo tiempo - la necesidad ineludible de la ex presidenta de pactar con su otrora fiel subordinado.
Este resultado, insatisfactorio para ambas partes en disputa, revela algo cualitativamente más relevante: la imposibilidad de formular un proyecto alternativo al gobierno de Javier Milei. El énfasis en la "resistencia" como línea política y en la consigna de "Cristina libre" como bandera de campaña señalan la ausencia de una visión de futuro y constituyen un presagio de una derrota del "kirchnerismo" que habrá de graficarse en las urnas.
El segundo hecho es el acuerdo, si así cabe llamarlo, alcanzado entre la Libertad Avanza, cuya representación estuvo a cargo de Sebastián Pareja, y el PRO, representado por Cristian Ritondo y Diego Santilli, cuyas características confirman la virtual absorción del segundo por el primero, una traslación adelantada por las encuestas que indica la transmutación de las huestes "amarillas" al color "violeta". Ese entendimiento super- estructural no puede opacar un fenómeno inédito: la vertiginosa irrupción, impulsada desde el poder, de una nueva fuerza política nacional con serias posibilidades de triunfo, no de carácter bonaerense sino abarcativa de todo el territorio nacional. Con las abismales diferencias del caso cabe consignar que la última vez que ocurrió algo semejante fue en 1946, con la fundación del Partido Peronista a partir de la constelación de fuerzas que en las elecciones de ese 24 de febrero habían respaldado la candidatura de Perón.
Esa nueva construcción política "desde arriba", férreamente coordinada por Karina Milei, puso de manifiesto la naturaleza imprescindible de las bases territoriales para la conformación una fuerza política organizada. De allí el notorio predominio en las listas de candidatos bonaerenses de La Libertad Avanza de personalidades y dirigentes provenientes de distintas extracciones partidarias por sobre las figuras emergentes de la utilización de las redes sociales como instrumento de acción política, un recurso de comunicación cada vez más indispensable pero que no puede sustituir el valor del contacto directo.
En ese sentido, y más allá del chismerío propio interno de cualquier gobierno, Karina Milei y Santiago Caputo son dos partes de un mismo dispositivo conducido por Milei, donde la función de la comunicación está en manos de Caputo pero la construcción política es responsabilidad exclusiva y excluyente de Karina.
Juego de poderes alternativos
El tercero de estos hechos significativos es la aparición de Somos Buenos Aires, una coalición heterogénea que expresa la convergencia de dirigentes que antes pertenecieron a Juntos por el Cambio y al "kirchnerismo", o sea de las dos fuerzas que se alternaron en el gobierno durante los veinte años previos al advenimiento de Milei, entre el 2003 y el 2023.
En este incipiente ensayo de armado de una nueva versión de la "tercera vía" tienen un papel predominante más de una veintena de intendentes municipales, la mayoría de ellos provenientes del radicalismo, algunos desprendidos del PRO y el intendente peronista de Tigre, Julio Zamora, que asoma en los hechos como el principal dirigente en la provincia de Buenos Aires del peronismo "no kirchnerista".
El cuarto hecho relevante surgido del resultado de las negociaciones que precedieron a la oficialización de las listas bonaerenses es el papel relevante desempeñado por los intendentes municipales. En este escenario inédito de una elección provincial desdoblada, donde no se elige gobernador sino sólo legisladores provinciales y concejales municipales, adquieren mayor importancia las peculiaridades de las ocho secciones electorales en que está dividida la provincia y la valoración de la gestión comunal en cada uno de los 135 municipios. Esa revalorización de la política territorial fue determinante en la discusión sobre la integración de todas las listas participantes en esta elección y está llamada a tener consecuencias en el futuro.
Por último, el quinto hecho significativo de este conflictivo y accidentado cierre de listas fue un producto de la creatividad política y consistió en la aparición del comisario Maximiliano Bondarenko como primer candidato a senador provincial de la Libertad Avanza en la Tercera Sección Electoral, último baluarte del "kirchnerismo" y única sección electoral en la que Fuerza Patria alberga fundadas expectativas de triunfo. El protagonismo de Bondarenko introduce de lleno la problemática de la seguridad ciudadana en la campaña bonaerense y coloca a la defensiva al gobierno de Kiciloff.
Pero la reacción de Kiciloff ante este desafío abrió una verdadera caja de Pandora. Porque el pase a retiro forzoso de veinticuatro comisarios de la policía bonaerense, acusados de conspirar con Bondarenko contra el gobierno provincial, traduce la existencia una crisis institucional en la fuerza armada que por su número de efectivos es hoy la más importante de la Argentina cuya proyección trasciende largamente la presente coyuntura electoral y se proyecta sobre la gobernabilidad del primer estado argentino.
Este creciente fortalecimiento de la dimensión factor territorial como un factor determinante del poder político, reflejada en el protagonismo de los intendentes municipales en las elecciones bonaerenses, tuvo estos días una expresión institucional con la declaración conjunta, titulada "Grito Federal", firmada por cinco gobernadores que suscribieron también un acuerdo para actuar coordinadamente en las próximas elecciones legislativas y plantear una nueva alternativa de gobierno para el 2027.
El documento, firmado por el gobernadores de Córdoba, Martín Llaryora (peronista), de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y de Jujuy, Carlos Sadir (radicales), de Chubut, Ignacio Torres (del PRO), y de Santa Cruz, Claudio Vidal, un dirigente sindical peronista que derrotó al "kirchnerismo" en su territorio de origen fue difundido tras un cónclave en el que participó también el ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, Su contenido revela el compromiso de sostener el equilibrio fiscal como una condición necesaria de la política económica pero acompañada con un modelo de desarrollo productivo.
La intención de estos gobernadores es conformar un bloque legislativo en ambas cámaras del Congreso, con una cantidad de bancas suficiente como para erigirse en el fiel de la balanza en las votaciones más cruciales. En este punto resulta casi obvia la convergencia política con el bloque que preside actualmente Miguel Ángel Pichetto y con diputados de un sector del radicalismo, del PRO y de otros movimientos provinciales.
En todos los casos, los gobernadores están obligados a focalizar su mirada en la política exterior, ante la necesidad de recurrir al crédito externo de fuentes privadas para financiar las obras de infraestructura indispensables para mejorar el nivel de competitividad de las economías locales, lo que exige consolidar el equilibrio de las cuentas públicas provinciales.
En las elecciones que se avecinan, el oficialismo triunfará a nivel nacional pero la mayoría de los gobernadores obtendrán mayoría en sus respectivos distritos. El "kirchnerismo" sellará su ocaso como alternativa de futuro. El gobierno de Milei aumentará su presencia parlamentaria y logrará el tercio necesario para evitar el rechazo a los vetos presidenciales, pero no obtendrá la mayoría suficiente como para gobernar sin acuerdos con sectores de la oposición.
La elección será entonces un hito fundamental en el proceso de reconfiguración del sistema político argentino, luego de un largo proceso de descomposición que alcanzó su punto culminante en noviembre de 2023 con el triunfo de Milei en la segunda vuelta.