inicia sesión o regístrate.
Emanuel Jiménez, hoy de 28 años y residente en Buenos Aires, nunca imaginó que los recuerdos de su infancia serían tan difíciles de enfrentar. Después de años de vivir con miedo y silencio, el joven decidió hablar públicamente sobre los abusos sufridos cuando era niño y adolescente a manos de su abuela, la reconocida bailarina Marina Jiménez, recientemente condenada a 10 años de prisión por estos delitos.
En una entrevista, Emanuel compartió los detalles de su difícil camino hacia la denuncia y el alivio que siente al ver que finalmente la justicia se ha hecho presente. A pesar de que los hechos ocurrieron entre los 10 y los 17 años, su decisión de romper el silencio llegó recién en 2022, después de recibir apoyo de su círculo más cercano. “Hoy la vida me sonríe”, expresó y destacó el acompañamiento de su esposa, hijos, y amigos cercanos, que le dieron la fuerza necesaria para enfrentar un pasado doloroso.
En el relato, Emanuel remarcó el profundo sufrimiento que vivió al tener que ocultar la verdad por miedo y vergüenza. “Viví manipulado, amenazado. Me sentía muy mal conmigo mismo, hasta que un día decidí hablar”, confesó, añadiendo que el proceso no fue fácil. La noticia de la condena de su abuela lo tomó por sorpresa. Aunque la situación fue devastadora, Emanuel reconoció que fue un paso necesario para lograr sanar. “Hoy siento que empecé de cero”, señaló, visibilizando la importancia de compartir las experiencias de abuso para romper el ciclo de silencio y sufrimiento.
La decisión de salir adelante fue un proceso largo. Durante años, el joven vivió con el peso de un secreto que no podía contar. Fue un amigo de Salta, César Guantay, quien le dio el primer empujón para hablar. “No te quedes callado. Esto te va a enfermar”, le aconsejó, palabras que resonaron profundamente en su mente. Tras esa conversación, el joven comenzó a lidiar con su trauma, aunque nunca fue fácil. “No quería hablar con nadie, pero al final sentí que lo tenía que hacer”, expresó, destacando el impacto positivo de ser escuchado.
El hecho de que su abuela fuera una figura reconocida en Salta y en el mundo de la danza hizo más difícil todavía su decisión de hablar. “Era una persona con mucha trascendencia, en una Salta tradicionalista. Fue muy difícil, pero más difícil fue vivir con eso dentro”, indicó Emanuel. Su caso, además, se convirtió en un símbolo de valentía para otros que atraviesan situaciones similares. “Mi mensaje a las víctimas de abuso es claro: no se callen. Busquen ayuda. No permitan que el miedo las detenga”, afirmó con firmeza.
También compartió el doloroso proceso de enfrentar el rechazo familiar. “Mi abuelo me pidió que retirara la denuncia, y cuando le dije que no podía, lo bloqueé. Ninguno de los miembros de mi familia me apoyó”, reveló, destacando la soledad que sintió al tener que luchar contra la violencia en su propia familia. Sin embargo, el amor y el apoyo de su esposa e hijos, lo ayudaron a sanar y mirar al futuro con esperanza.
Aunque la sentencia ya ha sido dictada, Emanuel Jiménez sigue esperando que se cumpla el castigo sin apelaciones que reduzcan la pena. “Lo más importante para mí ya pasó. Se hizo justicia. Pero quiero que se cumpla la condena y que no haya sorpresas por buena conducta”, afirmó. La lucha de Emanuel no solo fue personal, sino también una batalla para que otras víctimas encuentren el valor de hablar y sanar.
En sus palabras finales, dejó un mensaje para quienes atraviesan situaciones similares: "No se queden callados. Esto sirve para que no haya más Emanuels, para que más personas se animen a denunciar y romper el silencio", concluyó con un tono de esperanza.
La valentía de Emanuel Jiménez está marcando un antes y un después en la lucha por la justicia en casos de abuso, inspirando a otros a seguir su ejemplo.
Fuente: Punto Uno