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Dos años después del crimen que sacudió al país, el femicidio de Cecilia Strzyzowski llegó finalmente a los tribunales. Este martes, en el Centro de Estudios Judiciales de Resistencia, se inició el juicio por jurado contra siete imputados, encabezados por el denominado clan Sena, acusado de haber planeado y ejecutado el asesinato de la joven en junio de 2023.
El proceso, que demandará 17 audiencias y prevé la declaración de más de 50 testigos, comenzó con la selección de los doce jurados populares que tendrán en sus manos la decisión final. Ellos escucharán las pruebas, los peritajes, los audios y los testimonios que reconstruyen una trama de violencia, manipulación y poder político.
El debate será supervisado por la jueza técnica Dolly Fernández, quien garantizará el cumplimiento del procedimiento, aunque el veredicto recaerá exclusivamente en los ciudadanos seleccionados para integrar el jurado.
Los acusados y las pruebas
Los principales imputados son César Sena, de 20 años, y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, conocidos dirigentes sociales chaqueños. Todos ellos están detenidos y acusados de homicidio triplemente agravado -por el vínculo, por haberse cometido en un contexto de violencia de género y con el concurso de dos o más personas-, un delito que prevé prisión perpetua.
Según la acusación fiscal, César habría asesinado a su esposa Cecilia el 2 de junio de 2023, en la casa familiar del barrio Santa María de Oro, y luego incinerado el cuerpo en un predio rural perteneciente a la familia, conocido como “la chanchería”. Aunque el cuerpo nunca fue hallado, los investigadores reunieron casi 400 pruebas entre rastros biológicos, objetos calcinados, mensajes, audios y registros de cámaras de seguridad.
Los otros cuatro acusados -Fabiana González, José Gustavo Obregón, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso- están señalados por encubrimiento agravado. La fiscalía sostiene que algunos de ellos limpiaron la vivienda, trasladaron pertenencias de la víctima y ocultaron evidencia en los días posteriores al crimen.
Una relación marcada por la violencia
Cecilia y César se habían conocido un año antes, a través de una aplicación de citas. Se casaron a los pocos meses, pero el vínculo pronto se volvió tóxico y controlante. La joven soñaba con irse del Chaco, conseguir un empleo y comenzar una nueva vida lejos de los conflictos familiares.
El 1° de junio, la pareja fue vista por última vez en un alojamiento de Resistencia. Al día siguiente, una cámara registró su llegada a la vivienda de los Sena. Ella bajó del auto con una valija. Fue su última imagen con vida.
De acuerdo a la hipótesis de los fiscales, fue golpeada y asfixiada en el interior de la casa. Sus suegros habrían colaborado en la eliminación de pruebas y en la coordinación del encubrimiento. Entre las evidencias figuran búsquedas en internet, mensajes de WhatsApp y rastros de limpieza con químicos detectados en el domicilio.
La voz de una madre que busca Justicia
Gloria Romero, la madre de Cecilia, viajó desde Buenos Aires para presenciar el inicio del juicio. Con custodia de Gendarmería, enfrentará las audiencias con una mezcla de dolor y esperanza. “Les diría a los jurados que miren a sus hijos y se imaginen lo que es no tener ni una respuesta. ¿Qué harían ellos en mi lugar?”, expresó antes del inicio del proceso.
Romero aseguró que no ve arrepentimiento en los acusados. “Hablan de persecución política. Hacen política desde la cárcel. No hay dolor, no hay empatía”, lamentó.
Pese a no haberse encontrado el cuerpo, la legislación argentina permite juzgar un homicidio cuando las pruebas son contundentes, y los fiscales creen que lo son. En este caso, sostienen que el femicidio de Cecilia fue planificado y ejecutado como un acto deliberado, con la complicidad de toda una estructura familiar y política.
Un juicio histórico
El caso Strzyzowski se transformó en un símbolo nacional contra la impunidad y la violencia de género. La expectativa en torno al veredicto es enorme: por primera vez en Chaco, un jurado popular deberá pronunciarse sobre un crimen sin cuerpo, pero con una montaña de pruebas.
Mientras tanto, Gloria Romero sigue sosteniendo su pedido:
“Solo quiero verdad y justicia. Que nadie más tenga que vivir el infierno que me tocó a mí.”