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"Todo lo que dice Spagnuolo es mentira y lo vamos a llevar a la Justicia y vamos a probar que mintió", gritó Milei como toda respuesta -después de una semana-, sobre las grabaciones clandestinas que involucran a su hermana y a Eduardo "Lule" Menem en un presunto esquema de corrupción para la compra de medicamentos de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
La frase quizás pueda ser efectiva en términos políticos, pero ¿es verdad? ¿Acaso, ya fue presentada la denuncia correspondiente en la justicia? ¿Están seguros de poder probar que el funcionario mintió? Conseguir un bozal legal en forma de mamarracho jurídico y por medio de un juez que tiene nueve denuncias en su contra (cinco de ellas por acoso sexual) para evitar la difusión de los audios; definitivamente no es la manera.
Es cierto que la justicia deberá hacer malabarismos para evitar caer en la "trampa del árbol envenenado", principio legal que establece que toda evidencia obtenida como resultado directo o indirecto de una acción ilegal es inadmisible, aún incluso si la evidencia en sí misma no fue obtenida de manera ilegal. Pero, que una eventual intervención judicial sea desestimada, no probaría ni la inocencia del gobierno ni la mentira del funcionario. Y el bozal legal seguirá siendo una abominable e insostenible forma de censura previa.
Tampoco es posible hacer a un lado a esa semana de silencio ante el escándalo que sólo es entendible frente a la certeza de la aparición de nuevo material que pudiera contradecir cualquier respuesta oficial. El silencio los mostró desnudos y vulnerables.
"La opereta de esta semana no es nada más que otro ítem en la larga lista de artilugios de la casta; una nueva mentira", dijo Milei. Ya no sé quién es casta y quién no. Tampoco quién dice la verdad y quién no. No sé a quiénes se refieren cuando dicen "la casta tiene miedo"; si hablan de la "vieja casta" o de la nueva. Ambas parecen tener miedo.
"Lamentamos que los jueces tengan que estar perdiendo su tiempo con jugarretas de la política más rancia", dijo Milei. Ante una denuncia de corrupción gubernamental nadie pierde el tiempo. Si la denuncia se prueba falsa, el gobierno gana credibilidad y quien haya hecho la denuncia es castigado. Por el contrario, si la denuncia se prueba verdadera, se debe condenar a los responsables; caiga quien caiga. En ningún caso es una pérdida de tiempo.
Si no, con ese criterio, ¿no sería una pérdida de tiempo investigar la denuncia -esta vez del gobierno- sobre la supuesta red de espionaje internacional en la Casa Rosada? "Estamos frente a una de las operaciones de espionaje ilegal más peligrosas de la historia", dijo Patricia Bullrich; cada día más entregada a la hipérbole. Al mismo tiempo Sturzenegger dice: "la Justicia es el último refugio de la casta". Todo es contradictorio y confuso.
Luego de dos años de gobierno y a pesar de todos los gritos, los insultos y las hipérboles; no me queda claro si -en el mejor de los casos- no son más que un rejunte de fabulosos inútiles o si, por el contrario, son más de lo mismo de antes. En ambos casos, siguen fallándole a los "argentinos de bien"; esos a los que tanto dicen buscar defender. La verdad, a veces quiero gritar "dejen; no nos defiendan más".
Pero no quiero ensañarme con los "nuevos". Después de todo, llegaron al poder tras el bochorno de veinte años de tropelías kirchneristas. De ese mismo kirchnerismo que ahora se rasga las vestiduras y se muestra horrorizado ante las sospechas de corrupción. Me pregunto cómo le da la cara, por ejemplo, a Guillermo Moreno para decir: "el peronismo puede cuidar a Spagnuolo". ¿Como lo cuidaron al fiscal Nisman? El kirchnerismo jamás nos cuidó; no quieran hacernos creer que nos van a cuidar ahora.
Pero eso no quiere decir que fueron elegidos para imponer más violencia acusando a los otros de ser los violentos. Ni para insultar y denigrar a todos los que no piensen como ellos. Menos para restringir la libertad de expresión declamando libertad. Como tampoco fueron elegidos para apañar las barbaridades que dice el "Gordo Dan"; siempre en su propia escalada por decir una bestialidad más barbárica que la anterior.
Me da miedo pensar que, en menos de dos años de gobierno, tienen en su haber el escándalo de $LIBRA; las once valijas de Laura Belén Arrieta no controladas por Aduana; la tragedia del fentanilo con sus 96 muertos oficiales, las sospechas de vinculaciones con el narcotráfico y el evidente descontrol del ANMAT; las denuncias de Spagnuolo y los sobreprecios en el PAMI. Y me da más miedo otra cosa; algo que me cuesta más formular. Con este haber a la fecha, si gobernaran 20 años como los K, y por regla de tres simple; ¿serían mejores, peores o iguales que ellos? No lo sé. Lo habremos de averiguar.
Sí sé que no son "la última oportunidad" ni la "bala de plata", ni el "crucifijo de madera". Tampoco la "ristra de ajo". De Macri se dijo lo mismo. Y acá estamos; con una nueva "última-última" oportunidad. Sí sé que, a menos que -nosotros- levantemos la vara -con urgencia- y exijamos civilidad, institucionalidad, más democracia y mucho mejores candidatos; entonces quizás no merezcamos ninguna oportunidad. Como siempre y más que nunca, ojalá esté equivocado. Ojalá.